(La Gaceta/InfoCatólica) Desde el día de su bautismo, se llamó Magdi Cristiano Allam. La conversión –de cuya sinceridad nadie entonces dudó pero que fue especialmente ruidosa– no le salió mal a Allam: no solo su popularidad aumentó como la espuma en Italia y fuera de ella sino que además la democristiana Unión de Centro le ofreció un escaño en bandeja en la Eurocámara. Al cabo de poco tiempo dejó tirados a los democristianos –parece ser que no eran firmes en la defensa de los valores– pero no renunció a la cómoda y bien remunerada poltrona bruselense.
Ahora da un paso más: ha decidido abandonar la Iglesia católica, nada más y nada menos. Lo anuncia el vaticanista Marco Tosatti en un artículo publicado por La Stampa. Dos son los motivos que han llevado a Allam a renegar de lo que abrazó hace cinco años:
El primero, la «papolatría» que padecería la Iglesia a raíz de la elección de Francisco y que ha metido rápidamente a Benedicto XVI en el baúl de los recuerdos: según Allam, es la gota que ha colmado el vaso de una serie de dudas e incertidimbres que empezaba a albergar acerca de la Iglesia.
El segundo tiene que ver con una supuesta legitimación del Islam por parte de la Iglesia. Pero, como apunta Tosatti, por otra parte acreditado analista del Islam en clave cristiana, lo que hizo Benedicto XVI es «afirmar una unidad teológica con las demás confesiones cristianas, pero no con el resto».
De ahí que su conclusión sea demoledora: «Después de su conversión, Allam esperaba una Iglesia que proclamase la Cruzada. No lo hará Benedicto ni lo hará Francisco: tal vez una Iglesia que intenta convencer con la palabra en vez de empuñar las armas no corresponde al proyecto político de Magdi Allam....».