(Agencias) Los organizadores de la JMJ Río 2013 reviven aquellos momentos como “hermosos y grandiosos” y aseguran que al revisar las imágenes de la JMJ de Madrid “los corazones se disparan imaginando cómo será la JMJ Río 2013”.
Estos días también se recuerdan los mensajes que Benedicto XVI envió durante su viaje a España con motivo de la JMJ. Así, nada más poner el pie en España el 18 de agosto de 2011 pidió a los jóvenes que no se avergonzaran del Señor y en la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto de Barajas, ante autoridades españolas, se acordó de muchos jóvenes, que “miran con preocupación el futuro ante la dificultad de encontrar un empleo digno, o bien por haberlo perdido o tenerlo muy precario e inseguro”.
Antes, en el vuelo papal que le llevó a Madrid, el Pontífice ya había pedido, en su diálogo con los periodistas, responsabilidad ante la crisis económica. “La economía no puede referirse a sí misma, sino que el hombre debe estar en el centro de la economía, que no representa sólo el beneficio sino la solidaridad”, señaló.
Esa misma tarde, ante la primera multitud de jóvenes congregados en la Plaza de Cibeles, durante el discurso de bienvenida y tras cruzar a pie la Puerta de Alcalá, criticó a aquellos que “desearían decidir por sí solos lo que es verdad o no, lo que es bueno o malo, lo justo o lo injusto; decidir quién es digno de vivir o puede ser sacrificado en aras de otras preferencias”.
Al día siguiente, en El Escorial, el Papa defendió la “radicalidad evangélica” de la vida consagrada frente al “relativismo y la mediocridad”, durante su encuentro con 1.664 religiosas jóvenes y advirtió de la visión “utilitarista” de la educación que cunde en la actualidad a más de un millar de profesores.
“Sabemos que cuando la sola utilidad y el pragmatismo inmediatos se erigen como criterio principal, las pérdidas pueden ser dramáticas: desde los abusos de la ciencia sin límites, más allá de ella misma, hasta el totalitarismo político que se aviva fácilmente cuando se elimina toda referencia superior al mero cálculo del poder”, apuntó.
En su tercera jornada, ante 4.000 seminaristas, en la Catedral de la Almudena, Joseph Ratzinger pidió a los sacerdotes que fueran santos para no crear contradicciones y les animó a no dejarse intimidar “por un entorno que pretende excluir a Dios”, mientras que por la tarde, en el Instituto Fundación San José, remarcó que las personas con discapacidad “son los protagonistas de esta civilización” y defendió la dignidad de “cada” vida.
“Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana”, afirmó.
Además, ya en la Vigilia de Cuatro Vientos, el Papa tenía previsto defender el matrimonio indisoluble entre hombre y mujer, criticar la cultura relativista que desprecia la búsqueda de la verdad y animar a los jóvenes a permanecer fieles a sus vocaciones pero el fuerte aguacero le hizo improvisar. “Vuestra fuerza es mayor que la lluvia. Gracias por vuestra alegría y resistencia. El Señor, con la lluvia, nos ha mandado muchas bendiciones, sois un ejemplo”, remarcó tal día como este el año pasado.
De vuelta a Cuatro Vientos, en la misa de envío, el Papa se preocupó por cómo habían pasado la noche los jóvenes tras la tormenta y les invitó a ser “discípulos y misioneros de Cristo en otras tierras y países donde hay multitud de jóvenes que aspiran a cosas más grandes (...) y no se dejan seducir por faltas promesas de un estilo de vida sin Dios”.
Finalmente, tras reunirse con los voluntarios de la JMJ de Madrid para darles las gracias por su trabajo, se dirigió al aeropuerto, donde, antes de emprender el vuelo de regreso a Roma, se refirió a España como “una gran nación, que en una convivencia sanamente abierta, plural y respetuosa, sabe y puede progresar sin renunciar a su alma profundamente religiosa y católica”.