(Jaime V. Echagüe/InfoCatólica*) Así, el último indicador del INE mostraba que las mujeres españolas tenían de media 1,39 hijos, la cifra más alta desde 1990, aunque todavía muy alejada de países como Francia (2), Irlanda (1,90), Suecia (1,85), Finlandia (1,84) o Reino Unido (1,84). Por todo ello, en 2007 se produjo una subida de cuatro décimas con respecto a 2005. Pero lejos de deberse a las madres españolas, vino motivada por la «inyección» de la población inmigrante.
De hecho, si no fuera por las 92.992 madres inmigrantes que dieron a luz (el 18,93% de mujeres que tuvieron un bebé), el IPF estima que nuestro nivel de natalidad retrocedería al año 2000. Por ello, consideran que estamos ante un «repunte ficticio». Si a los 491.183 nacimientos de 2007 les restamos los de estas madres, la diferencia con el 2000 –en el que nacieron 397.632 niños –es mínima. Así, en la actualidad, uno de cada cinco alumbramientos corresponde a foráneas. Y para 2010, el IPF estima que serán una de cada cinco (22,5%).
En su informe, el IPF recalca que «la natalidad de las españolas está dejando de ser la base del crecimiento» de nuestra sociedad. Un dato: en los últimos once años (de 1996 a 2007), el incremento de madres foráneas se ha disparado un 685% –de 11.832 nacimientos a 92.992–; las madres españolas aumentaron sólo un 13,5% –de 350.794 a 398.191–.
El IPF estima que el actual Gobierno ,«ante la falta de natalidad, ha apostado por la inmigración. Y son dos políticas complementarias y no excluyentes». No en vano, la asociación recuerda el poco honroso puesto europeo que ocupa España en cuanto a ayudas familiares: nuestro país dedica menos del 1,2 del PIB, por debajo de la media Europa (2,1).
No ayuda el hecho de que el crecimiento natural de España –la diferencia entre los nacimientos y las defunciones– haya descendido en más de un 52% de 1982 a 2007: de 229.000 personas a 106.741. Incluso algunas comunidades autónomas, con un alarmante decrecimiento poblacional (la diferencia en Galicia es de -8.318 habitantes). Como ocurría con el número de nacimientos, el crecimiento natural gozó de un repunte facilitado por la población inmigrante, que ascendió a 82.532 personas. En definitiva, necesitamos unos recambios que no se están produciendo.