(GJMorado/VigoMetropolitano) La presencia de los católicos en los medios de comunicación social y, en concreto, en los medios digitales, es una realidad creciente. Vigometropolitano.com entrevista en exclusiva al coordinador de Religión en Libertad, Luis Fernando Pérez Bustamante. Laico, casado, y padre de tres hijos, Luis Fernando Pérez ha conseguido situar un importante portal de información y de opinión en la influyente página Libertad Digital.es. Sobre la problemática de los medios y sobre la actuación de los católicos en los mismos versa nuestra entrevista.
P. ¿Por qué se ha interesado usted por los medios digitales?
R. Muy pocos pueden tener un programa de radio o de televisión, pero prácticamente todo el mundo puede tener una página personal o un blog. En ese sentido, creo que los cristianos debemos aprovechar este medio para ejercer aquello a lo que hemos sido llamados: ser sal y luz del mundo.
P. ¿Cree que la presencia católica en la Red es suficiente?
R. No. Hemos mejorado respecto a la situación que teníamos hace cinco años pero nuestra presencia es menor y, salvo excepciones, de no mucha calidad. Corremos el peligro de desaprovechar una oportunidad única. Porque además, lo que no hagamos ahora, difícilmente lo podremos hacer luego. Internet lleva ya más de una década, su dimensión mediática es enorme y cada vez cuesta más "colocarse". El lugar que no ocupemos en la próxima década no habrá forma de conquistarlo más adelante. Necesitamos dedicar más medios técnicos y humanos.
P. ¿Qué es Religión en Libertad?
R. Religión en Libertad es básicamente un portal de información y opinión religiosa que tiene la vocación de servir a la sociedad desde nuestra condición de cristianos. Aunque la mayoría de los que formamos parte de este proyecto somos católicos, también contamos con la presencia del protestantismo evangélico, y prontamente del cristianismo ortodoxo-oriental, con los que compartimos una visión muy similar de aquello que hoy está en verdadero peligro en nuestra sociedad. Me refiero a la familia tradicional, padre-madre-hijos, y la dignidad de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural.
P. ¿Constata interés por la información y por la opinión en temas de religión?
R. Más de lo que muchos creen y menos de lo que sería deseable. En un país como el nuestro, donde la práctica religiosa está disminuyendo y donde el ocio y el debate político parece acapararlo todo a nivel informativo, todavía hay muchos miles de personas que buscan una información religiosa veraz y, sobre todo, una opinión basada en los valores cristianos que ayude al lector no tanto a formar la conciencia, aunque también, como a encontrar la mejor forma de argumentar a favor de dichos valores. Muchos cristianos saben que tienen razón pero necesitan ser ayudados en la tarea de defender su fe en una sociedad cada vez más agresiva contra el cristianismo.
P. ¿Cómo ve el panorama mediático en lo que atañe a la información religiosa?
R. Pobre en cuanto a su presencia efectiva y mediocre en cuanto a su calidad. En realidad, se nota una falta de profesionalidad que resulta realmente preocupante. La información religiosa es la "maría" de la información en España. Los medios generalistas tienen expertos en política, economía, cultura, deportes, etc, pero apenas hay comunicadores de temática religiosa que tengan el nervio suficiente como para atraer audiencia a nuestro ámbito de información y opinión. Por una parte, hay un sector muy amarillista que parece vivir de todo tipo de información que pueda perjudicar al cristianismo en general y el catolicismo en particular. Y también están los que yo llamaría "oficialistas", que viven instalados en una especie de clericalismo mediático que no deja huella ni en los fieles ni en el resto de la sociedad.
P. Su portal combina información y opinión, ¿cómo compaginar ambos aspectos?
R. Información y opinión son ya hermanas de sangre en el periodismo moderno y en el ámbito religioso no podía ser de otra forma. Pero al mismo tiempo, conviene mantener cierta independencia entre ambas. Siempre existe la tentación de editorializar demasiado a la hora de editar una noticia. Aunque a veces es inevitable el volcar el parecer personal en la elección y redacción de los hechos, especialmente cuando se elige tal o cual titular, conviene limitar la influencia propia para que lo que el lector se encuentre sea la verdad "desnuda" y no maquillada por el comunicador que la transmite. Siempre hay tiempo de opinar ya sea vía artículo de opinión o vía post en el blog personal.
P. ¿Cree que la voz del Papa o de los Obispos llega a la gente de la calle?
R. Por lo general llega de una forma distorsionada debido a la manipulación de buena parte de los medios de comunicación, que en el caso de las televisiones generalistas de este país ya clama al cielo. Pero aquel que quiere informarse bien sabe dónde buscar. Lo cierto es que quienes tienen poco interés en saber lo que dice el Papa o los Obispos suelen recibir una información pobre y tendenciosa, que a su vez les hace tener cada vez menos ganas de saber la verdadera opinión de la Iglesia. Si además las palabras del Papa y los Obispos apelan a la conciencia de la sociedad, poniéndola delante de sus errores y sus carencias, es comprensible, aunque no justificable, que muchos prefieran quedarse con la caricatura de lo que dice la Iglesia antes que con lo realmente esencial del mensaje cristiano.
