(Agencias/InfoCatólica) Durante la presentación en el día de ayer del informe en la facultad de San Patricio de la Universidad católica de Maynooth, al oeste de Dublín, el primado de la Iglesia Católica irlandesa, el cardenal Séan Brady, dijo que el informe es un paso clave hacia el "viaje de renovación" iniciado en Irlanda.
"Al expresar verdadero pesar y remordimiento hacemos nuestra propia y sentida petición de perdón a las víctimas y a Dios por aquellos terribles pecados y delitos", afirmó el dirigente católico.
"Jóvenes inocentes sufrieron abusos a manos de clérigos y religiosos a los que se había encargado su cuidado, mientras que aquellos que deberían haber estado vigilantes a menudo fracasaron", añadió hoy Brady.
En las conclusiones de la "visita apostólica" -como se conoce en el vaticano a las inspecciones- ordenada por Benedicto XVI, la Santa Sede reitera el "dolor y la vergüenza" expresados por el Papa a las víctimas, sus familiares y los católicos irlandeses.
Las inspecciones comenzaron el 12 de noviembre de 2010, tras la carta que Benedicto XVI envió a las víctimas y católicos irlandeses, en la que les pidió perdón, dijo que sentía "vergüenza" y advirtió a esos sacerdotes que deben responder ante Dios y los tribunales.
En 2005, el "Informe Ferns" reveló que en la pequeña diócesis de Ferns, al sureste de Irlanda, se produjeron más de cien casos de abusos sexuales cometidos entre 1962 y 2002 por sacerdotes católicos.
Cuatro años después, el "Informe Ryan" denunciaba que miles de menores fueron objeto de abusos sexuales y torturas físicas y psíquicas en instituciones estatales regentadas por religiosos en Irlanda entre 1940 y la pasada década de los noventa.
Ese mismo año, el "Informe Murphy" concluyó que en la archidiócesis de Dublín, la mayor del país, las autoridades católicas ocultaron el abuso de niños cometidos por curas entre 1975 y 2004.
El pasado julio, el "Informe Cloyne" estableció que las altas autoridades eclesiásticas en esta diócesis irlandesa obstaculizaron e ignoraron las denuncias sobre abusos sexuales cometidos contra menores por 19 clérigos.
Tras su publicación, el primer ministro irlandés, Enda Kenny, llegó a acusar al Vaticano de participar en esas maniobras de ocultación y a calificar su actitud de "vergonzosa", unas declaraciones que han deteriorado las relaciones entre ambos estados.
Colaboración con las autoridades civiles
El informe final revela que, a partir de los años 90, se han realizado "avances decisivos" que han desembocado en una mayor conciencia del problema y en "cambios profundos en la manera de afrontarlo".
Además, subraya que las directrices del documento 'Safeguarding children' de 2008 han impulsado la participación generalizada de los fieles y de las estructuras eclesiásticas en el trabajo de prevención y de formación, la estrecha colaboración con las autoridades civiles en el informe puntual de las denuncias y la constante referencia a la Congregación para la Doctrina de la Fe en asuntos de su competencia.
Estas normas, según se apunta en las conclusiones, han demostrado ser "una herramienta eficaz para tratar las denuncias de abusos y aumentar la sensibilidad de toda la comunidad cristiana en materia de tutela de los menores".