(La Razón) El diálogo entre las distintas Iglesias cristianas, uno de los argumentos principales del pontificado de Benedicto XVI, pasó ayer de las palabras a los hechos con la ceremonia ecuménica que el Papa y Karekin II, Patriarca supremo y Cathólicos de los Armenios, celebraron en la Sala Clementina del Vaticano. En la ceremonia, que aunó rezos en latín y en armenio, estuvieron también presentes los miembros de la delegación de Karekin II y el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.
El Pontífice quiso agradecer a Karekin II por su «guía pastoral» que ha llevado la «gloriosa luz de Cristo» a Armenia. Su empeño por la unidad de los cristianos, explicó el Papa, ha impulsado un nuevo estadio de entendimiento entre la Iglesia apostólica armenia y la católica. «En nuestro camino ecuménico ha habido importantes progresos al clarificar las controversias doctrinales que nos dividían, sobre todo en la Cristología», afirmó Benedicto XVI. Gracias a este camino de diálogo llegará el día en que «nuestra unidad en la fe hará posible una celebración común de la Eucaristía».
Para ello, el Pontífice invocó al Espíritu Santo, gracias al cual se podrán «abrir puertas» que ahora están cerradas, «inspirar palabras que han sido olvidadas» y recuperar relaciones «que habían sido quebradas». De esta manera, se logrará una «restauración plena y visible de la comunión entre todos los cristianos», aunque el proceso «pueda parecer largo y duro». Desafortunadamente, se lamentó Benedicto XVI, queda todavía mucho por hacer «para sanar las profundas y dolorosas divisiones que desfiguran el Cuerpo de Cristo».
Por su parte, Karekin II recordó en su saludo al Papa que precisamente ayer, 9 de mayo, se celebró en Armenia el fin de la II Guerra Mundial. En su mensaje, el patriarca también agradeció profundamente la asistencia que los católicos brindan al pueblo armenio. La colaboración entre distintas Iglesias, afirmó Karekin II, es indispensable para lograr «la paz en el mundo y la defensa de los derechos del hombre, de las naciones y de la familias».
En su mensaje al Papa, Karekin II transmitió el saludo de la diáspora armenia y del pueblo de Nagorno Karabagh, la república independiente no reconocida formada por cristianos pero ubicada dentro de Azerbaiyán, país de población musulmana.