(Fides) Hay un fuerte resentimiento en la comunidad cristiana en Pakistán, tras un nuevo caso de violencia sin ser castigados. Cómo informan fuentes de confianza a la Agencia Fides, “los secuestradores y violadores de Ana están libres, porque pertenecen al grupo radical islámico Lashkar-e-Tayyaba (bandidos para el terrorismo) y la policía se ha negado incluso a ordenar un examen médico“. El magistrado de la zona ha registrado una denuncia en contra de algunos hombres musulmanes, pero no ha facilitado las medidas restrictivas contra ellos. La policía pidió a los padres de Ana entregar a la niña al “marido legal“ (el violador), si no, podrían tener proceso penal.
Ana es la hija de doce años de Arif Masih, un barrendero de Shahdra, una ciudad cerca de Lahore, capital de la provincia de Punjab. Ana fue secuestrada por dos hombres musulmanes el 24 de diciembre de 2010, atraída por el engaño de una amiga. Golpeada y violada por varios días, se vio obligado a firmar unos documentos que dan fe de su conversión y el matrimonio con uno de los criminales, Muhammad Irfan.
El 5 de enero de 2011 su padre presentó una denuncia (First Information Report) contra las personas desconocidas. Sólo en septiembre, ocho meses después de su desaparición, Ana llamó a su familia desde Tandianwalla, en el distrito de Faisalabad, a 190 kilómetros de Lahore. Informó que había sido secuestrada, pero que había podido huir. De vuelta a casa, contó su historia al juez. Pero Muhammad Irfan presentó un certificado de matrimonio, con el que el delito de violación caducaba. La policía ha aconsejado a los padres de Ana devolverla a su torturador. Ana y sus padres en ka actualidad están escondidos y militantes de Lashkar-e-Tayyaba les buscan.
“Entre otras cosas, el matrimonio con menos de 16 años es ilegal. Esto demuestra que el gobierno, la magistratura y la policía de Punjab están tratando de cubrir las fechorías de los grupos radicales islámicos y son cómplices“, señala una fuente de Fides. En Pakistán, es una práctica común de los grupos extremistas el secuestrar y violarlar a niñas pertenecientes a minorías religiosas, cristianas e hindúes. Según Motumal Amarnath, abogado y miembro de la “Comisión de Derechos Humanos de Pakistán,“ Ong conocida y difundida en todas las provincias, cada mes, 20 niñas hindúes son secuestrados y convertidos a la fuerza.
Las organizaciones cristianas y la sociedad civil han recogido muchos casos e historias que la policía no ha investigado, por ello piden al gobierno de tomar medidas decisivas y recurrir a las Naciones Unidas para detener los abusos de los derechos humanos.