Primacía del hombre sobre el trabajo y la economía

La amenaza es tan real que, por ejemplo, el hombre es considerado como mero ‘capital humano’, como simple ‘fuente de recursos’ o como parte de un engranaje productivo y financiero.

 “La defensa de los derechos humanos ha tenido grandes progresos en nuestro tiempo; sin embargo, la cultura moderna –caracterizada, entre otras cosas, por un individualismo utilitarista y un economicismo tecnocrático- tiende a devaluar a la persona”. Estas palabras, llenas de realismo y verdad, pertenecen a un discurso que acaba de pronunciar Benedicto XVI a los miembros de la Plenaria del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.
No ha sido ésta la única gran afirmación de un discurso breve, pero sumamente enjundioso y programático. Al contrario, las perlas de ese discurso son tantas, que con ellas se puede tejer un hermoso collar de doctrina social de la Iglesia. Así, refiriéndose a una concepción muy difundida actualmente sobre el fundamento de los derechos humanos, el Papa afirma: “Los derechos y deberes no tienen como único y exclusivo fundamento  la consciencia social de los pueblos, sino que dependen fundamentalmente de la ley natural, inscrita por Dios en la conciencia de cada persona y, por tanto, en última instancia de la verdad sobre el hombre y sobre la sociedad”.   
Por eso, es tan importante tener una recta concepción del hombre, hoy tan amenazada por una cultura que prima de tal modo el individualismo utilitarista y el economicismo tecnocrático, que devalúa la persona. La amenaza es tan real que, por ejemplo, el hombre es considerado como mero ‘capital humano’, como simple ‘fuente de recursos’ o como parte de un engranaje productivo y financiero. El resultado final es lo que dice el Papa: ese sistema “estrangula” al hombre.
Una prueba de ello es que, mientras se sigue proclamando la dignidad de la persona humana, la nueva ideología del “capitalismo financiero sin límite”, llega a “prevaricar sobre la política” y “desestructura la economía real”. Metidos en esta perversa dinámica, el trabajador por cuenta ajena y su trabajo son considerados “como bienes ‘menores’”, minando así “los fundamentos naturales de la sociedad, especialmente de la familia”.
Frente a estas ideologías, potenciadas por poderosos medios de comunicación social en abierta colaboración con el poder económico y político, es preciso proclamar que la persona humana “goza de una primacía real, que la hace responsable de sí misma y de toda la creación”. Esto ha de traducirse en una concepción del trabajo como “bien fundamental para el hombre”, en orden a su propia personalización, a su socialización, a la formación de una familia, y al bien común y la paz.
Esta concepción cristiana del trabajo será un ariete fundamental para destronar a los ídolos modernos y para sustituir el individualismo, el consumismo materialista y la tecnocracia por una cultura de la fraternidad y de la gratuidad, del amor solidario. En esta perspectiva se comprende la importancia que reviste la difusión de la doctrina social de la Iglesia para la nueva evangelización del mundo moderno. Hoy, de modo muy especial, es preciso volver a reflexionar sobre el alcance social de las palabras del Señor: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. Como dice el Papa, “aquí está el secreto de toda vida social plenamente humana y pacífica y de la renovación de la política y de las instituciones nacionales y mundiales”.
Aquí está también la verdadera defensa de un orden mundial que está surgiendo propiciado por la globalización, en el que se vislumbra ya el fantasma terrible de lo que el Papa llama “superpoder, concentrado en manos de unos pocos, que dominaría a todos los pueblos, explotando a los más débiles”. Y el cimiento para construir un nuevo orden social en el que “toda autoridad sea concebida –en palabras de Benedicto XVI- como una fuerza moral, como facultad de influir siguiendo la recta razón”.
+Francisco Gil Hellín, 
Arzobispo de Burgos

«La defensa de los derechos humanos ha tenido grandes progresos en nuestro tiempo; sin embargo, la cultura moderna –caracterizada, entre otras cosas, por un individualismo utilitarista y un economicismo tecnocrático– tiende a devaluar a la persona». Estas palabras, llenas de realismo y verdad, pertenecen a un discurso que acaba de pronunciar Benedicto XVI a los miembros de la Plenaria del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz.

No ha sido ésta la única gran afirmación de un discurso breve, pero sumamente enjundioso y programático. Al contrario, las perlas de ese discurso son tantas, que con ellas se puede tejer un hermoso collar de doctrina social de la Iglesia. Así, refiriéndose a una concepción muy difundida actualmente sobre el fundamento de los derechos humanos, el Papa afirma: «Los derechos y deberes no tienen como único y exclusivo fundamento la consciencia social de los pueblos, sino que dependen fundamentalmente de la ley natural, inscrita por Dios en la conciencia de cada persona y, por tanto, en última instancia de la verdad sobre el hombre y sobre la sociedad».

