La Conferencia de Obispos Católicos de Brasil (CNBB), reunida en su 46º Asamblea Plenaria, denunció que tres obispos han sido amenazados de muerte en los últimos días, por lo cual solicitó que se investiguen los casos y se proteja a los prelados.
Mons. Erwin Krautler, Obispo de Xingu, Mons. José Luiz Azcona Hermoso de Marajó; y Mons. Flavio Giovenale, Obispo de Abaetetuba, son los prelados amenazados. Los tres pastores gobiernan diócesis que pertenecen al Estado de Pará (noreste del país), según recoge la agencia AFP de una declaración pública de la CNBB que realiza su Asamblea Plenaria en Indaiatuba, estado de Sao Paulo.
El mes pasado, el Consejo Apostólico Indígena dijo que un consorcio de hacendados y leñadores ofreció 500.000 dólares por la muerte de Monseñor Krautler, quien defiende a los pobladores pobres e indígenas, y protesta contra el apoderamiento de tierras, la esclavitud y la destrucción de la selva tropical. La policía estatal de Pará afirma que Krautler ha estado bajo protección policial desde el 2007. El español y navarro de nacimiento MonseñorHermoso también se ha opuesto a los poderosos hacendados y desarrolladores que controlan gran parte de Pará. Por último, a Monseñor Giovenale no le perdonan su denuncia del año pasado del encarcelamiento de una adolescente en la misma celda de hombres en Abaetetuba. La muchacha fue liberada y el secretariado estatal de seguridad de Pará suspendió a los inspectores de policía responsables de encarcelar a la chica con varones.
Las tres diócesis están en el estado de Pará, en el que abunda la impunidad, donde la monja estadounidense y defensora de la selva tropical Dorothy Stang fue asesinada a balazos en el 2005, presuntamente por órdenes de hacendados locales.
"Nos solidarizamos con los obispos que actualmente por causa del Evangelio, sufren persecución y hasta amenazas de muerte". "Cualquier agresión contra ellos nos afecta a todos nosotros, sus hermanos en el ministerio episcopal, y al pueblo a quienes ellos sirven con celo sin temor y con coraje profético", indicó la CNBB.
El Episcopado expresó su solidaridad con los prelados amenazados y "con las personas que ellos defienden: los pueblos indígenas, las mujeres, los niños y adolescentes, que son víctimas de explotación sexual, tráfico de seres humanos y consumo descontrolado de drogas". "Nosotros estamos orgullosos de estos hermanos", dijo la Conferencia episcopal brasileña en un comunicado oficial. "La persecución de la que son víctimas es prueba de la auténtica acción evangelizadora de la Iglesia en Brasil".
Finalmente los obispos exigieron a las autoridades "investigaciones serias y protección para los amenazados. Su vida es preciosa para el pueblo que defienden y para nosotros que somos solidarios. Basta de violencia".