(Agencias / InfoCatólica) “La edición del Missal romà será una propuesta que la institución normativa presentará a la comunidad eclesiástica valenciana para que la liturgia pueda celebrarse en la lengua propia, como reclaman desde hace años una buena parte de los sacerdotes valencianos”, anunció la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL).
La AVL también publicará los tres volúmenes de los ‘Leccionarios dominicales’ y el ‘Oracional’, y en una segunda fase editará el ‘Cantoral’, el folleto con las contestaciones de los fieles en la eucaristía y en los rituales, como el bautismo, el matrimonio, la confirmación, la penitencia, la unción de los enfermos, la orden sacerdotal y la iniciación cristiana de adultos.
En una entrevista concedida a la agencia Efe en 2009 por el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, dejó claro que no es una decisión que pueda tomar el arzobispo, sino que sería preciso el acuerdo de los obispos de la provincia eclesiástica para elevar una petición de aprobación al Vaticano. La provincia eclesiástica de Valencia comprende las diócesis de Ibiza, Mallorca, Menorca, Orihuela-Alicante, Segorbe-Castellón y Valencia. Miembros de la AVL se habían reunido con Mons. Osoro y le habían presentaron los textos, cuya elaboración fue dirigida por el entonces presidente de la comisión de textos litúrgicos de la AVL, Ramón Arnau, apoyado por ocho académicos.
El cardenal García Gasco no quiso que la traducción del Misal fuera motivo de enfrentamiento entre cristianos
La AVL afirma que cumple uno de sus objetivos como institución normativa de la lengua de los valencianos, sacar a la luz la traducción al valenciano de los textos litúrgicos católicos que la Comissió de Textos Religiosos, actualmente presidida por el sacerdote Miguel Navarro, aprobó ahora hace más de diez años. En 2002, tras la aprobación de la traducción, la AVL presentó el misal al arzobispo Agustín García Gasco y a los obispos de Orihuela-Alicante y Segorbe-Castellón, aunque nunca se produjo el acuerdo que permitiera impulsar la iniciativa.
Los obispos de las diócesis valencianos acordaron en junio de 2004 aparcar la tramitación del misal con el argumento de que no existía un acuerdo definitivo sobre el idioma ni había aprobado un diccionario y una gramática oficiales. El cardenal García Gasco afirmó en una carta que «las actuaciones lingüísticas e ideológicas, de sobra conocidas, no deben ser nunca motivo de enfrentamiento entre cristianos»
Según afirman quienes critican esta decisión de la AVL, existe un misal romano en valenciano editado por mossén Josep Alminyana, quien fue Canónigo de la Catedral de Valencia y la asociación valenciana “Amunt El Cor” a principios de los 80 reeditado por Lo Rat Penat en el año 2008, que es utilizable por los sacerdotes en tanto en cuanto sí fue aprobado por el Vaticano.
El texto que pretende hacer oficial, dicen, no es más que una catalanización de la obra de Alminyana, dirigida por el presidente de la comisión de textos religiosos de la AVL, que fue también Deán de la Catedral de Valencia, mossen Ramón Arnau. Así lo habría asegurado el canónigo de la Catedral de Valencia, Josep Climent, amigo íntimo de mossén Alminyana, “fue el propio Ramón Arnau el que le pidió los libros a Alminyana para poder trabajar sobre ellos. Después, Alminyana me dijo que se arrepentía de haberle dado los libros a Arnau, porque estaban trabajando sobre el texto en valenciano para después decir que era un trabajo propio de la comisión de Arnau”.
La Generalitat anuncia la decisión de reducir a la mitad el número de académicos
La noticia se enmarca dentro de la polémica generada por anteproyecto que aprobó la Generalitat el mismo viernes de reestructurar las instituciones consultivas y normativas con la eliminación de la mitad de sus miembros. Así, fuentes próximas a la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) aseguraron entender la voluntad del Consell de ahorrar los 132.000 euros anuales que perciben en conjunto los 10 académicos cuya plaza será amortizada, pero se mostraron partidarios de “de rebajar un 50% las percepciones por asistencia y que sigan los 21 académicos porque hemos llegado a muchos consensos y los trabajos ahora en marcha quedarán interrumpidos”.
Cada académico de la AVL cobra 300 euros por su labor y por asistir a la reunión semanal, por lo que percibe un tope de 1.200 euros mensuales. En la actualidad trabajan en la tercera lectura del Diccionari Normatiu Valencià y en la inminente publicación de los misales religiosos. “Eliminar académicos esquilmaría la capacidad operativa de la AVL”, afirman.