Por eso, es tan importante tener una recta concepción del hombre, hoy tan amenazada por una cultura que prima de tal modo el individualismo utilitarista y el economicismo tecnocrático, que devalúa la persona. La amenaza es tan real que, por ejemplo, el hombre es considerado como mero ‘capital humano’, como simple ‘fuente de recursos’ o como parte de un engranaje productivo y financiero. El resultado final es lo que dice el Papa: ese sistema «estrangula» al hombre.

Una prueba de ello es que, mientras se sigue proclamando la dignidad de la persona humana, la nueva ideología del «capitalismo financiero sin límite», llega a «prevaricar sobre la política» y «desestructura la economía real». Metidos en esta perversa dinámica, el trabajador por cuenta ajena y su trabajo son considerados «como bienes ‘menores’», minando así «los fundamentos naturales de la sociedad, especialmente de la familia».

Frente a estas ideologías, potenciadas por poderosos medios de comunicación social en abierta colaboración con el poder económico y político, es preciso proclamar que la persona humana «goza de una primacía real, que la hace responsable de sí misma y de toda la creación». Esto ha de traducirse en una concepción del trabajo como «bien fundamental para el hombre», en orden a su propia personalización, a su socialización, a la formación de una familia, y al bien común y la paz.

Esta concepción cristiana del trabajo será un ariete fundamental para destronar a los ídolos modernos y para sustituir el individualismo, el consumismo materialista y la tecnocracia por una cultura de la fraternidad y de la gratuidad, del amor solidario. En esta perspectiva se comprende la importancia que reviste la difusión de la doctrina social de la Iglesia para la nueva evangelización del mundo moderno. Hoy, de modo muy especial, es preciso volver a reflexionar sobre el alcance social de las palabras del Señor: «Amaos los unos a los otros como Yo os he amado». Como dice el Papa, «aquí está el secreto de toda vida social plenamente humana y pacífica y de la renovación de la política y de las instituciones nacionales y mundiales».

Aquí está también la verdadera defensa de un orden mundial que está surgiendo propiciado por la globalización, en el que se vislumbra ya el fantasma terrible de lo que el Papa llama «superpoder, concentrado en manos de unos pocos, que dominaría a todos los pueblos, explotando a los más débiles». Y el cimiento para construir un nuevo orden social en el que «toda autoridad sea concebida –en palabras de Benedicto XVI– como una fuerza moral, como facultad de influir siguiendo la recta razón».

 

Francisco Gil Hellín, Arzobispo de Burgos

 

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16 comentarios

Yolanda
"individualismo utilitarista y un economicismo tecnocrático- tiende a devaluar a la persona

...dice Benedicto XVI

"una recta concepción del hombre, hoy tan amenazada por una cultura que prima de tal modo el individualismo utilitarista y el economicismo tecnocrático, que devalúa la persona. La amenaza es tan real que, por ejemplo, el hombre es considerado como mero ‘capital humano’, como simple ‘fuente de recursos’ o como parte de un engranaje productivo y financiero"

...dice Monseñor Gil Hellín

Se ve que ambos han releído ya los dos borradores de la LOMCE del "mejor ministro de rajoy" según el director de este portal. Cómo serán los demás, cuando "el mejor" perpetra una ley-sanguijuela de Eduación.

Habrá que releer lo que dice este obispo, lo que dice el papa, al respecto antes de votar. Y grapárselo a los políticos del PP en su examen de conciencia cuando vayan a confesarse... Porque digo yo que se confesarán de vez en cuando, según se les ve comulgar tan ricamente en actos de relumbrón mediático de manos de los príncipes de la Iglesia más encumbrados.
7/12/12 12:56 PM
Anticlimacus
Me da miedo cuando los pastores se meten a hablar de temas de los que no entienden. Conozco de primera mano la problemática financiera que nos ha llevado a la situación actual y tiene poco que ver con lo que describe el señor Obispo.
7/12/12 1:24 PM
Yolanda
Ah, bueno, hay que creerse que el tal Anticlimacus tiene información "de primera mano" pero los obispo no saben de qué hablan cuando hablan de MORAL. Ya estamos con los cuatro eslóganes de los liberalotes: "que los obispos no opinen, que no saben; yo soy el que más sabe y voto al PP". Anda ya...
7/12/12 2:03 PM
Menka
El Obispo y el Papa hablan con la voz de la Iglesia de siempre. Primero persona,luego el sistema a su servicio.
Tampoco es nada nuevo que desde determinados sectores "católicos" se menosprecien las iniciativas y pareceres de la Santa Sede.
Denuncia Pío XI en Divini Redemptoris:
¿Cómo juzgar de los patronos católicos que en algunas partes consiguieron impedir la lectura de nuestra encíclica Quadragesimo Anno en sus iglesias patronales?
¿O la de aquellos industriales que se han mostrado hasta hoy enemigos de un movimiento obrero recomendado por Nos mismo?
¿Y no es de lamentar que el derecho de propiedad, reconocido por la Iglesia, haya sido usado algunas veces para defraudar al obrero de su justo salario y de sus derechos sociales?
7/12/12 6:14 PM
CCCP
Yolanda, es muy sencillo: el Estado español gasta más de lo que recauda (un 7% más). Para cubrir el déficit tiene que pedir dinero prestado a los inversores internacionales. Y estos no quieren ya prestarnos más, porque no ponemos nuestras cuentas en orden, y no confían ya en la capacidad de España para pagar sus deudas.

