(Luisa Moreno/La Razón) Enero de 1989, vuelo IB-6501, Madrid-Santo Domingo: "Nunca pude imaginar que aceptar el encargo de transportar dos cajas de medicinas en el avión que pilotaba iba a cambiar mi vida, pero la cambió definitivamente". Este hecho tan aparentemente simple fue el origen de la fundación "Ayúdales a Vivir". "Nacida desde el convencimiento de que las cosas se pueden cambiar y no hemos de esperar a nadie para que las cambie. Es nuestra responsabilidad intentarlo y conseguirlo", explica Santos Toledano, comandante de Iberia, presidente de la fundación, presentada el pasado lunes en el Museo Thyssen-Bornemizsa de Madrid.
Hace casi 20 años este piloto de Iberia decidió dedicar todo su tiempo libre-y el de su familia- a hacer lo posible por combatir la injusticia con un objetivo claro: ayudar con eficiencia. Buscaba asegurarse personalmente de que los productos llegasen a los destinatarios adecuados, haciendo controles en el seguimiento de los envíos y en sus resultados finales. Durante estos 19 años ha realizado todas las gestiones necesarias para conseguir que las operaciones tengan un coste cero.
Auspiciada por el Vaticano
"Mi empeño en seguir rebelándome contra la inercia de la injusticia social de una manera eficiente, me llevó hasta el Vaticano. Allí conocí al Presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, monseñor Paul Joseph Cordes, la persona que me llevaría hasta Perú, a una misión en la que llevaba trabajando 25 años con unos resultados excelentes", aclara el piloto.
Junto con Monseñor Javier del Río, su inseparable compañero de trabajo en Perú, dedicaron casi un año para conseguir un terreno de más de doscientas hectáreas que fueron donadas al obispado de Callao-Lima (Perú) a través del Presidente de la República del Perú, entonces Alejandro Toledo. Las dificultades fueron muchas antes de crear la Universidad Laboral de Pachacútec en Callao-Lima, proyecto en que están inmersos ahora estos valientes emprendedores. "El padre Javier me hizo comprender con una sola frase que la adversidad no encuentra fronteras si se camina con los socios adecuados. Aquella frase era `no te preocupes, Dios proveerá´", recordó Santos. "No queríamos hacer caridad sólo una vez, queríamos ser el primer paso en el camino de la esperanza. Nuestro propósito es enseñarles una profesión que les abra las puertas a un trabajo", explicó monseñor Javier del Río a los doscientos ilustres invitados entre los que figuraban los principales empresarios españoles y representantes del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, junto a Mario Vargas Llosa, patrono de la fundación.
Hoy, gracias a su arduo trabajo y al conjunto de voluntades de distintas empresas e instituciones ha sido posible que varios miles de personas hayan salido de aquella pobreza. Acabados sus estudios la fundación facilita a los jóvenes que forma su ingreso en empresas españolas en Perú como Repsol YPF, Endesa y Telefónica entre otras.
Le han denominado "emprendedor social" porque busca lo mismos valores que las empresas en su responsabilidad social corporativa. Esto es el mayor beneficio social basado en el rigor y la eficiencia económica. Pero, en realidad, "sólo soy la misma persona que, dolido por el hambre y la injusticia, traslado dos cajas de medicinas en el año 89", aclara este piloto misionero.