(Agencias/InfoCatólica) La festividad de Nuestra Señora de Palestina se viene celebrando desde 1927 en Deir Rafat, una zona rodeada por conventos y monasterios católicos fundados por el patriarca Louis Barlasina. Roma aprobó la festividad en 1933 y la consideró como “una súplica para pedir protección especial a Nuestra Señora, en la tierra donde nació”.
Para asistir, las congregaciones palestinas deben solicitar un permiso a la Administración Civil, el organismo militar israelí que gestiona los asuntos civiles en el territorio palestino ocupado. La diócesis de Ramala y las aldeas vecinas comprende un total de 15.000 feligreses católicos y, a diferencia de otros años, ninguno de ellos ha recibido los permisos para poder asistir a la festividad, denuncian sus responsables.
“Este es otro ataque israelí a la liberad de culto. Es un intento de Israel de desconectar a la comunidad cristiana más antigua del mundo de sus lugares de culto y tradición”, manifestó el padre Faisal Hijazeen, sacerdote de la iglesia de la Sagrada Familia, de la diócesis de Ramala.
Hijazeen, que califica los hechos de “castigo colectivo por el mero hecho de ser palestinos”, llamó a la comunidad internacional a “adoptar todas las medidas necesarias para frenar la falta de respeto de Israel por nuestros derechos humanos y nacionales”.Y lamentó que “es una catástrofe que algunos de los denominados ‘gobiernos cristianos’ continúen apoyando a un estado sin ser conscientes de las dramáticas consecuencias de sus políticas sobre el terreno y cómo éstas afectan el futuro de la Cristiandad en Tierra Santa”.
Interpelado por la denuncia del Consejo de iglesias Católicas del área de Ramala, el responsable de Coordinación de las Actividades del Gobierno israelí en los territorios ocupados palestinos (COGAT, por sus siglas en inglés), Gay Inbar, manifestó no estar familiarizado con la denegación de permisos a los feligreses palestinos.