No es "economicismo tecnocrático": son habas contadas y sentido común. Y la única solución es reducir el déficit contundentemente. Lo cual sólo puede conseguirse mediante el recorte de gasto público (es imposible subir ya más los impuestos). ¿Conoces tú otra fórmula?
7/12/12 6:22 PM
CCCP
El Estado español gasta mucho más de lo que recauda. No puede recaudar más, porque los impuestos son ya altísimos. Por tanto, sólo queda la vía de recortar el gasto público. Esto no lo parecen entender ni Gil Hellín, ni Menka, ni Yolanda. Pero son habas contadas. No es cuestión de "individualismo utilitarista" ni "economicismo tecnocrático": es cuestión de que 2 y 2 son 4. Es cuestión de que nadie nos quiere prestar más y más dinero indefinidamente, en tanto no pongamos nuestras cuentas en orden.
7/12/12 7:14 PM
Mariano
El economicismo tecnocrático es el que decide gastar más de lo que se recauda, aumentando año tras año la deuda del Estado, de las Comunidades Autónomas y de muchos Ayuntamientos. Y ¿quién tolera ésto? Los responsables políticos que elegimos son quienes derrochan por antelación, gastando los recursos necesarios para gobernar bien como ocurre al actual gobierno debidos a la herencia de Zapatero, que había gastado una buena parte de los recursos que debería administrar el gobierno actual del PP. ¿Imaginan que una familia viva endeudándose y cargando una deuda mayor de generación en generación? A todos nos parecería suicida esa forma de organizarse, pero es lo que ocurre en el mundo de la política y pocos alzan la voz para pedir cordura. El individualismo utilitarista tampoco aporta soluciones porque forma parte del problema de querer enriquecerse y vivir al límite de las posibilidades permitidas sin aportar personalmente lo más genuino del amor y la convivencia sin codicias desestabilizadoras.
7/12/12 7:48 PM
CCCP
Mariano: Me temo que lo que el obispo Gil Hellín y Yolanda llaman "economicismo tecnocrático" no es lo que tú describes (la tendencia de los políticos a gastar más de lo que recaudan), sino la lógica del mercado, que exige cosas tan elementales como devolver el dinero que le prestan a uno (y explica que no se quiera prestar más a quien no sabe administrarse).

Los que hablan de "economicismo tecnocrático" tienden a pensar que los malos no son los políticos derrochadores, sino "el gran capital": esos malvados capitalistas que, cuando prestan dinero, aspiran a que se les devuelva.
7/12/12 8:40 PM
Menka
CCCP, se presta el dinero que se sabe que no se puede devolver.
Pero se puede prescindir de este sistema financiero, no es una cadena que ata sin poder romperse. Islandia, por ejemplo. Por eso no hablan de ello. Su deuda fue 10 veces superior a su PIB. Fue contraída al privatizar los bancos y empezando estos a dar el crédito a diestro y siniestro.
El obispo se refiere principalmente a lo siguiente:
en Rerum Novarum León XIII afirma que el salario justo es el que permite al obrero de buenas costumbres mantener a su familia.
O sea, el hombre es el centro, lo demás hay que ajustar a ello, y no que el hombre sea una pieza en la maquinaria.
No es cierto que existen una leyes como si fueran necesarias y externas al hombre que este debe cumplir de forma fatídica.
Por último, los bancos han prestado dinero que no era suyo debido al multiplicador bancario (allí sí que uno puede dar hasta el veinte). Dan el dinero que no tienen, pero lo piden en forma de deuda.
7/12/12 9:36 PM
Yolanda
Pues como CCCP ya sabe lo que pien so yo, lo que quiero decir aunque no lo diga, y se le da tan bien simplificar al oponente, etc, ¿para què más opinar? creo que está muy claro lo que le parece mal a este obispo. Y eso sí es de sentido común.
8/12/12 12:24 AM
CCCP
"en Rerum Novarum León XIII afirma que el salario justo es el que permite al obrero de buenas costumbres mantener a su familia"

