(PFB/ Infocatólica) El 16 de diciembre próximo, la república de Kazajstán celebrará el vigésimo aniversario de la independencia de la Unión Soviética. Se trata de un país que con sus 2,7 millones de kilómetros supera en extensión a toda la Unión Europa, pero con una población de 16,4 millones de personas, similar a la de Holanda. El 70% de sus habitantes es musulmán y el 24% cristiano; los católicos son unos 250.000.
El cristianismo está presente en Kazajstán desde el siglo II y en el siglo IV ya existió una sede episcopal. En el siglo XX, la presencia de católicos se debió a las deportaciones de enemigos del pueblo ordenada por el tirano comunista Stalin. El secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Athanasius Schneider, es una familia de alemanes asentada cerca del puerto de Odesa, en el Mar Negro, y deportada por Stalin a Kirguizistán, vecina de Kazajstán. Uno de los cinco obispos diocesanos es el español José Luis Mumbiela, al frente de la diócesis de Almaty, la antigua capital del país, tan grande como toda España.
El Gobierno y la mayoría musulmana respetan a los fieles de otras religiones hasta el punto de que los cristianos y los judíos gozan de una libertad asombrosa en comparación con los regímenes de otros países asiáticos musulmanes, como Pakistán, Arabia Saudí, Irán o Afganistán, para abrir templos y colegios y para evangelizar.
En una conferencia de prensa para presentar las conmemoraciones de la independencia en España, el embajador contestó a las preguntas del redactor de Infocatólica
- ¿Cuál es la situación legal de los cristianos en Kazajstán, un país de mayoría musulmana?
La Constitución otorga derechos iguales a los representantes de cualquier religión. El Estado no pone obstáculos a la construcción de templos y así se construyen mezquitas, sinagogas e iglesias. No existen privilegios para una determinada religión.
- Kazajstán ha sido el primer país musulmán que ha presidido la OSCE (Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa), pero también preside la mayor organización musulmana del mundo, la Organización de Cooperación Islámica, de la que son miembros países que persiguen a los cristianos, como Marruecos y Pakistán. ¿Se mantendrá esta política de respeto?
Cuando el país alcanzó la independencia, el presidente Nursultán Nazarbayev promovió la concordia interétnica y religiosa para poder construir un Estado en paz y unidad. En Astana, la capital del país, se han celebrado tres congresos mundiales de religiones, al último de los cuales han asistido 77 delegaciones de una treintena de países, lo que es un fenómeno único en el mundo. En 2012 se celebrará el cuarto congreso. El Gobierno concede una gran importancia a estos congresos, porque sirven para limar asperezas entre los seguidores de las religiones y para evitar conflictos armados.