(Aci) La secretaria del departamento de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius, quien afirma ser católica, ha dado un plazo de un año a las instituciones religiosas para acatar la norma. "Esto significa que todos nuestros hospitales católicos, escuelas, agencias de servicios sociales y similares serán obligados a participar del mal", explica el obispo.
"Como los mártires de los primeros días, tenemos que estar preparados para aceptar el sufrimiento que podría incluir altas multas y la cárcel. Nuestra libertad religiosa en Estados Unidos está en grave peligro", advierte Mons. Bruskewitz. El prelado dijo además que la Iglesia "ha pedido al Presidente Obama que rescinda esta ley, pero todas las solicitudes han encontrado una pared y han llegado a oídos sordos" en la administración.
El obispo de Lincoln es uno de los muchos prelados de la Iglesia en Estados Unidos que ha hablado sobre este controvertido tema. En la diócesis de Phonenix, los católicos escucharon un mensaje de Mons Thomas J. Olmsted, quien señaló que la gente de fe no puede "ser relegada a ser ciudadanos de segunda clase" ni "despojada de sus derechos dados por Dios".
El obispo de Marquette, en el estado de Michigan, Mons. Alexander K. Sample, afirmó que si esta ley entra en vigor "nosotros los católicos nos veremos obligados a violar nuestras conciencias o a dejar la cobertura de salud para nuestros empleados y sufrir las penalidades por hacer eso". El Arzobispo de Nueva Orleans, Mons. Gregory M. Aymond, resaltó por su parte en su carta del fin de semana que es necesario actuar ante este "ataque sin precedentes a la libertad religiosa".