(Zenit/InfoCatólica*) "Nuestro mundo es complejo —afirma—. Pensemos en el mundo económico, que ahora es llamado global: los pecados en este mundo económico y global son diferentes en su complejidad y profundidad con respecto al pasado".
"Por ejemplo —añade—, esta crisis económica está arraigada en la falta de respeto, por parte de los líderes del mundo, por las demás personas. Los banqueros deben asumirse responsabilidades morales y pedir de Dios el perdón de estos pecados complejos".
Según el cardenal, "es importante descubrir la dimensión teológica y pastoral del pecado", que "no es una ofensa contra la ley, sino que ante todo es una ofensa contra una persona, una persona divina, contra la Trinidad de Dios y contra las personas humanas. Es importante para nosotros, ministros ordenados, redescubrir la fe cuando indicamos que Jesucristo es el Salvador, el Redentor de nuestros pecados".
Este tribunal de la Santa Sede nació en el siglo XII, con la tarea fundamental de recibir la confesión de los pecados, en nombre del Papa, que sólo podían ser perdonados directamente por él dada su gravedad, o para conceder dispensas y gracias reservadas al Sumo Pontífice.
La constitución apostólica "Pastor Bonus" que rige a la Curia Romana, publicada por Juan Pablo II, confirma que la competencia del Tribunal de la Penitenciaría comprende todo lo que se refiere al fuero interno (las cuestiones de conciencia), así como todo lo que corresponde a las indulgencias.