(VIS) El cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, leyó esta mañana un mensaje del Papa en la apertura de la Conferencia de Alto Nivel sobre la Seguridad Alimentaria Mundial: los Desafíos del Cambio Climático y la Bioenergía, que se celebra en la sede de la FAO, en Roma del 3 al 5 de junio.
El Santo Padre afirmó que "el hambre y la malnutrición son inaceptables en un mundo que, en realidad, dispone de niveles de producción, de recursos y de conocimientos suficientes para poner fin a este drama y a sus consecuencias. El gran desafío de hoy es "globalizar" no solo los interesantes económicos o comerciales, sino también las expectativas de solidaridad, respetando y valorando la aportación de cada miembro de la sociedad".
Dirigiéndose a los 50 jefes de estado y de gobierno que asisten a la cumbre, Benedicto XVI renovó el deseo formulado ante la asamblea general de la ONU, el pasado abril, de "superar la "paradoja de un consenso multilateral que sigue padeciendo una crisis a causa de su subordinación a las decisiones de unos pocos".
Tras invitarles a colaborar "de manera cada vez más transparente con las organizaciones de la sociedad civil comprometidas en colmar la gran distancia entre riqueza y pobreza", el Santo Padre exhortó a continuar con "las reformas estructurales que, a nivel nacional, son indispensables para afrontar con éxito los problemas del subdesarrollo, de los que el hambre y la malnutrición son consecuencias directas".
"Pobreza y malnutrición no son una simple fatalidad provocada por situaciones ambientales adversas o por calamidades naturales desastrosas. Por otra parte -continuó-, las consideraciones de carácter exclusivamente técnico o económico no deben prevalecer sobre los deberes de justicia hacia los que padecen hambre".
El "derecho primario a la alimentación -subrayó- está intrínsecamente vinculado a la tutela y a la defensa de la vida humana. (...) Cada persona tiene derecho a la vida; por eso, es necesario promover la puesta en práctica de manera eficaz de este derecho y se debe ayudar a las poblaciones que sufren por la falta de alimentos a llegar a ser poco a poco capaces de satisfacer las propias exigencias de una alimentación suficiente y sana".
Refiriéndose al problema actual del aumento de precios de productos agrícolas, el Papa pidió que se elaboren "nuevas estrategias de lucha contra la pobreza y de promoción de desarrollo rural" mediante "procesos de reformas estructurales que permitan afrontar los desafíos de la seguridad y de los cambios climáticos".
"El aumento global de la producción agrícola será eficaz solo si está acompañado por la distribución eficaz de la producción y si se destina primariamente a satisfacer las necesidades esenciales".
Tras hacer hincapié en que las tecnologías modernas no bastan "para hacer frente a la carencia de alimentos", Benedicto XVI habló de la necesidad de "una acción política, que inspirada en aquellos principios de la ley natural que están inscritos en el corazón de los seres humanos, proteja la dignidad de la persona. (...) Solo la tutela de la persona consiente combatir la causa principal del hambre".
Si en las negociaciones y en las decisiones se tiene en cuenta el respeto de la dignidad humana, "se podrían superar obstáculos que de otro modo son insuperables y se eliminaría, o al menos disminuiría, el desinterés por el bien de los demás. (...) La defensa de la dignidad humana en la acción internacional, también de emergencia, ayudaría además a limitar lo superfluo en la perspectiva de las necesidades de los demás y a administrar de modo justo los frutos de la creación, poniéndolos a disposición de todas las generaciones".
"A la luz de estos principios espero que las delegaciones presentes en esta reunión asuman nuevos compromisos -termina- y se propongan llevarlos a cabo con gran determinación. La Iglesia católica, por su parte, desea unirse a este esfuerzo!".