(Pablo J. Ginés/La Razón) Lo ha anunciado el ministro federal de para las minorías, Shahbaz Bhatti, coincidiendo con la Semana Santa, durante la que se abarrotan las iglesias de Lahore, Karachi y Faisalabad, explica AsiaNews. «Mucha gente no viene a la iglesia con regularidad pero sí en estas ocasiones especiales, para expresar que no se han olvidado de Dios», declara Arthur Charles, vicario general de la diócesis de Karchi, después de una Misa Crismal con la catedral a rebosar.
El vicario general de la archidiócesis de Lahore, Andrew Nisari, destaca la participación de los jóvenes: «Limpian el templo, se encargan de tareas de seguridad, ayudan a la gente, son visibles en todos los asuntos de la diócesis». Cada año, muchos participan en una representación musical de la Pasión, el «Shaam-e-Calvary» («víspera en el Calvario»), muy apreciada en Lahore.
Además, durante los días de Cuaresma, Semana Santa y Pascua se intensifican las visitas a prisiones y enfermos. El padre Iftikhar Moon, de Warispura, cerca de Faisalabad, acude a la cárcel a cantar himnos con los presos, confesar, escucharles y llevar comida a más de cien presos. El ministro Shahbaz Bhatti asegura que pronto las mayores prisiones del país contarán con un espacio de oración para los internos no musulmanes. El ejemplo de apertura a las minorías de Pakistán parece estar inspirando a Bangladesh (el antiguo Pakistán Oriental). El único diputado cristiano del país, Promod Mankin, ha presentado una propuesta al Parlamento y al Ministerio de Asuntos Religiosos, para que la Pascua sea declarada fiesta nacional. «La primera ministra Sheikh Hasina me ha asegurado que estudiará la cuestión cuidadosamente, y creo que el Gobierno pronto anunciará la Pascua como fiesta pública», declara el diputado cristiano.
En 2001 un grupo terrorista puso una bomba en la ciudad de Bainachor, mató a diez feligreses y dejó heridos a otros 70. Sin embargo, el cristianismo crece en este país, donde los musulmanes son un 85 por ciento y los hindúes un 12 por ciento. El arzobispo de Dakha, Paulinus Costa, calcula que en diez años ha bautizado a unos 30.000 fieles, y en el país hay 141 seminaristas, signos de una iglesia en expansión.