(RV/InfoCatólica*) Ayer fue el turno de San Juan Clímaco que vivió en las montañas del Sinaí como monje eremita entre el sexto y séptimo siglo. Su vida se caracterizó por un intenso amor a Dios y a los demás, en una época de profunda crisis a causa de las invasiones de los bárbaros. Juan Clímaco fue el autor de un célebre tratado de vida espiritual que lleva por título: “La Escala del Paraíso”.
“Una figura -ha dicho el Santo Padre- que nos puede parecer muy alejada de la realidad del hombre del siglo XXI y, en cambio, todavía hoy indica la vía a cualquier bautizado dispuesto a recorrer con humildad un camino de fe”. Un camino, ha añadido, “no accesible sólo a los héroes morales, sino un don de Dios en el cual pueda ensalzarse y crecer nuestra vida” de cristianos de hoy, que deben “renunciar a la arrogancia” y no “pensar en ser mejores de los hombres del Medioevo por el simple hecho de vivir en el siglo XXI”.
Las tres virtudes teologales de “fe, esperanza y caridad -ha concluido el Papa- son hoy como ayer el principio y el final del camino espiritual, la salida y la llegada, junto a la caridad y el amor por el prójimo en el escalón más alto de la escalera. “Las pasiones humanas -ha dicho el Papa citando algunos textos de san Juan Clímaco- no son malas por sí mismas, pero lo son si vienen mal usadas por el hombre, si a través de la libertad, el hombre hace un mal uso de ellas”. “Al contrario, las pasiones, si vienen purificadas, abren la puerta hacia Dios”.
La lucha contra las pasiones, descrito en este texto del eremita medieval, ha sido definido por el Papa “el más importante tratado de estrategia espiritual del que tenemos noticia”. “Inocencia, ayuno y castidad” son las virtudes recomendadas por el santo eremita, “como escalones para llegar a la paz del alma”. El santo habla, sin embargo, de “eros” como forma de unión nupcial con Dios y de forma de oración “corporal al lado de la espiritual”. En el juicio de las pasiones -concluye san Clímaco- lo que cuenta es la capacidad de “discernir” y de “purificar” los instintos, analizando las motivaciones profundas”.
Como es tradicional, Benedicto XVI ha resumido su catequesis también en español, saludando luego a los fieles de nuestra lengua que han participado en la audiencia general. Éstas han sido sus palabras.