(Zenit/InfoCatólica*) Uno de los hallazgos es el de una intervención del arzobispo Pacelli, entonces nuncio apostólico en Baviera, fechada en 1917, a través del Gobierno alemán, para pedir que los judíos de Palestina fueran protegidos ante el Imperio Otomano de Turquía.
El doctor Hesemann muestra también que en 1917, el futuro Pío XII utilizó su personal influencia para que el entonces representante de la Organización Sionista Mundial, Nachum Sokolov, fuese recibido personalmente por Benedicto XV para hablar sobre una patria judía en Palestina.
En 1926, monseñor Pacelli animó a los católicos alemanes a apoyar el Comité Pro Palestina, que apoyaba los asentamientos judíos en Tierra Santa.
Estos descubrimientos se unen a las pruebas aportadas por el propio presidente de la PTWF, Gary Krupp, quien el el congreso sobre Pío XII celebrado en septiembre de 2008 en Roma, presentó más de 300 páginas de documentos originales, que contienen detalles de cómo se llevó a cabo la orden del Papa, durante la guerra, de esconder a los judíos en Roma.
Estos documentos, que pueden descargarse en la página web de la fundación, recoge entre otros un manuscrito de una monja, fechado en 1943, que detalla las instrucciones recibidas del Papa, así como una lista de judíos protegidos.
Otro de los documentos aportados es un informe del US Foreign Service, del cónsul americano en Colonia, quien informa sobre el “nuevo Papa” en 1939. El diplomático se muestra sorprendido por la “extrema aversión” de Pacelli hacia Hitler y el régimen nazi, y su apoyo a los obispos alemanes en su oposición al nacionalsocialismo, aún al coste de la supresión de las Juventudes Católicas alemanas.
También se aporta un documento de 1938, firmado por el entonces Secretario de Estado Eugenio Pacelli, en el que se opone al proyecto de ley polaco de declarar ilegal el sacrificio kosher, al entender que esta ley “supondría una grave persecución contra el pueblo judío”.
Ya como Papa, durante la guerra, Pío XII escribió un telegrama al entonces regente de Hungría, almirante Miklós Horthy, para que evitara la deportación de los judíos y éste accedió, lo que se estima que salvó unas 80.000 vidas. Al Gobierno brasileño le pidió que aceptara a 3.000 “no arios”.
Otro de los documentos que aporta la PTWF es una entrevista a monseñor Giovanni Ferrofino, secretario del nuncio en Haití, monseñor Maurilio Silvani. El prelado afirma que dos veces al año recibía telegramas cifrados de parte de Pío XII que remitía al general Trujillo, presidente de la República Dominicana, para pedirle en nombre del Papa 800 visados para los judíos, con lo que se estima que al menos 11.000 judíos fueron salvados por esta vía.
También se aportan pruebas de que el Vaticano falsificó secretamente partidas de bautismo para permitir a muchos judíos emigrar como “católicos”.
Un descubrimiento personal
El empeño de la PWTF obedece a la propia determinación de su presidente, Gary Krupp, judío americano, quien reconoce que creció “despreciando a Pío XII”, hasta que leyó el libro de Dan Kurzman A Special Mission: Hitler's Secret Plot to Seize the Vatican and Kidnap Pope Pius the XII. En él se recoge el testimonio del general Karl Wolff, quien detalla el plan de Hitler de asaltar el Vaticano y raptar al Papa Pío XII. Se sabe que había espías en el Vaticano, y francotiradores alemanes a menos de 200 yardas de las ventanas papales.
La misma restricción de las declaraciones públicas del Papa, que ha sido fuente de críticas contra él, se explica por el aumento de los castigos en los campos de concentración, atestiguado por ex prisioneros, cada vez que hablaban altos cargos eclesiásticos contra el régimen nazi.
Otro descubrimiento que hizo a Krupp cambiar de sentimientos, según sus propias declaraciones, fue la prueba de que “El Vicario”, la famosa obra del comunista alemán Rolf Hochhuth, se apoyó en documentos vaticanos manipulados, como parte de un complot secreto del KGB para desacreditar a la Santa Sede. Esta información fue revelada por el Teniente General Ion Mihai Pacepa, el agente de KGB de más alto rango que haya desertado alguna vez.
Gary Krupp asegurá estar “sorprendido al buscar personalmente en artículos del NY Times y del Palestine Post entre 1939 y 1958. No pude encontrar ni un solo artículo negativo sobre Pío XII”.
La clarificación de la figura de Pío XII fue asumida cono objetivo por la PWTF de cara a “eliminar un obstáculo, que afecta a un billón de personas” para el entendimiento entre judíos y católicos. “En interés de la justicia, los judíos debemos ser conscientes de los esfuerzos de un hombre, en un periodo en que nos había abandonado el resto del mundo”.
“Es el momento de reconocer a Pío XII por lo que hizo, no por lo que no dijo”, añade Krupp, quien considera que la causa de que esta “leyenda negra” permanezca es, por un lado, “el rechazo de los críticos de Pío XII a consultar y revisar la documentación recientemente desclasificada del Archivo Secreto Vaticano”, y por otra, “la negativa de la mayor parte de los medios de comunicación a dar cobertura a las informaciones positivas sobre Pío XII”.