(Efe) A principios del año pasado, una investigación de una comisión parlamentaria concluyó que once de los quince obispos del supremo clero de Bulgaria trabajaron para los servicios secretos comunistas (Darzhavna Sigurnost), entre ellos, Neofit.
La comisión precisó que esos once miembros de la actual jefatura eclesiástica colaboraron con el departamento de la policía secreta responsable de la «oposición y lucha contra la diversidad política».
No obstante, los documentos revelados por la comisión indican que la propia policía secreta consideró a Neofit como «inepto» y «deshonesto» para ser un agente -señal de que no colaboraba como pretendían- y lo destituyó meses antes de la caída del régimen en 1989.