(Efe) El templo anglicano recupera la normalidad después de cuatro meses de atención mediática por la decisión del grupo Occupy London de montar el pasado 15 de octubre tiendas de campaña en señal de protesta por los excesos del capitalismo. La Policía se presentó ante la catedral a primera hora de hoy para desalojar a los manifestantes después de que la Justicia británica diera recientemente luz verde para retirarles del lugar al denegarles la posibilidad de recurrir. Algunos levantaron con resignación sus tiendas y formaron círculos de plegaria. Otros levantaron barricadas y opusieron resistencia.
Un portavoz de la Policía de Londres dijo que una “pequeña minoría de manifestantes obstruyó la labor” de los responsables del desalojo y veinte personas fueron detenidas sobre las 04.30 horas, pero la fuente resaltó que “la operación fue ampliamente pacífica”.
En un comunicado, el Ayuntamiento de la City de Londres expresó su pesar de que se tuviera que recurrir a la fuerza para retirar a los indignados e insistió en que la Justicia ha sido clara a la hora de autorizar el desalojo. La nota agregó que el ayuntamiento hará todo lo posible por prestar asistencia a los más vulnerables del grupo a fin de facilitarles un lugar donde vivir y para ello trabajará con la entidad benéfica Broadway, que ayuda a personas sin hogar. El comunicado puntualiza que el Tribunal Superior de Londres consideró el pasado enero que el Ayuntamiento de la City actuó de “manera responsable y justa” durante estos cuatro meses.
El pasado 18 de enero, el Tribunal Superior de Londres autorizó el desalojo que los manifestantes al aceptar el argumento de la City de Londres de que estaba justificado por la necesidad de abrir el paso a los viandantes en los alrededores de la catedral de San Pablo, y la semana pasada el Tribunal de Apelaciones denegó a los indignados el permiso para recurrir ante el Supremo. Tanto la Corte Superior como el Tribunal de apelaciones consideraron que la expulsión no vulneraba los derechos fundamentales de los manifestantes.
Durante el proceso judicial, los miembros del movimiento Occupy London, inspirado en las protestas en Wall Street (EEUU) y las asambleas de los indignados en España, argumentaron que su acampada no solo no perjudicó la actividad de la catedral, sino que tuvo efectos positivos en los visitantes, muchos de los cuales les expresaron su apoyo.