(Aci/InfoCatólica) Durante el programa televisivo Claves para un Mundo Mejor, el Prelado explicó que durante el siglo XX la humanidad ha sido influenciada por el secularismo –que es la ausencia de Dios en la vida diaria-, y una falsa espiritualidad impulsada por la Nueva Era, en la que se mezclan el paganismo, brujería, esoterismo y «una fascinación por las religiones del antiguo oriente».
«Lo que quiero decir, a propósito de todo esto, es que la religiosidad del hombre si no se ajusta a la fe, a una fe verdadera, corre el riesgo de desviarse y de convertirse en mera superstición. Me refiero a la actitud religiosa fundamental, a la necesidad religiosa del ser humano que como creatura está inclinado a vincularse con el Creador», señaló.
El Prelado explicó que «en el orden de la fe cristiana, la virtud de religión es distinta de la virtud de la fe; por eso es importante que esté iluminada continuamente por la fe, que esté sostenida por la esperanza y que esté animada por la caridad».
«Es decir, tiene que haber una relación estrecha entre la religiosidad, que es propia de una virtud moral y el orden teologal, el orden de las virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad», indicó.
El Arzobispo hizo esta advertencia porque muchos fieles sin una formación suficientemente sólida van a la iglesia y a la vez frecuentan un culto cristiano-evangélico «o se vinculan con uno de esos grupos extraños de religiosidad tipo New Age, con el peligro de verse atrapados por una secta».
«Practican esas alternativas indistintamente, como si todo fuera igual. Así dilapidan la posibilidad de una auténtica relación con Dios, la que nos ofrece la religión cristiana cuando está guiada por una fe viva», señaló.
Mons. Aguer indicó que «la religiosidad natural del hombre debe pasar a través de la puerta de la fe. La fe nos introduce en el vasto espacio espiritual de la verdad católica, nos ofrece la experiencia de la gracia en la liturgia de la Iglesia, en la recepción de los santos sacramentos y nos inserta en una comunidad cristiana, que no es una secta sino que es la Iglesia Católica, la comunión de los santos, que se hace concreta en la parroquia, en la capilla, en una pequeña comunidad de barrio».
«Es importante destacar el valor de una formación cada vez más amplia y más profunda en los contenidos de la fe cristiana. Poseemos un instrumento para ello, sólido y actualizado, que es el Catecismo de la Iglesia Católica, de cuya publicación se cumple este año el vigésimo aniversario. Valga esta mención como un estímulo, como una invitación para todos ustedes», concluyó.