(Panodigital/InfoCatólica*) Reproducimos por su interés el contenido íntegro de la carta:
Con respecto al artículo titulado " Dalla parte della bambina brasiliana" y publicado en L'Osservatore Romano el día 15 de marzo, nosotros. los abajo firmantes, declaramos:
1. El hecho no sucedió en Recife, como dice el artículo, sino en la ciudad de Alagoinha, (Diócesis de Pesqueira).
2. Todos nosotros -comenzando por el párroco de Alagoinha (abajo firmante) - tratamos a la niña grávida y a su familia con toda caridad y dulzura. El Párroco, ejerciendo su solicitud pastoral, al conocer la noticia en su residencia, se dirigió de inmediato a la casa de la familia, donde se reunió con la niña para prestarle su apoyo y acompañamiento durante la grave y difícil situación en que la niña se encontraba. Y esta actitud se repitió durante todos los días, desde Alagoinha a Recife, donde sucedió el triste hecho de aborto de dos inocentes. Por lo tanto, resulta evidente e inequívoco que nadie pensó en primer lugar en una "excomunión". Usamos todos los medios a nuestro alcance para para evitar el aborto y así salvar TRES vidas. El Párroco acompañó personalmente al Consejo Tutelar de la ciudad en todas las iniciativas que tuviesen como objetivo el bien de la niña y de sus dos hijos. En el hospital, con visitas diarias, demostró actitudes de cariño y atención que daban a entender tanto a la niña como a su madre que no estaban solas, sino que la Iglesia, allí representada por el párroco local, les garantizaba la asistencia necesaria y la certeza de que todo sería hecho para el bien de la niña y para salvar a sus dos hijos.
3. Después de que la niña fue transferida a un hospital de la ciudad de Recife, intentamos todos los medios legales para evitar el aborto. La Iglesia jamás omitió estar presente en el hospital. El Pàrroco realizó visitas diarias al hospital, desplazándose de su ciudad que dista 230 km de Recife, sin medir esfuerzos alguno para que tanto la niña como la madre se sintiesen en presencia de Jesús el Buen Pastor que va al encuentro de la ovejas que más precisan de su atención. De suerte tal que el caso fue tratado con toda la atención debida por parte de la Iglesia y no "a la ligera", como dice el artículo.
4. No estamos de acuerdo con lo afirmado respecto a que "la decisión es ardua... para la propia ley moral". Nuestra Santa Iglesia mantiene la proclamación de la ley moral de un modo clarísimo: nunca es lícito eliminar la vida de un inocente para salvar otra vida. Los hechos objetivos son estos: hay médicos que declaran explícitamente que practican y continuarán practicando el aborto, en tanto otros, con la misma firmeza declaran que jamás practicarán el aborto. He aquí la declaración de un médico católico brasileño: "(...) Como médico obstetra durante 50 años, formado por la Facultad Nacional de Medicina de la Universidad del Brasil, y como ex jefe de Clínica Obstétrica del Hospital de Andaraí, donde serví 35 años hasta mi retiro para dedicarme al Diaconado, he tenido que realizar 4524 (cuatro mil quinientos veinticuatro) partos, muchos a menores de edad, y nunca precisé de recurrir a un aborto para "salvar vidas", así como todos mis colegas íntegros y honestos en su profesión y fieles a su juramento hipocrático" (...).
5. Es falsa la afirmación de que el hecho fue divulgado en los periódicos solamente porque el Arzobispo de Olinda y Recife se apresuró a declarar la excomunión. Basta ver que el caso se hizo público en Alagoinha el miércoles, día 25 de febrero y el Arzobispo se pronunció en la prensa el día 3 de marzo y el aborto se concretó el día 4 de marzo. Sería demasiado imaginar que la prensa brasileña, ante un acto de tal gravedad lo mantenga silenciado por un intervalo de seis días. Siendo así, la noticia de la niña ("Carmen") grávida ya había sido divulgada en los periódicos antes de la consumación del aborto. Solamente después de eso, interrogado por los periodistas, el día 3 de marzo (martes), el Arzobispo mencionó el canon 1398. Estamos convencidos de la divulgación de esta pena medicinal (la excomunión) hará bien a muchos católicos, induciéndolos a evitar este pecado gravísimo. El silencio de la Iglesia sería muy perjudicial, sobre todo al constatarse que en mundo entero están ocurriendo cincuenta millones de abortos cada año y solo en Brasil un millón de vidas inocentes son segadas. El silencio puede ser interpretado como una connivencia o complicidad. Si algún médico tienen "conciencia perpleja" antes de practicar un aborto (lo que parece extremadamente improbable) si él es católico y desea observar la ley de Dios debe consultar con un director espiritual.
6. El artículo es, en otras palabras, una afrenta directa a la defensa de la vida de tres criaturas vehementemente realizada por Don José Cardoso Sobrinho y demuestra que, en lo que se refiere al autor, no tiene ni los fundamentos ni las informaciones necesarias para hablar sobre el asunto, por total desconocimiento de los detalles del hecho. El texto puede ser interpretado como una apología del aborto, en contradicción con el Magisterio de la Iglesia. Los médicos abortistas no estuvieron en la encrucijada moral que menciona el texto, por el contrario, ellos practicaron el aborto con plena conciencia y en coherencia con lo que creen y lo que enseñan. El hospital que realizó el aborto en la niña es uno de los dos que siempre realizan este procedimiento en nuestro Estado, bajo pretexto de "legalidad". Los médicos que actuaron como verdugos de los gemelos declararon y continúan declarando a los medios nacionales que hicieron lo que ya están acostumbrados a hacer "con mucho orgullo". Uno de ellos, inclusive, declaró que: "Ya fuì, entonces, excomulgado varias veces".
7. El autor se arrogó el derecho de hablar sobre lo que no conocía, y lo que es peor, sin siquiera tomarse el trabajo de conversar previamente con su hermano en el episcopado y por esa actitud imprudente, está causando un verdadero estrago entre los fieles católicos de Brasil que terminan creyendo que Don José Cardoso Sobrinho se ha precipitado en sus pronunciamientos. Al revés, en lugar de consultar con su hermano en el episcopado, prefirió confiar en nuestra prensa declaradamente anticlerical.
Recife-PE, 16 de marzo de 2009
P. Edson Rodrigues (Párroco de Alagoinha-PE - Diocesis de Pesqueira)
Mons. Edvaldo Bezerra da Silva (Vicario Generaal - Archidiocesis de Olinda y Recife)
P. Moisés Ferreira de Lima (Rector del Seminario Archidiocesano)
Dr. Márcio Miranda (Abogado de la Archidiocesis de Olinda y Recife)