(Fides) A raíz de estas peticiones, la Comisión para las Minorías, presidida por el mismo ministro Masih Gill y compuesta por representantes de todas las comunidades religiosas, se reunirá en los próximos días para examinar el fenómeno, entender sus dimensiones y alcance y estudiar estrategias para contenerlo.
La cuestión de las conversiones forzadas al Islam afecta principalmente a las mujeres de las comunidades cristianas e hindúes, que en Pakistán son las dos principales minorías religiosas: de unos 180 millones de habitantes, alrededor del 95% musulmanes, los cristianos representan alrededor del 3%, los hindúes menos del 2%.
El ministro explica a Fides que “las conversiones forzadas son una plaga que en las instituciones, en la sociedad, pero también a nivel religioso, no se puede tolerar. Sabemos que el Islam es una religión liberal y que nadie puede o debe obligar a otro ser humano a cambiar su fe. Queremos garantizar el pleno respeto a la libertad de culto y de religión”.
Según los datos recogidos por las fuentes de la Agencia Fides, alrededor de 700 mujeres cristianas en Pakistán cada año son secuestradas y obligadas a la conversión forzosa. La mayoría de los casos se registran en Punjab, la provincia central de Pakistán donde el extremismo islámico prospera en la sociedad y en la política. Pidiendo el anonimato por razones de seguridad, una religiosa católica de Punjab que ayuda a las víctimas de las conversiones forzadas, dice a Fides que recibe, en promedio, una señalación cada semana. Según la religiosa el fenómeno está aumentando por varias razones: “En primer lugar, las mujeres son consideradas mercancía sin valor y las de las minorías religiosas son esclavizadas por partida doble”. Además “la crisis económica y la pobreza empujan a muchas personas a buscar refugio en la fe y la conversión de un nuevo fiel al Islam se considera un mérito para el paraíso”.
Las mujeres hindúes que sufren el mismo trato, según estimaciones de las ONG en Sindh, son unas 400 cada año. Por esta razón, el nuevo Arzobispo de Karachi, Su Exc. Mons. Joseph Coutts, ha pedido a la Comisión “Justicia y Paz” de su diócesis que efectúe una búsqueda y realice un informe específico sobre el fenómeno, ya que la comunidad hindú en Pakistán vive en su mayoría en la provincia de Sindh, de la que Karachi es la capital.