Artículo del arzobispo de Santa Fe

Mons. Arancedo: «La despenalización solo agregaría la idea de que la droga no hace tanto daño»

El diario «El Litoral», de Santa Fe, publicó un artículo del arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Mons. José María Arancedo, sobre los proyectos para despenalizar el consumo de la droga. Afirma que «es como decir, hemos perdido la guerra contra las drogas, aceptémosla como una realidad ya instalada que no admite un juicio».

El tema de la despenalización de la droga es un tema que merece una seria y comprometida  reflexión. No se trata de una cuestión académica o de solos derechos privados que puedan quedar en planteos teóricos, sino de reflexiones orientadas a clarificar principios de acción, sobre todo en el ejercicio de la autoridad pública. Las determinaciones que se tomen hacen tanto a la vida y salud de las personas como al bien de la comunidad en su totalidad. Estamos ante una cuestión que no pertenece a la esfera sólo de lo privado, sino que hace al bien público de la sociedad. Creo que esta primera aproximación es importante para definir el alcance y las consecuencias de una posible despenalización de la droga.
     Por momentos parecería que se llega al planteo de “despenalización” de las drogas, como resultado de un fracaso en las políticas llevadas a cabo. Es como decir, hemos perdido la guerra contra las drogas aceptémosla como una realidad ya instalada que no admite un juicio. Creo, además, que se maneja con mucha ligereza en estos casos el concepto de drogas blandas y drogas duras, como queriendo disminuir su nocividad o asimilarlas a otras adicciones. Esto carece de una sólida base científica, por el contrario, es conocido el juicio de la ciencia sobre los daños irreparables que producen en la persona. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, alertan frente a esta actitud. Cuando hablamos del consumo de drogas no hablamos de las adicciones en general, por ejemplo al tabaco, aunque sabemos que es perjudicial. Desconocer, o minimizar, las consecuencias irreparables que su uso implica, es un modo de complicidad pasiva con su consumo. No se trata de criminalizar al adicto, a quien hay que ayudar y prevenir frente al daño que ello implica, sino de definir un juicio y una actitud llamada a tener consecuencias para el bien de la sociedad.
     Es importante distinguir, en este tema, cuáles son los adictos más comprometidos. La población más vulnerable son los jóvenes en general, en especial la de los barrios carenciados; estos últimos no tienen la capacidad de discernir y de asumir una actitud de rechazo, aunque aparentemente sean libres. La droga viene a ocupar un lugar, un vacío en sus vidas del cual, desgraciadamente, no se vuelve. Ellos son las primeras víctimas. Al no plantear las verdaderas causas del camino a la droga, parecería que la sociedad no asume el problema ni siente el compromiso de una respuesta. La droga en nuestros barrios, como dice la gente que trabaja en ellos, está de hecho despenalizada. La despenalización por ley sólo agregaría la idea de que la droga no hace tanto daño, es decir, agravaría el problema y no daría una solución. Hay que escuchar a los familiares de los drogadictos para recibir un baño de realidad en estos temas. No debemos olvidar ni minimizar, por otra parte, el sentido pedagógico que tiene la ley. ¿Qué significaría, para ese universo de actuales y posibles adictos, decirles que la droga tiene un reconocimiento legal? ¿Es correcto que, en defensa de un pretendido derecho privado o subjetivo, se llegue a provocar un daño público?
     Frente a la gravedad del hecho de la droga el desafío es cultural. Es necesario, por ello, apostar a una educación integral que dé sentido a la vida del niño y del joven; fortalecer tanto los lazos familiares como presentar proyectos de vida que vayan despertando y definiendo su futuro, y no temer poner límites frente a lo que los daña y termina degradando. Hay, lamentablemente, una urgencia en sacar rápido estos temas que no ayuda a plantear el problema y buscar soluciones de fondo. Es imprescindible, y siempre estamos en falta, “redoblar los esfuerzos para combatir las redes mafiosas de los mercaderes de la muerte”. Para ello es necesaria la presencia de un Estado, que en el ejercicio de sus poderes constitucionales, asuma una actitud clara, sin claudicaciones y ejemplar.
     Quiero agradecer y alentar, finalmente, a tantas personas que dedican su tiempo a acompañar a quienes son víctimas de este flagelo social, y se lamentan de la ausencia del Estado y de la sociedad para intervenir en la prevención como en la aplicación de la ley frente al negocio de las drogas. La droga no podría avanzar como lo hace si existiera una sociedad decidida en sus definiciones y actitudes. El silencio

(Aica/InfoCatólica) El prelado advierte que «el tema de la despenalización de la droga es un tema que merece una seria y comprometida reflexión. No se trata de una cuestión académica o de solos derechos privados que puedan quedar en planteos teóricos, sino de reflexiones orientadas a clarificar principios de acción, sobre todo en el ejercicio de la autoridad pública».

