(Arzobispado de Lima/InfoCatólica) “Dios ha querido contar con nuestra participación (de los cardenales en el cónclave), hay una acción divina en el alma de cada uno de los electores, que podemos decir sí o no y podemos entenderla o no. Pero hay una acción prometida, definitiva: Yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos, no prevalecerán sobre mi Iglesia. Así nos lo dice el momento del Cónclave: Votas por quien tú crees que Dios quiere hoy para su Iglesia. Es muy serio el hecho que tú seas el instrumento humano de la voluntad de Dios. No es solo un honor sino toda una responsabilidad”, mencionó.
“Dicen los periódicos que se han filtrado cosas y dicen que son de unos papeles, pero estamos hace tiempo en ese mundo de hoy con esa enorme dificultad, por un lado el gran valor de la comunicación, por otro lado el gran desafío de la responsabilidad en la comunicación. Depende de nuestro criterio si le damos credibilidad”, continuó.
Habló también sobre el don más grande que Dios le ha brindado al ser humano, que es la libertad. “En lo natural, lo más grande que ha podido hacer Dios es que cada persona libremente sea dueña de sus actos. Y esa libertad ha sido el gran tesoro que los movimientos políticos, culturales, filosóficos, a lo largo de toda la historia de la humanidad han tratado de apropiarse”.
Señaló que este regalo divino puede caer en los excesos de dos extremos que son la libertad individualista, absoluta, en la que cada uno es dueño y señor de todo; y la libertad con tendencia al colectivismo, que no es tuya sino del Estado, quien te la va prestando y dando permiso.
“Entre esos dos elementos del individualismo y del colectivismo viene la Iglesia y te habla de una libertad responsable, de una libertad en la que haya un principio de participación, de subsidiaridad y de solidaridad”, expresó.
Manifestó que si decimos la verdad y actuamos en la verdad estaremos respetando y promoviendo la libertad, ya que ambas mantienen una estrecha relación, la cual se está perdiendo en los tiempos actuales y que se aleja de lo que Cristo quiere para nosotros.
“Esta separación tan grande que en el mundo de hoy se ha hecho entre libertad y verdad le ha hecho un daño muy grande al ser humano, a la familia, a la educación. Si la verdad va por un lado y la libertad por otro, entonces ocurre que yo puedo dedicarme a denigrar a los demás, a criticar a la Iglesia y al Papa y a quien yo quiera y no me interesa si es verdad. Esto es un daño demasiado grande para tolerarlo”, reflexionó.
“Creo que estamos en esa coyuntura hoy cuando vemos que el mundo se tambalea. La civilización actual, tan exitosa en medios materiales, está en un hambre espiritual absoluta. La gente quiere amor, comprensión, amistad, lealtad, tranquilidad, serenidad”, dijo.
En otro momento, se refirió respecto al tema de la no renovación del permiso a los profesores de la ex PUCP para que dicten el curso de Teología en dicha institución.
“Está claro que la decisión que he tomado fue de acuerdo a todas las normas canónicas y ejerciendo el derecho que tengo, no solo aquí sino en la ley universal. No les he renovado la licencia canónica a los profesores de teología porque la Universidad permanece rebelde a una indicación expresa que emanó directamente del Santo Padre a través de un decreto de Secretario de Estado”, afirmó.
“Ha sido una medida disciplinar, no una medida doctrinal. Pidamos a Dios porque nada es eterno en este mundo. Es una pena y al mismo tiempo es un desafío. En la Iglesia hay que procurar vivir en esa unidad, esa libertad tiene unas normas establecidas, no se pierde la autonomía, no se pierde nada, pero se mantiene esa fidelidad a lo que es la naturaleza católica de esta Universidad”, prosiguió.
Finalmente, pidió a los fieles que dirijan sus oraciones al Papa Benedicto XVI y a todos los cardenales.