(Cristina Sánchez/Cope/InfoCatólica*) Del mismo modo, destacó la colaboración “de tantos profesionales y voluntarios en los momentos más críticos”. Asimismo, se ha referido a Sus Majestades los Reyes, presentes en la celebración eucarística, “que han sabido interpretar estos sentimientos de los españoles con gestos de delicada humanidad”.
“Se os ha cargado una pesada cruz”, reconoció el Cardenal Arzobispo de Madrid, pero es “una cruz signo y prenda de la victoria del Señor Resucitado”, lo que es “garantía indefectible de la Vida sin ocaso para vuestros seres queridos y firme apoyo y señal consoladora para vosotros”, señaló, dirigiéndose en todo momento a los familiares de las víctimas de la tragedia de Barajas.
“Os ofrecemos con toda el alma el testimonio de la esperanza que no defrauda”, continuó, “en el día a día de una existencia que habréis de enderezar con la fortaleza de ánimo que es capaz de vencer serenamente al dolor, a la sensación de soledad y a la tentación de no querer afrontar los nuevos, múltiples y difíciles retos personales y familiares con los que ahora os enfrentáis”. “¡No dejaros solos en estos difíciles y delicados momentos, que atravesáis vosotros y vuestras familias, es para todos un imperativo ineludible del amor cristiano!”
Asimismo, el Presidente de la Conferencia Episcopal Española admitió que “las respuestas humanas que puedan darse” a preguntas como “¿por qué nos ha pasado esto?”, son respuestas que resultan “insuficientes, incapaces de dar satisfacción a lo más hondo de las mismas”. Pero “no se puede hablar con verdad de lo que significa la muerte para el hombre” si no se plantea con anterioridad “lógica y existencial” la pregunta “por el sentido de la vida en este mundo”.
Recordando las palabras de la primera lectura de la celebración, dirigidas por el apóstol San Pablo a los Romanos: “ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor”, el cardenal Rouco Varela se preguntó “¿cómo no vamos a esperar, a sentir y a pedir que nuestros hermanos y hermanas fallecidos en el accidente de Barajas hayan vivido y muerto para el Señor, que sean ya del Señor, que gocen ya de la vida sin fin, de su felicidad y de su Gloria para siempre?”
Finalmente destacó los “muchos y conmovedores testimonios que nos han quedado” ante la desgracia. Concretamente, señaló “como uno de los casos más ejemplares y emocionantes”, “el amor de la madre gravemente herida que entrega su vida a cambio de la de su niña de once años, pidiendo a los que la auxiliaban que primero salvasen a su hija. ¡Esa madre ha amado a su hija con el amor de Cristo Crucificado!”
“El Señor fue y es la luz y la salvación de vuestros seres queridos, familiares y amigos de las víctimas mortales del accidente aéreo de Barajas”, concluyó.
Concelebraron el funeral el Cardenal Arzobispo de Toledo, Mons. Antonio Cañizares; el Nuncio de Su Santidad en España, Mons. Manuel Monteiro de Castro; el Arzobispo Electo castrense, Mons. Juan del Río; el Obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco; el Obispo de Getafe, Mons. Joaquín Mª López de Andújar; el Obispo de Urgell, Mons. Joan Enric Vives; y el Obispo de Segovia, Monseñor Ángel Rubio.
Además de los Reyes de España, entre las autoridades presentes en la Catedral de la Almudena para seguir la Eucaristía destacó la presencia del Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa; la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, y su esposa, Mar Utrera; la Vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega.
Asimismo, han asistido 30 concejales del Ayuntamiento y 100 miembros de SAMUR, SUMA y Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, que trabajaron en las labores de rescate, así como pilotos del SEPLA.