(Diego Murillo/Abc) Mons. Algora, en un documento con motivo del Doctorado de San Juan de Ávila y la celebración del Sínodo sobre la nueva evangelización y el Año de la Fe, de más de 60 páginas, alienta a sus fieles, con el lema «Bienaventurado sea aquel que entiende qué es cosa de fe», a ser «evangelizadores» y «transmisores de la fe» en unos momentos «de incertidumbre y desasosiego». En esta Carta pastoral, el obispo de Ciudad Real hace un breve análisis tanto de la crisis económica actual como de la crisis de fe.
En la primera de ellas, el obispo responsabiliza como una de las causas de la crisis económica a «la combinación de errores técnicos y responsabilidades morales». Pero como primera causa «es el egoísmo del hombre que cuando tiene poder y dinero ejerce su influencia en las organizaciones socio-económicas que producen desigualdad e injusticia», reflexiona.
Para el prelado, los mercados son «los que mandan». Pero «no se habla de la crisis moral y espiritual que deja desprotegido al hombre frente a la ambición y al egoísmo de los poderosos». Algora recuerda que en los discursos y declaraciones «hablan de que para salir de la crisis hay que apretarse el cinturón ya que no podemos gastar más de lo que tenemos». Sin embargo, añade, «se comprueba que el ajuste no ha empezado seriamente por los que están los primeros en el ranking social o económico».
E insiste en que a través de los medios de comunicación «se justifican los altos ingresos por la responsabilidad y rentabilidad social» y se comprueba «cómo la crisis la están padeciendo, sobre todo, las clases bajas y medias», critica.
Por ello, exhorta a un «cambio en la conciencia de cada persona y de la sociedad», pues sin referencia ética, «no se puede comprender el origen de la crisis». El obispo de Ciudad Real culpabiliza el inicio en el «afán desmedido de poseer que encuentra en los mercados el medio para que unos se enriquezcan sobre medida sin importarle las consecuencias que para otros se deriven». Y solicita un «cambio de mentalidad» y a «corregir la perversión del sistema económico, político y cultural que nos rige».
En la carta pastoral, Mons. Algora aborda además la lectura creyente de la situación actual, la fe cristiana en cada uno de sus ámbitos y la relación fe-Caridad, así como la dimensión pública de la fe y una breve referencia a san Juan de Ávila como testigo de la fe.