(Fides) Los dos casos señalados a la Agencia Fides por la comunidad cristiana en Pakistán, llaman de nuevo la atención sobre la precaria situación de las minorías cristianas que viven en el país.
El chico de 15 años de edad, Ryan Stanton (también identificado en la comunidad como Ryan Brian Patras) fue acusado de haber enviado un mensaje de texto blasfemo contra el Profeta Mahoma a algunos compañeros musulmanes. Por esta razón, en octubre de 2012, su domicilio en el barrio de Gulshan-e-Iqbal, área burguesa de la metrópoli de Karachi, en el sur de Pakistán, fue saqueada e incendiada por musulmanes radicales.
El chico y su familia escaparon al ataque de milagro y han vivido varios meses en la clandestinidad. Ahora la ONG «Rescue Christians» ha logrado transferir a Ryan con toda su familia al extranjero, donde comenzará una nueva vida. El muchacho explicó que algunos de sus compañeros musulmanes utilizaron su teléfono móvil, enviando mensajes de texto blasfemo para inculparlo.
Otro caso, el de Rafia Mansha, una chica cristiana hija de jornaleros agrícolas de Punjab, fue secuestrada en diciembre de 2012 por dos musulmanes y luego obligada a convertirse y a casarse con el musulmán Muhammad Imran. La familia pidió ayuda a la ONG LEAD («Legal Evangelical Association Development»), que recurrió ante el Tribunal de Pattoki.
Rafia declaró ante el tribunal que había sido secuestrada y que había sufrido el matrimonio y la conversión forzada. A pesar de la oposición de la parte musulmana, la Corte declaró la nulidad del matrimonio y restituyó a Rafia a su familia. La familia de Rafia también ha presentado una denuncia por «secuestro», exigiendo que los culpables sean castigados. Una fuente de Fides señala que «este caso debe servir de ejemplo». En Pakistán, de hecho, en los últimos años se producen alrededor de 1.000 casos al año de chicas hindúes y cristianas secuestradas por musulmanes, y obligadas a matrimonios forzados y a la conversión.