Mons. Arancedo cree «que se maneja con mucha ligereza en estos casos el concepto de drogas blandas y drogas duras, como queriendo disminuir su nocividad o asimilarlas a otras adicciones. Esto carece de una sólida base científica, por el contrario, es conocido el juicio de la ciencia sobre los daños irreparables que producen en la persona».

Para el arzobispo «no se trata de criminalizar al adicto, a quien hay que ayudar y prevenir frente al daño que ello implica, sino de definir un juicio y una actitud llamada a tener consecuencias para el bien de la sociedad».

Además, constata que «la población más vulnerable son los jóvenes en general, en especial la de los barrios carenciados; estos últimos no tienen la capacidad de discernir y de asumir una actitud de rechazo, aunque aparentemente sean libres. La droga viene a ocupar un lugar, un vacío en sus vidas del cual, desgraciadamente, no se vuelve. Ellos son las primeras víctimas.

Escuchar a los familiares de los adictos

«La despenalización por ley», opina el arzobispo de Santa Fe, «sólo agregaría la idea de que la droga no hace tanto daño, es decir, agravaría el problema y no daría una solución. Hay que escuchar a los familiares de los drogadictos para recibir un baño de realidad en estos temas».

«No debemos olvidar ni minimizar», advierte el prelado, «el sentido pedagógico que tiene la ley. ¿Qué significaría, para ese universo de actuales y posibles adictos, decirles que la droga tiene un reconocimiento legal? ¿Es correcto que, en defensa de un pretendido derecho privado o subjetivo, se llegue a provocar un daño público

Mons. Arancedo aboga por «apostar a una educación integral que dé sentido a la vida del niño y del joven; fortalecer tanto los lazos familiares como presentar proyectos de vida que vayan despertando y definiendo su futuro, y no temer poner límites frente a lo que los daña y termina degradando» y asegura que «es necesaria la presencia de un Estado, que en el ejercicio de sus poderes constitucionales, asuma una actitud clara, sin claudicaciones y ejemplar». Afirma que «por momentos parecería que se llega al planteo de despenalización de las drogas, como resultado de un fracaso en las políticas llevadas a cabo. Es como decir, hemos perdido la guerra contra las drogas aceptémosla como una realidad ya instalada que no admite un juicio».

El arzobispo concluye agradeciendo a «tantas personas que dedican su tiempo a acompañar a quienes son víctimas de este flagelo social, y se lamentan de la ausencia del Estado y de la sociedad para intervenir en la prevención como en la aplicación de la ley frente al negocio de las drogas. La droga no podría avanzar como lo hace si existiera una sociedad decidida en sus definiciones y actitudes. El silencio y la complicidad saben ser los mejores aliados de este negocio de la muerte».

 

Texto completo del artículo del arzobispo de Santa Fe

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10 comentarios

juan
creo que aquí hay muchos católicos que se están equivocando: las leyes no están para prohibir lo inmoral; sino lo perjudicial para otros. El estado no es quién para decirme qué puedo o no puedo tomar. También es peligroso beber lejía, sin embargo la puedo comprar en el super.
Los católicos debemos defender la libertad, incluso la libertad de hacernos mal: sin la capacidad para elegir, las acciones dejan de ser morales.
13/06/12 8:48 AM
Jose
Pues tiene razón pero hay que ver cómo está el tema del narcotráfico, donde en países enteros (México,Guatemala...) y muy católicos, los cárteres de la droga tienen a la población en estado de excepción, una cosa es la afirmación académica del arzobispo, y otra cosa es tener a las mafias en el barrio de al lado subvirtiendo el sistema, imponiendo las violaciones y asesinatos masivos... en ese caso una se pregunta si con la legalización no se ganaría algo bueno como la eliminación de los mafiosos y mareros.
13/06/12 9:23 AM
Juan Mariner
Al contrario, la legalización de sustancias estupefacientes y drogas tóxicas va a traer más consumo y más problemáticas de todo tipo. Las mafias se reconvertirán, no van a desaparecer, porque surgen del propio sistema: se trata de "adormecer a la gente" y que su fin último vital sea el consumo adictivo.
13/06/12 9:49 AM
miguelangel
¡Menudo asunto!. Los ingleses introdujeron el opio en China, como arma, para debilitar a la población (guerras del opio) y estos no pudieron oponerse a su comercio, al perder la guerra. Hay tantas razones a favor de su legalización, como en contra. Lo de que las mafias pasarían a ser respetables comerciantes, no es nuevo en España: la ETA está en el Parlamento. No sé cómo lo han resuelto en Holanda y si la salud pública se ha visto más deteriorada allí que en los países en los que se prohíbe. Hay que recordar la "ley seca" en EEUU y su efecto en Chicago. Es un asunto parecido al de la prostitución, o el aborto, como lo fue el divorcio: salud pública vs.libertad individual. Alcohol y tabaco son drogas legales y matan bastante, pero el "traficante" es el Estado...
De todas formas, los colombianos saben mejor que nosotros de lo que son capaces los narco-dólares. Hace bien la Iglesia en preocuparse, porque el consumo degenera a la juventud. No es una tontería. Es una cuestión de salud moral...que choca, desde luego, con la libertad individual. No tengo opinión.
13/06/12 11:10 AM
JacinTonio (Católico fiel, desde España)
Se tiende a confundir despenalización con legalización. Ha ocurrido en España con lo de la despenalización del aborto, y como consecuencia se ha caído por la pendiente de la permisibilidad.

