(Efe) «Al día siguiente algunos vecinos alertaron a las fuerzas de seguridad y procedimos a detener a los padres, que siguen en custodia policial», afirmó un responsable de la policía local, Javed Abbasi, quien rehusó dar más detalles mientras siguen las investigaciones sobre el caso.
Los llamados «crímenes de honor» son habituales en Pakistán y, según datos de la Comisión de Derechos Humanos del país asiático, 943 mujeres perdieron la vida el año pasado en agresiones de este tipo.
Esos crímenes se cometen cuando una familia, normalmente en las áreas rurales, cree que su honor ha sido mancillado por la actitud de una mujer, ya sea porque rechaza un matrimonio o porque se relaciona con alguien sin la aprobación familiar. Muchas de las agresiones se realizan lanzando ácido a la cara de las mujeres.
El caso de Anusha se produjo en la Cachemira bajo jurisdicción paquistaní, donde los crímenes con ácido no son tan habituales como en las provincias del Punyab (este) y el Sindh (sur), que aglutinan la mayoría de este tipo de crímenes. Según datos de una asociación de supervivientes de ataques con ácido citados hace unas semanas por el rotativo 'The News', en 2012 se han registrado ya más de 80 ataques de esta índole a pesar de que la ley fue endurecida a finales del año pasado.
Tras el cambio legislativo, los agresores se exponen a una pena mínima de 14 años que puede llegar hasta la cadena perpetua, aunque muchos casos quedan sin resolver y los culpables escapan de la acción de la justicia.