(Efe) «Ahora amenazan con secuestrar al Estado si éste no se alinea a sus intereses que, por cierto, no son los mismos que los de sus agremiados y mucho menos ayudan al desarrollo nacional», señaló el semanario Desde la Fe.
Con este editorial la iglesia se suma a la polémica que ha generado una iniciativa de reforma laboral que está frenada en el Congreso mexicano por la propuesta de los partidos opositores al Partido Revolucionario Institucional (PRI) para garantizar la democracia y la transparencia dentro de los sindicatos.
El pasado 1 de septiembre el presidente Felipe Calderón envió al Congreso una iniciativa para ser analizada y aprobada en un plazo de 60 días, la cual fue aprobada días después por la Cámara baja con algunos cambios, entre estos la eliminación de artículos que exigían transparencia y democracia en los sindicatos.
Por su parte el Senado aprobó la propuesta, pero restituyeron los controvertidos artículos sobre la operación de los sindicatos, la mayoría de ellos firmes aliados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo que ha puesto en duda el futuro inmediato de la iniciativa.
La Iglesia afirmó que actualmente los sindicatos mexicanos no gozan de buena fama y en gran parte de la sociedad hay una desconfianza hacia ellos que consideran su actuar «corrupto, poco honesto y carente de solidaridad con los trabajadores y con el resto de la sociedad».
Para la Iglesia católica los sindicatos, «que deberían ser organismos sin tintes partidistas», son organizaciones que deben luchar por la justicia, por el bien de los trabajadores y por «la organización productiva, que es la fuente de su trabajo».
El editorial señala que no es aceptable la falta de sensibilidad social de los patrones, «ni la explotación de los trabajadores -a quienes se les otorgan sueldos indignos-, ni los contratos de protección, ni la creación de sindicatos charros».
Añade que tampoco se debe «permitir que haya prácticas de pseudo sindicatos que emplazan a huelga con actitudes de cerrazón, sin propuestas realistas y con la falsa intención de proteger al trabajador», lo que solo se ha «convertido en el ejercicio del poder de unos contra otros».
Advierte que los trabajadores organizados «no deben permitir, por apatía, indiferencia o miedo, que haya prácticas y dirigentes sindicales corruptos, antidemocráticos, con capacidad de amedrentar a los que realmente gastan con dedicación la vida en su trabajo».
Aseguró que los sindicatos deben asumir sus papel en favor de los trabajadores y en la solución de conflictos, así como en una respuesta solidaria para quienes no cuentan con una organización y empleo, para avanzar en una sociedad más justa.