(Agencias/InfoCatólica) Recuperando la oración por Francia instaurada por el rey Luis XIII en 1638 y abandonada tras la Segunda Guerra Mundial, en una carta enviada a todas las diócesis el 25 de julio, el presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal André Vingt-Trois, explicaba que «dada la situación y los probables proyectos legislativos del Gobierno sobre la familia, considero oportuno dar una señal nacional con motivo del 15 de agosto». El objetivo primordial, afirma el cardenal, es conseguir que “algunos de nuestros fieles se sensibilicen, incluso entre nuestros parlamentarios”.
La oración universal se rezará en todas las parroquias el miércoles 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Virgen María, Patrona de Francia y fiesta nacional muy popular. Tiene cuatro peticiones
- “por quienes en estos tiempos de crisis económica padecen dificultades y ven con inquietud el porvenir; por quienes tienen la capacidad de tomar decisiones en estos temas y para que Dios que nos conceda ser más generosos y solidarios con nuestros prójimos”
- “por aquellos que han sido recientemente elegidos para legislar y gobernar, para que su sentido del bien común de la sociedad prime sobre las peticiones particulares y para que tengan la fuerza de seguir las indicaciones de su conciencia”
- “por las familias, para que su legítima confianza de apoyo social no sea defraudada, para que sus miembros se sostengan con fidelidad y ternura durante toda su vida, especialmente en los momentos dolorosos, para que el compromiso de los esposos entre sí y respecto a sus hijos sea un signo de la fidelidad del amor”
- “por los niños y jóvenes, para que todos nosotros ayudemos a cada uno de ellos a descubrir su camino para progresar hacia el bien, para dejen de ser objeto de los deseos y conflictos de los adultos y puedan beneficiarse plenamente del amor de un padre y de un madre”
El cardenal Vingt-Trois ya había recordado la postura de la Iglesia, en la defensa del orden natural, sobre el tema de las uniones de homosexuales tras reunirse con Hollande en julio, cuando insistió en que “el matrimonio no es una forma de reconocer la autenticidad de las relaciones entre dos personas que se quieren” sino “una institución social” para garantizar “una buena educación de los niños”.
En un país donde tanto la derecha como la izquierda enarbolan la laicidad, ha sorprendido esta repentina toma de posición de los obispos, ya que desde el final de la II Guerra Mundial, la Iglesia se había mantenido alejada de la vida política, tanto en las homilías de los Obispos como en los documentos de la Conferencia Episcopal.