P. ¿Los laicos católicos asumen de verdad su papel?
R. Si los laicos hiciéramos aquello que el Concilio Vaticano II nos pide que hagamos, otro gallo nos cantaría. De todas formas, concentraciones como la que tuvo lugar en Madrid el pasado 30 de diciembre, donde miles y miles de familias cristianas demostraron el porqué son lo mejor de esta sociedad, me hacen ser más optimista respecto al futuro. Los nuevos movimientos eclesiales tienen la virtud de movilizar bastante al laicado, aunque existe el peligro de cierto ombliguismo que nos puede hacer perder la perspectiva de que la Iglesia es mucho más que nuestro propio movimiento. Es necesario recuperar la parroquia como verdadera casa familiar del cristiano y, desde la misma, hacer lo posible y lo imposible para formar al creyente y movilizarle para que sea agente vivo de evangelización en medio de la sociedad. Por mucho que quieran el Papa, los obispos o incluso los sacerdotes, ellos no llegan a todas partes. De hecho, difícilmente pueden llegar a los no creyentes, a esa gran masa de bautizados que se han separado de la vida espiritual y viven al albur de la manipulación de los medios y de un Gobierno que, en su proyecto totalitario de ingeniería social, quiere adoctrinar incluso a nuestros hijos. Es tarea del seglar llevar a Cristo a aquellos que no acuden a los templos. Y es tarea de los sacerdotes aprovechar las pocas oportunidades en que los alejados se pasan por la Iglesia –comuniones, bodas, bautizos y funerales- para predicar aquello que puede mover el corazón del que no quiere saber nada de Dios ni de su Iglesia.
P. ¿Qué le parece la COPE?
R. La Cope ha sido en los últimos años el bastión que ha impedido que España se convierta de facto en una caricatura de democracia. Ha sido la voz de millones de españoles que no están conformes con la dictadura de lo políticamente correcto, con la acción de un gobierno que conduce al país hacia un futuro ciertamente tenebroso. Gran parte de las manifestaciones de la sociedad civil que tuvieron lugar en la legislatura pasada habrían sido impensables sin la presencia de la Cope. Y no de cualquier Cope, sino de ESTA Cope. Hay muchos que acusan a la cadena de haber sido demasiado frentista, de haber crispado a la sociedad, etc, etc. Bien, prefiero los excesos puntuales de algunos de los comunicadores de Cope a la paz de los cementerios que tendríamos ahora sin la labor que han desempeñado y espero que sigan desempeñando en los próximos años.
P. Usted opina, en ocasiones, sobre Apologética. ¿Tiene vigencia ese enfoque o es sólo una reliquia del pasado?
R. Bendita reliquia. No sabemos bien lo fundamental que fue la labor de los apologetas cristianos en los primeros siglos de la historia de la Iglesia, cuando el cristianismo era una minoría perseguida y despreciada por el poder imperial y por gran parte de la sociedad de entonces. Ellos dieron cumplida respuesta a la petición de San Pedro de que los cristianos demos las razones de nuestra fe al mundo. Hoy más que nunca hace falta una apologética hacia fuera de la Iglesia, pero también hacia adentro. Las consecuencias del desbarajuste que sufrimos durante el post-concilio, que seguramente habrían tenido igualmente lugar sin el propio Concilio, hacen imperiosa la necesidad de combatir la secularización interna, que amenaza con dejar a la Iglesia incapaz de afrontar la pelea contra la secularización atroz de la sociedad. No se trata de hacer un llamamiento tipo "pietras las filas", pero si seguimos permitiendo que la disidencia teológica y eclesial campen a sus anchas, nada podremos hacer. La Iglesia tiene su identidad en Cristo y en el Evangelio. Pero no en el Cristo del liberalismo teológico, no en un evangelio aguado hecho a imagen y semejanza del hombre moderno. No, nosotros debemos predicar al mismo Cristo y el mismo evangelio que predicaron los apóstoles. Sólo entonces nuestra apologética hacia afuera será eficaz. El Señor no dijo que el mundo fuera sal de la Iglesia y luz de los creyentes, sino justo lo contrario. La inculturación es necesaria, pero más necesaria es la evangelización de nuestra sociedad. La sana apologética debe de ayudar a situar a la Iglesia en el lugar que le corresponde, para que cumpla aquello para lo que el Señor la fundó. Todos en comunión con nuestros obispos y éstos con el sucesor de Pedro. Ese es el camino.