(La Voz de Galicia/InfoCatólica) El texto difundido ayer por el obispado lucense señala que “ante las noticias aparecidas en los medios de comunicación sobre la situación pastoral que se vive en la parroquia del Sagrado Corazón”, el obispado quiere aclarar cuatro aspectos. En primer lugar, asegura que los sacerdotes anteriormente responsables de esa parroquia, “don Guillermo, don Miguel y don José, siguen en sus puestos, habiéndose añadido al equipo, desde el mes de octubre, un nuevo sacerdote, don Augusto”.
Asegura también el obispado “que todos ellos son responsables en común de las parroquias que tienen encargadas, en primer lugar de la del Sagrado Corazón; y que distribuyen entre sí libremente sus tareas personales”.
Recuerdan que el Camino Neocatecumenal está aprobado por el Papa
A continuación, el texto oficial de la diócesis dice que “el rechazo y las descalificaciones del Camino Neocatecumenal contradicen las decisiones de la Iglesia Católica, ya que ha sido aprobado por el Papa y está presente en multitud de diócesis de todo el mundo”.
En el último punto, el obispado reivindica su condición de autoridad dentro del organigrama eclesiástico. “El único camino adecuado para la vida de una comunidad parroquial es el ejercicio del amor fraterno y la comunión con la Iglesia, representada en cada diócesis por su obispo”.
Anteayer el sector vinculado a la asociación vecinal anunció manifestaciones y pedirá la colaboración de otros colectivos.
Quieren que sea un cura quien decida todo
Lo cierto es que la nota de la diócesis desmiente gran parte de las acusaciones de dicha asociación vecinal, al negar que se haya retirado de la parroquia a ninguno de los sacerdotes y al explicar que con la llegada del nuevo presbítero se ha producido un reparto de las tareas pastorales con el acuerdo de todos los curas.
El grupo de feligreses aseguró días atrás que mientras Miguel Fernández no sea el cura titular, el que defina las tareas de la parroquia, no entrarán a ninguna de las misas que se oficien en la iglesia. Consideran que el nuevo sacerdote, Augusto Alvarado, está alejado de la realidad social que vive el barrio y que sus doctrinas nada tienen que ver con el modelo cristiano que vivió la parroquia durante décadas con Guillermo Méndez y que ven como positivo.