(ACI/InfoCatólica*) Seguidamente el Arzobispo resaltó como el Obispo, como "sucesor de los Apóstoles, siente la extraordinaria desproporción entre lo que se le pide como Vicario de Cristo para sus fieles y lo que él puede dar. Se trata de representar a Cristo como padre y pastor, a quien debe seguir como discípulo por Él llamado".
Por ello, continuó, "os pido, hermanos, que comencéis ya a orar por mí, para que sea buen obispo, al frente de esa porción del Pueblo de Dios que es la Iglesia de Toledo, con la inestimable colaboración de los sacerdotes".
"Pedid a Jesucristo por mí; también a la Madre del Señor y a los grandes santos y santas toledanos. Me viene a la memoria San Ildefonso, tan preclaro como guía de su pueblo, cuando la Liturgia de la Iglesia en España era celebrada en el venerable rito Hispano, que, gracias a Dios sigue vivo en Toledo, donde recibió el sobrenombre de Mozárabe: es un servicio inestimable a nuestro pueblo. Se agolpan también en mi memoria tantos venerables pastores toledanos; pienso ahora en el Venerable Cardenal Sancha, que pronto será beatificado".
Tras agradecer a algunos obispos amigos suyos, el Prelado subraya que "no os olvido a vosotros, hermanos toledanos, sacerdotes, religiosos, consagrados, fieles laicos. Juntos –así lo pido al Señor– vamos a comenzar esta aventura sorprendente de caminar en la tarea eclesial, de una Iglesia que está en marcha con vitalidad sorprendente".
"No olvidéis que la Iglesia es un misterio que nos desborda, pero también es una realidad visible y muy concreta que formamos todos en Jesucristo: Él no tiene sucesor; sin el Resucitado no hay Iglesia. Por eso cautiva que en cada Iglesia particular o Diócesis acontezca la Iglesia de Dios, una, santa, católica y apostólica. ¡He aquí lo que posibilita vivir en cada momento la vida de la Iglesia: la infinita belleza del Cristo total, su Presencia salvadora!"
Seguidamente el Arzobispo manifestó que "lo importante no es lo que yo ahora pudiera prometeros; lo decisivo es que soy consciente de que tengo que mostraros a Cristo, y que no me importa lo vuestro, sino vuestras personas, todas y cada una. Quiero ser para todos, sacerdotes y fieles; quiero formar parte de vosotros, de modo sencillo".
El amor de Cristo, dijo luego, "os impulsa a evangelizar, a cuidar de los más débiles, de cuantos están sufriendo y dan rostro a Cristo pobre y Siervo. Os pido, hermanos, sobre todo a los presbíteros, que me ayudéis a serviros bien, a realizar el 'servicio del amor' que Cristo ha traído".
Finalmente el Prelado saludó también a las autoridades civiles de Toledo y resaltó la "importancia que tiene la Iglesia Católica en el dinamismo de la sociedad toledana; es una importancia que le viene de la historia de nuestra patria, pero también de lo que hoy la Iglesia hace y sirve en orden a un mundo más humano, más justo y más verdadero".