(F. C. García/La Vanguardia) El problema, según el sacerdote "es que la Iglesia no es un monumento protegido y "debe ser la parroquia quien sufrague los gastos de mantenimiento y restauración". El coste de reparación, sobre todo de la fachada cuyo remozado se cae a trozos, asciende a 100.000 euros.
Los parroquianos lo han intentado todo. Empezaron pidiendo la colaboración de los vecinos a través de una campaña de buzoneo, pero la aportación, en un pueblo de 6.000 habitantes, fue insuficiente. A continuación "enviamos cartas a las empresas de los polígonos industriales" pero la situación económica de la mayoría no está para acciones solidarias, de 400 sólo respondieron 20.
Un tenderete en la capilla
La idea de montar un puesto de venta en una capilla lateral de la iglesia surgió cuando una de las industrias les sugirió que aceptaran la donación de cosméticos y artículos de perfumería. Desde entonces la venta ha tenido tanto éxito que los fieles de Lliçà de Vall "vienen a misa a comprar el champú". Los productos de marcas prestigiosas que venden en el templo parroquial "no entran en competencia con los comercios locales" de lo contrario, asegura el párroco "no los venderíamos".
Hasta el momento los fondos obtenidos ascienden casi a la mitad del coste de restauración. Un termómetro dibujado en un mural del altar lateral indica que ya se han recaudado 47.000 euros, la mayoría procedentes de donaciones particulares. La venta en el interior de la iglesia no es la única fórmula imaginativa que han ideado en Lliçà de Vall. Una subasta de cuadros del fondo de concursos de pintura cedidos por el consistorio y tómbolas y sorteos de otros productos procedentes de donaciones o la instalación de lonas publicitarias son otras de las iniciativas proyectadas.
"Para las parroquias mantener las iglesias es un lastre económico" afirma el mosén y más en una época donde "hemos notado un descenso en las limosnas" aunque matiza que "también ha descendido el número de fieles". Aún así, Valentí Alonso, se muestra esperanzado en revitalizar su parroquia ya que últimamente "se ha invertido la tendencia". En Lliçà "hemos tenido 30 defunciones y 120 bautizos".