(Zenit/InfoCatólica) Hoy la biblioteca del monasterio de Santa Escolástica tiene cerca de 150.000 volúmenes. Con un archivo de quince mil documentos en papel y 3.780 pergaminos. De estos, 307 son de papas, quince de emperadores y reyes. Los códices son 440 y los incunables 213.
Quién ha salvado, copiado y difundido estos libros? ¿Quién los ha transcrito, proyectado y dado a leer? –se pregunta Antonio Gaspari en un artículo publicado este sábado ene la edición italiana de ZENIT–. En la biblioteca de Santa Escolástica, en Subiaco, se encuentran las respuestas a estas preguntas.
Aquí hay libros únicos como el De Civitate Dei, de san Agustín, un extracto del segundo libro de los Diálogos de san Gregorio Magno, o el De Trinitate del beato Alcuino de York, consejero de Carlomagno. Todos ellos salvados de las devastaciones y los robos que se han dado a lo largo de los siglos.
El monasterio benedictino conocido como Sacro Speco está construido en torno a la gruta en la que san Benito se retiró a meditar hasta la Pascua de 500. Está pegado a una pared rocosa del monte Taleo y se yergue a pico sobre un valle en el que al fondo fluye el río Aniene.
San Benito y las bibliotecas de los monasterios benedictinos
En el valle de Subiaco, san Benito fundó una comunidad de doce pequeños monasterios, cada uno con un abad, todos bajo su guía espiritual: una experiencia que duró casi treinta años y que marca el inicio del monaquismo occidental. De los doce, el único que se ha conservado es el de Santa Escolástica, considerado el monasterio benedictino más antiguo del mundo. El núcleo original se remonta al siglo VI.
En los tiempos de san Benito, pocos sabían leer y escribir. San Benito tenía en gran estima la cultura y, al escribir la regla de la orden monástica por el fundada, incluyó el compromiso de los monjes de leer todos los días y construir una biblioteca en cada monasterio. Para responder a este compromiso, los benedictinos empezaron a practicar el arte de copiar libros y difundirlos en las bibliotecas de las comunidades monásticas fundadas en toda Europa. Gracias a los scriptorium y las bibliotecas, las abadías benedictinas se convirtieron en importantes centros de cultura.
Para saber más: http://www.scolastica.librari.beniculturali.it