(ACI/InfoCatólica*) Al dirigirse a los presentes que han tratado en la reunión el tema "La situación actual de la formación sacerdotal en los seminarios", el Santo Padre recordó que "para todos nosotros, el seminario fue un tiempo decisivo de discernimiento y preparación. Allí, en diálogo profundo con Cristo, se fue fortaleciendo nuestro deseo de enraizarnos hondamente en Él".
"En aquellos años, aprendimos a sentirnos en la Iglesia como en nuestra propia casa, acompañados de María, la Madre de Jesús y amantísima Madre nuestra, obediente siempre a la voluntad de Dios. Por eso me complace que esta Asamblea Plenaria haya dedicado su atención a la situación actual de los Seminarios en Latinoamérica", continuó
Al precisar luego que para "lograr presbíteros según el corazón de Cristo", Benedicto XVI indicó que "se ha de poner la confianza en la acción del Espíritu Santo, más que en estrategias y cálculos humanos, y pedir con gran fe al Señor, 'Dueño de la mies', que envíe numerosas y santas vocaciones al sacerdocio, uniendo siempre a esta súplica el afecto y la cercanía a quienes están en el seminario con vistas a las sagradas órdenes".
Por otro lado, prosiguió, "la necesidad de sacerdotes para afrontar los retos del mundo de hoy, no debe inducir al abandono de un esmerado discernimiento de los candidatos, ni a descuidar las exigencias necesarias, incluso rigurosas, para que su proceso formativo ayude a hacer de ellos sacerdotes ejemplares".
Seguidamente el Papa explicó que "hoy más que nunca, es preciso que los seminaristas, con recta intención y al margen de cualquier otro interés, aspiren al sacerdocio movidos únicamente por la voluntad de ser auténticos discípulos y misioneros de Jesucristo que, en comunión con sus Obispos, lo hagan presente con su ministerio y su testimonio de vida".
Para ello, precisó, "es de suma importancia que se cuide atentamente su formación humana, espiritual, intelectual y pastoral, así como la adecuada elección de sus formadores y profesores, que han de distinguirse por su capacitación académica, su espíritu sacerdotal y su fidelidad a la Iglesia, de modo que sepan inculcar en los jóvenes lo que el Pueblo de Dios necesita y espera de sus pastores.
Finalmente el Papa encomendó "al amparo maternal de la Santísima Virgen María las iniciativas de esta Asamblea Plenaria, suplicándole que acompañe a quienes se preparan para el ministerio sacerdotal en su caminar tras las huellas de su divino Hijo, Jesucristo, nuestro Redentor. Con estos sentimientos, les imparto con afecto la Bendición Apostólica".