(ZENIT/Antonio Gaspari) Para comprender mejor el origen y la finalidad de este importante documento, ZENIT conversó con el cardenal Robert Sarah, presidente del Consejo Pontificio “Cor Unum”.
−Eminencia, ¿por qué este Motu Proprio?
Cardenal Sarah: La reflexión parte del mismo Santo Padre, quien en su encíclica Deus Caritas Est, en el numeral 32, ha puesto de relieve el papel central del obispo en la actividad caritativa. El Papa ya había indicado que el Código de Derecho Canónico no ha profundizado lo suficiente sobre esa responsabilidad. Se debía por lo tanto cerrar este vacío legal, y también por que con el paso del tiempo se presentaron nuevos problemas y nuevas situaciones en los que ha disminuido −parcial o completamente−, el papel y la responsabilidad del obispo en la misión caritativa de la Iglesia. Por lo tanto, nuestro dicasterio ha presentado una solicitud en este sentido, que fue aceptada. Por tanto, estoy muy agradecido a Benedicto XVI y a todos los que han contribuido al nacimiento de este importante documento.
−Se trata entonces de un documento legal...
Cardenal Sarah: Sí, que está precedido por una introducción teológica. El punto de partida es que la actividad caritativa es una actividad eclesial, es decir, donde el sujeto es la Iglesia. Incluso en Deus Caritas Est, el santo padre escribe que las organizaciones caritativas son ‘opus proprium’ de la Iglesia. Y la Iglesia es comunión ordenada, comunión jerárquica. Esto significa que, como acción de la Iglesia, la caridad también encuentra en el obispo la responsabilidad última, es decir, aquel momento de unidad con los demás componentes eclesiales, que tiene en la persona del obispo su realización.
−¿Por qué publicar ahora un texto normativo?
Cardenal Sarah: Porque se deseaba establecer algunas normas jurídicas, esto es, exigibles al interior de las relaciones eclesiales. Se refieren a dos ejes principales. Por un lado tenemos al obispo, y su deber de animación catequética de los fieles basado en el testimonio de la caridad; así como su deber de orientación, coordinación y supervisión de las actividades institucionales. Por otro lado, tenemos a las organizaciones caritativas de la Iglesia, o relacionadas con esta, como se describe en el artículo primero de las disposiciones, y su dimensión eclesial.
Por lo tanto, la norma también se aplica a las personas que trabajan en estas organizaciones, su selección y formación, las finanzas, incluida la contribución financiera de terceros, la relación con las iglesias locales. Por último, también hay una norma que compromete a Cor Unum en la aplicación del Motu Proprio y que nos permite crear canónicamente organizaciones benéficas internacionales. El texto había sido pedido también por las conferencias episcopales y por lo tanto puede servir de referencia y de apoyo para las decisiones de los obispos a nivel nacional. Este documento debería alentar a los obispos a examinar seriamente la posible revisión de los estatutos de las distintas Caritas nacionales o diocesanas para fortalecer el espíritu de la Iglesia en las Caritas, y redefinir y clarificar la responsabilidad primera del obispo, y en general ayudarle en las relaciones con las organizaciones caritativas.
−Eminencia, ¿qué se espera de este documento del Santo Padre?
Cardenal Sarah: Benedicto XVI ha expresado en repetidas ocasiones la importancia del servicio de la caridad en la Iglesia. Al inicio del reciente Sínodo sobre la nueva evangelización, ha dicho expresamente que los dos pilares de la nueva evangelización son confessio et caritas. Incluso el título del Motu Proprio es significativo: la naturaleza íntima de la Iglesia. No se trata de un aspecto periférico de la vida de la Iglesia. Yo soy hijo de una Iglesia nacida de la sangre de muchos misioneros, y sé lo que han hecho por mí y por mi gente, además de habernos dado el evangelio.
−¿Por lo tanto…?
Cardenal Sarah: Espero una mayor conciencia de que la actividad caritativa −no solo los proyectos de desarrollo−, encuentren cada vez más su lugar dentro de la Iglesia como testimonio de Dios, como una expresión del amor trinitario revelado en Jesucristo, como una continuación y extensión de su obra de salvación, como una oportunidad para construir la comunidad cristiana, como una forma de evangelización. El marco regulatorio no es un fin en sí mismo y ni siquiera sirve para expresar relaciones de poder, sino que debe ayudar a volver más transparente la actividad caritativa como un gran testimonio eclesial de que nuestro Dios ama al hombre, y quiere hacerlo feliz y plenamente logrado tanto en su cuerpo como en su alma. No olvidemos que, a través de nuestros organismos, llegamos a millones de personas. Con esta herramienta encontrarán un mayor lugar en la pastoral de la Iglesia.
−Todo esto parece ser un aspecto importante para la tarea de Cor Unum...
Cardenal Sarah: Desde que llegué al dicasterio como presidente, he visto la importancia de fortalecer y garantizar este testimonio de la Iglesia, para evitar que, como dice el santo padre, la actividad de la caridad se lea simplemente como una intervención social. Acabo de regresar la semana pasada de una reunión en Kinshasa, con los obispos presidentes de las conferencias episcopales y delegados de Caritas sobre el tema: “Identidad y misión de Cáritas a la luz de la encíclica Deus caritas est” y sobre el rol del obispo. Él es el garante de la comunión y de la unidad en la diócesis, incluso en la caridad. Me doy cuenta de que se ha puesto en marcha una gran esfuerzo de renovación en las organizaciones caritativas católicas, y que está dando sus frutos en toda la Iglesia.