(Aleteia) Ofrecemos, por su interés, una traducción al español de la primera parte de una larga entrevista concedida por el cardenal al diario Folha de São Paulo, en el que habla sobre la elección del Papa Francisco y sus desafíos. Mañana publicamos la segunda parte.
- Usted fue invitado por el papa Francisco a estar a su lado en la primera aparición. ¿Cómo es la relación entre ustedes?
- Nos conocemos de muchas ocasiones, porque fui arzobispo de São Paulo, y él, arzobispo de Buenos Aires. Pero sobre todo fue en Aparecida (SP) donde estuvimos más tiempo trabajando juntos, en la 5ª Conferencia Latino-americana, en 2007. Allí estaba la comisión de redacción, la más importante porque allí se formulaba el documento para después ser votado. Él era el presidente, y yo uno de los miembros. Admiré mucho su sabiduría, serenidad, santidad divina, espiritualidad. Muy lúcido y muy pastoral, gran celo misionero, de querer que la iglesia sea más evangelizadora, más abierta.
- ¿Cómo fue la invitación al balcón?
Cuando se comenzó a organizar la procesión desde la Capilla Sixtina al balcón sobre la plaza, él llamó al cardenal Vallini, que hace las veces de obispo de Roma, el vicario de la ciudad, y me llamó también. Dijo: «D. Cláudio, venga usted también, esté conmigo en este momento». Dijo también: «Busque su birrete [sombrero eclesiástico]», informalmente. Fui allí a buscar mi birrete y estaba muy feliz....
Porque no es la costumbre, quienes van con él son los ceremonieros, nunca hay cardenales con el papa, ellos están en los demás balcones. Y el hecho de que él nos invitara acabó rompiendo un montón de rituales. Pero fue realmente, para mí, muy gratificante. Y también por el hecho de que haya escogido el nombre de Francisco. Yo soy franciscano, por lo que esto me afecta muy personalmente.
- ¿Cómo interpreta usted ese gesto?
Como un gesto personal de él, muy espontáneo, muy sencillo. No sé qué significados quería darle él. Yo digo que me quedé muy feliz, estaba allí con el primer papa llamado Francisco.
- El Papa rechazó la limusina, fue a pagar la cuenta del hotel....
Son gestos sencillos, pero que le muestran a él y cómo él ve las cosas. Mi maravilla es que estos gestos fueran comprendidos por el pueblo sencillo y por los medios de comunicación. Los medios también interpretaron espléndidamente, entendieron los mensajes que el papa quería decir.
- ¿Qué significa tener un papa de fuera de Europa después de más de mil años, y también que sea latino-americano?
Los demás papas que no fueron exactamente europeos venían de la región del Mediterráneo. En este sentido, era la Europa de la época, era una gran realidad geopolítica.
Pero el hecho de que hoy venga un papa de fuera de Europa tiene un significado muy grande porque muestra lo que la Iglesia siempre ha dicho: la Iglesia es universal, para la humanidad. No es para Europa.
Tener un papa es la mayor señal. Es el gesto de decir: el papa puede venir de cualquier parte del mundo.
También es importante que venga de una periferia pobre, emergente. Esto es una confirmación para todos los católicos de allí: «Tenemos un papa que viene de aquí».
Y no sólo para los católicos, también los países se sienten mucho más en pie de igualdad con los demás.
- San Francisco también es recordado por la misión de reformar la Iglesia como un todo. ¿La elección del nombre también tiene ese contexto?
Ciertamente, para el Papa, el nombre es todo ese programa. Hoy, la Iglesia necesita, de hecho, una reforma en todas sus estructuras. Organizar la vida de la iglesia, la Curia Romana, que tanto se ha hablado y que necesita urgente y estructuralmente ser reformada, eso no se discute entre nosotros. Pero una cosa es entender que hay que hacerlo, y otra cosa es hacerlo.
Será una obra gigantesca. No porque sea una estructura gigantesca, sino por un mundo de dificultades que hay dentro de una estructura como esa, que fue creciendo en los últimos siglos.
Alguien dijo ya que la elección del nombre Francisco ya es una encíclica [mensaje del papa a la Iglesia], no necesita ni escribirle. Esto es muy bonito, y muy prometedor.
- ¿En qué sentido la reforma es necesaria?
No es sólo de la Curia, son muchas otras cosas: nuestra forma de hacer misa, de hacer evangelización, esa nueva evangelización precisa nuevos métodos. El papa habló en el encuentro con los cardenales sobre nuevos métodos, necesitamos encontrar nuevos métodos.
Pero se habló sobre todo de la Curia Romana, que precisa ser reformada estructuralmente. Es muy grande, pero esto necesita un estudio, la gente no tiene muchas coordenadas.
Muchos dicen que es demasiado grande, que se hizo un retoque aquí, un retoque allá, más una sala aquí, más una comisión allá, esta aquí no tiene suficiente prestigio.... Todas esas cosas que pasan en una estructura así.
La Iglesia ya no funciona. Toda esa cuestión que pasó últimamente muestra que no funciona. Y después, una vez hecho ese nuevo diseño, hay que encontrar a las personas adecuadas para ocupar esos cargos, esos servicios.