Para ello, les ha bastado con no regular dicha despenalización correctamente. Y luego viene la regularización dentro de la ley del consumo de drogas. Todo un programa escondido tras la "inocente y bienintencionada" despenalización.

Inicialmente, despenalizar era algo así como admitir “por sistema” y “para todos indistintamente” los atenuantes en la comisión de un delito. Lo cual es un disparate imperdonable del legislador. Creo que debería ser suficiente con reconocer que la gravedad de un delito puede venir acompañada de atenuantes y agravantes.

Pero ha de castigarse con mayor rigor a los que trafican con la droga.

Saludos.
13/06/12 11:12 AM
juan
lo único que debe hacerse es quitar la droga como atenuante en un delito, y poner que es un agravante, y luego legalizarla.
ser católico no es imponer la moral a los demás. no tiene nada que ver con el aborto: eso es un crimen, un matar a otro; por eso jamás puede ser legal.
la droga es arruinarse la propia vida; lo mismo que puede ser el juego, el alcohol, incluso el deporte. el tema está en que no podemos prohibir al otro lo que nosotros consideramos que es inmoral. puesto que si permitimos al estado que controle la moral, tenemos que aceptar que haya Educación para la ciudadanía, que nos prohiban pensar que la homosexualidad es una disfunción; incluso algún iluminado puede prohibirnos el culto.
una cosa es el bien, otra la justicia. cuidado con imponer la moral al otro, porque le doy pie a que me la imponga a mí.
13/06/12 11:39 AM
Jesús Ramón Gómez
Los católicos tenemos la obligación de plantear los problemas morales y éticos que implicartía la despenalización de la droga. ¿Qué diferentes las opiniones de los obispos argentinos con respecto al presidente de la Conferencia episcopal en Colombia? Muy bien por los argentinos. Este debate se dio en Colombia www.humanet.com.co/drogadiccion
13/06/12 4:21 PM
Pedro de Argentina
Estos temas de despenalizar la droga están siempre vinculados a exterminadores que quieren lucrar con la desgracia ajena - es decir son monstruos.

La droga no debe jamás ser despenalizada, el tema es la corrupción de estas personas (en este caso el lucro de estos monstruos, que abundan y arman las leyes), fruto de la situación de pecado personal y social que cada vez es más, más grande y mayor y NUBLA EL ENTENDIMIENTO.

Las palabras de Mons. Arancedo son claras, sencillas pero lúcidas en torno a este tema. La Iglesia tiene el deber de buscar el BIEN DE LA PERSONA HUMANA, pues es el cuerpo de Cristo que es su cabeza y los actos de la cabeza deben ser también los actos del cuerpo místico que es la Iglesia.

Es así que en esta situación son pocos los que pueden hacer juicios certeros con respecto a todos estos temas.

DESDE YA LOS POLÍTICOS NOS HAN DEMOSTRADO CON SUS INICUAS LEYES QUE SON INCAPACES DE LEGISLAR PARA LA PERSONA HUMANA, NI DE HACER ACTOS VERADERAMENTE BUENOS PARA LA SOCIEDAD.

Les dejo un link para que vean qué clase de políticos tenemos. En este caso se refiere a un fuerte defensor de la despenalización - Aníbal Fernandez -, de la cual saca pingües beneficios sin duda.

http://www.taringa.net/posts/noticias/12956340/
Anibal-Fernandez-a-17-anos-de-su-orden-de-captura.html
13/06/12 6:07 PM
Pedro de Argentina
continúa:

aquí va otro link de este nefasto personaje que aboga por la droga - Aníbal Fernandez -,

http://www.periodicotribuna.com.ar/5223-un-pasado-bien-escondido.html
13/06/12 6:12 PM
Gregory
Plantear la despenalización de la droga plantea más interrogantes que certezas al despenalizar la droga ¿No se despenaliza el narcotrafico? y si la respuesta en negativa entonces ¿Quién se encarga de la distribución de la mercancia? y bajo cuales criterios se va a hacer.
13/06/12 6:49 PM

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