Sí, pero los salarios no pueden salir de la nada: dependen de la productividad. Mantener salarios artificialmente altos resta competitividad a los productos, y termina haciendo inviables las empresas. Muchas empresas que en España han tenido que cerrar, habrían podido sobrevivir si tuviéramos una legislación laboral más flexible, que permitiera bajar los salarios todo lo necesario en tiempo de crisis (o que permitiera despedir trabajadores sin arruinarse).
8/12/12 10:53 AM
Menka
Allí entra el tema de la globalización. No se pueden admitir productos hechos a precio de hambre, ni permitir la deslocalización de empresas porque se van a otros países donde pagan salarios a precio de hambre. En estas condiciones no se puede competir, salvo que vayamos irremediablemente hacia la miseria, lo que es de constatar.
No tiene sentido importar naranjas de Argentina, habiéndolas aquí. Es más respetuoso con medio ambiente también.
Lo de “obrero de buena costumbre” presupone la laboriosidad del obrero.
Existen empresas españolas muy buenas y competitivas (Mondragón, Softonic, Orbea, Dvein) que pusieron el énfasis en el bienestar del trabajador. Las cooperativas funcionan muy bien en Vascongadas.
8/12/12 2:14 PM
Blas de Lezo
Su Ilustrísima:

Desde las profundidades de la indignación le envío mis respetos y como católico le felicito por el artículo.

Les pediría a los Obispos como líderes de muchos teorizar menos y empezar a actuar, ya que el fantasma que el Papa llama superpoder y nosotros llamamos el 1% que esclavizará a los débiles no es tal fantasma: ES UNA REALIDAD y la esclavitud es un hecho en los emergentes que se extiende como la peste por occidente.

La Iglesia no puede permitirse estar al lado de los vasallos del superpoder, políticos y medios de comunicación de todos los colores, grandes dirigentes de corporaciones, la Iglesia debe estar al lado del débil.

Protejamos al débil en comunión con el resto de la humanidad, comunión que llamamos el 99%.

Denuncien de una vez a las corporaciones que se benefician de una globalización con esclavos de los emergentes, y entreguen en usufructo a los débiles las riquezas de la Iglesia: PORQUE SON SUYAS, la Iglesia es mera administradora.

Confiamos que el Espíritu Santo les ilumine en este combate contra la codicia del 1%, que se encuentra fuera, pero también dentro de la Iglesia.

Reciba un cordial saludo de su amigo, que confía en usted.
Blas de Lezo.
9/12/12 10:04 PM
fraterlupus
Blas de Lezo:
Otro nombre para lo el 1% que tú citas es Nuevo Orden Mundial (NOM), o Novus Ordo Seculorum, el motto que figura en el billete de dólar.
Lamentablemente, y como tú dices, es una realidad; es difícilmente perceptible en sus causas, porque sus autores así lo quieren, pero sí absolutamente manifiesta en sus efectos.
Ya dijo David Rockefeller que lo que ahora necesitábamos era una crisis importante, y ésta se creó desde la Reserva Federal de los EEUU.
El NOM es en realmente una realidad que pretende abarcar todos los aspectos, desde una nueva antropología, y una nueva religión, a una redistribución y mezcla de la población mundial, y a la depauperación de amplias capas de población.
De ahí el empobrecimiento que esamos experimentando, ayudado por el endeudamiento masivo de las élites políticas de las naciones, que trabajan para esta élite financiera mundial y siguen sus directrices.

Todo al final es una cuestión de acumulación de poder y riquezas para estas élites, que nos manejan (o lo intentan) como a marionetas.
13/12/12 11:46 PM
fraterlupus
"El impulso de los Rockefeller y sus aliados es crear un gobierno mundial que combine el supercapitalismo y el comunismo bajo la misma carpa, todo bajo su control .... ¿Me estoy refiriendo a una conspiración? Sí. Estoy convencido de que existe un plan así, de alcance internacional, que abarca a generaciones enteras en su planificación, e increíblemente malvado en su intención".

Congresista Larry P. McDonald, 1976, muerto en el 747 de las Líneas Aéreas de Corea, que fue derribado por los soviéticos.
13/12/12 11:47 PM
fraterlupus
"La era tecnotrónica supone la aparición gradual de una sociedad más controlada. Tal sociedad sería dominada por una élite sin restricciones por los valores tradicionales. Pronto será posible asegurar la vigilancia casi continua sobre cada ciudadano y mantener al día completos archivos que contengan incluso la información más personal sobre el ciudadano. Estos archivos estarán sujetos a su recuperación instantánea por parte de las autoridades. "

Zbigniew Brezinski, Between Two Ages, papel de Estados Unidos en la Era Technótronica 1970
13/12/12 11:51 PM

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