(Efe) A principios del año pasado, una investigación de una comisión parlamentaria concluyó que once de los quince obispos del supremo clero trabajaron para los servicios secretos comunistas (Darzhavna Sigurnost) y tanto Galaktion como Neofit están en la lista de los implicados.
La comisión, creada en 2007 para investigar y revelar los archivos de la Darzhavna Sigurnost, precisó que esos once miembros de la actual jefatura eclesiástica colaboraron con el departamento de la policía secreta responsable de la «oposición y lucha contra la diversidad política». Según confirmaron a Efe fuentes de la comisión, Galaktion era el más activo en el espionaje, si bien sus informes a la policía fueron destruidos en vísperas de la caída del comunismo.
Pero la posibilidad de que un ex agente comunista se convierta en el patriarca de la Iglesia mayoritaria búlgara no parece inquietar a la población en estos momentos de grave crisis política y económica. La teóloga Konstantin Sabchev comentó a Efe que, en tal caso, la imagen de la Iglesia no sufrirá.
«En primer lugar porque a los creyentes esta cuestión simplemente no les interesa y no les importa la personalidad del futuro patriarca» y también porque «la población recuerda cuán difícil era vivir durante esos 45 años de régimen comunista y no obedecer a la Darzhavna Sigurnost. Así era la época», señaló Sabchev.