(José Juan Giménez/Diócesis Córdoba) La ceremonia fue concelebrada por el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández; el Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo; el Obispo de Asidonia-Jerez, Mons. José Mazuelos; así como el Nuncio Apostólico de Su Santidad en España y el Obispo de Segovia, Mons. Ángel Rubio.
La Eucaristía comenzó con la intervención de Mons. Fernández, quien manifestó que “hoy es un día de fiesta en la Diócesis de Córdoba porque a través del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, miles y miles de personas se han encontrado con Jesucristo en su Iglesia Santa”. “La ocasión del Cursillo mil es una oportunidad para agradecer a Dios tantos beneficios obtenidos a lo largo de estos 58 años, de colores, en la Diócesis de Córdoba”. Asimismo, instó a los presentes a que la Eucaristía les ayude a sentirse acogidos por la Iglesia Madre que impulsa a la Nueva Evangelización.
Dirigiéndose al Cardenal, Mons. Demetrio Fernández pidió que le transmitiera al Santo Padre una profunda adhesión filial y el agradecimiento por la concesión de Indulgencia Plenaria a todos los asistentes a la Eucaristía, así como a los que se unieron a ella espiritualmente o a través del Canal Diócesis Tv. Seguidamente, se leyó el Decreto en el que el Papa Benedicto XVI respondía afirmativamente a la petición de Indulgencia Plenaria que el Sr. Obispo le presentaba con ocasión del Cursillo mil en córdoba.
“La tarea de Evangelización es urgente”
En la homilía, el Cardenal Rylko comenzó explicando qué realidad hay detrás del número mil, respondiendo que: “Un largo camino de abundante siembra evangélica, que empezó en 1.954”. Tras esto, aseguró que “hoy no tenemos tiempo de quedarnos quietos y la tarea de evangelización es urgente”. “Los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades son una respuesta oportuna del Espíritu Santo a los desafíos que el mundo lanza a la Iglesia de nuestros tiempos. Por eso, la Iglesia os mira con gran esperanza y cuenta con vosotros”, señaló.
Al hilo de esto, destacó que el Movimiento de Cursillos de Cristiandad está presente en 63 países de todos los continentes y que todas las comunidades constituyen un componente integral de la vida de la Iglesia. “Sois un don del Espíritu Santo, un instrumento indispensable de la misión evangelizadora, la expresión de la vitalidad de la Iglesia en nuestros días”, afirmó.
En otro orden de cosas, el Cardenal resaltó tres tareas de extrema importancia que se perfilan hoy para las asociaciones laicales y movimientos eclesiales: “ser escuelas de santidad, de misión y de comunión”. En este sentido, indicó que el mundo necesita verdaderos cristianos santos, por lo que los movimientos y asociaciones laicales deben ser misioneros y evangelizadores, así como verdaderas escuelas de comunión.