(Agencias/InfoCatólica) El obispo electo de Ourense entró este sábado en la diócesis por la parroquia de Santa María do Desterro, en Corna, como es tradición, donde se ha realizado una pequeña celebración mariana. Posteriormente se detuvo, con su comitiva, en el Real Monasterio de Santa María de Oseira.
Posteriormente, el nuevo obispo ha hecho su entrada en la ciudad de Ourense por los Jardines del Padre Feijóo, una de las antiguas puertas de la urbe, donde ha sido recibido por las autoridades y los fieles ourensanos, presididos por el obispo de Tui-Vigo y administrador apostólico de Ourense durante su sede vacante, monseñor Luis Quinteiro.
Ordenación Episcopal
A las 16.00 horas comenzaba la Ordenación Episcopal del nuevo obispo. Ya en el templo catedralicio le recibieron el nuncio del Vaticano en España, monseñor Renzo Fratini, los tres últimos obispos de Ourense, monseñor José Diéguez, monseñor Carlos Osoro, y su predecesor monseñor Luis Quinteiro Fiuza. Lemos Montanet fue ordenado obispo por el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, y tomó posesión de la diócesis desde la cátedra.
Asistieron también el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, acompañado por el delegado del Gobierno, Samuel Juárez, el conselleiro de Educación, Jesús Vázquez, y el presidente de la Diputación provincial, Manuel Baltar, con los alcaldes de Ourense y de Santiago, Francisco Rodríguez y Gerardo Conde Roa, respectivamente, entre otros.
Mons. Julián Barrio ha deseado a Mons. Lemos un ministerio "largo y lleno de frutos". En un "día de gozo y de esperanza" para los fieles ourensanos, ha destacado que "el obispo está llamado a asumir la forma de vida apostólica, los sufrimientos apostólicos por el anuncio y la difusión del Evangelio", junto al "cuidado paternal de los fieles que le han sido confiados, la defensa de los débiles y la constante atención al pueblo de Dios".
Biografía del nuevo obispo
Mons. José Leonardo Lemos Montanet nació el 31 de mayo de 1953 en Barallobre (A Coruña). Estudió en los seminarios Menor y Mayor de Santiago de Compostela y fue ordenado sacerdote en 1979. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Pontificia Gregoriana, de Roma, donde también ha realizado estudios de Archivero y Bibliotecario. Es doctor en Filosofía por la Universidad Pontificia Santo Tomás de Aquino (Angelicum) de Roma.
Ha prestado servicios en el seminario menor de Belvís y en el Mayor de Santiago, ha sido profesor del Instituto Teológico Compostelano, director de la Biblioteca de Estudios Teológicos del Instituto Teológico Compostelano, director del Instituto Compostelano Superior de Ciencias Religiosas y colaborador pastoral en la parroquia de San Fernando hasta su nombramiento, el pasado mes de diciembre.
El lema de su ministerio episcopal es 'Omnia in Caritate' (Todo en caridad), recogido de un pensamiento del apóstol San Pablo en la Carta Primera a los Corintios, que fue el lema también del cardenal arzobispo de Santiago monseñor Fernando Quiroga Palacios.
El Seminario y las vocaciones.
En su intervención al final de la celebración, Mons. Lemos se ha referido al Seminario y las vocaciones:
Ese será uno de los objetivos pastorales de mi pontificado. La vida diocesana, en su complejidad y riqueza, es ese ámbito en donde pueden y deben existir con auténtica libertad de espíritu todo aquello que vive en la Santa Iglesia Católica extendida por el mundo entero, y vosotros, mis hermanos sacerdotes, sois ese rostro de la Iglesia y de vuestro Obispo que debe acoger, acompañar, dirigir, y en ocasiones corregir, toda esa pluriformidad que existe dentro del seno de este misterio de comunión y fe que es la Iglesia.
Ella no es un coto cerrado avocado a particularismos estériles, ni una multinacional más o menos operativa; es una gran Familia abierta a todos, reunida en torno a ese Buen Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, visibilizado por la persona de su Vicario, el sucesor de Pedro, que junto con los sucesores de los Apóstolos, los Obispos, hacen presente esa realidad viva en medio de este mundo que busca algo más en cada uno de nosotros.
Si tenemos buenos sacerdotes, habrá vocaciones para la vida religiosa, misionera y monástica; para todo género de vida consagrada. También tendremos jóvenes, ellas y ellos, que lucharán por vivir la vocación santa del matrimonio. Surgirán en nuestras parroquias, asociaciones y grupos apostólicas, hombres y mujeres que descubran en el rostro de tantos necesitados como hay en nuestra sociedad, el verdadero rostro sufriente de Jesucristo. Este es el sentido del porqué concedo esa prioridad a la pastoral vocacional.
Ha tenido también palabras de recuerdo y agradecimiento al Instituto Teológico Compostelano y al Instituto Superior de Ciencias Religiosas, así como a los sacerdotes miembros como él de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, y a su familia. A todos ha pedido: “Ayudadme a ser un valiente defensor de la familia, de esa realidad construida sobre el amor fiel de un hombre y una mujer, abierta a la vida”.