(Zenit) Los actos criminales “no se limitan a algunos lugares, sino que se extienden de Galilea a Jafa”, precisa la asamblea, que agrupa a los obispos de las diferentes comunidades católicas (latinas y orientales) con jurisdicción en Tierra Santa.
“Unos pocos fundamentalistas están detrás de estos actos”, añadieron los obispos, para quienes se trata de un “fenómeno nuevo de violencia en el interior mismo del Estado”, que es responsable de la seguridad de todos, pero sobre todo de los lugares de culto.
“Estos incidentes no tienen nada que ver con la religión y no sirven a los intereses de Estado, y amenazan la coexistencia pacífica y la seguridad entre los ciudadanos”, prosigue el comunicado.
Los ordinarios condenan estos actos y apelan a todas las instituciones, también al Estado, a asumir su responsabilidad.
La asamblea de obispos espera que “el Gobierno israelí, además de condenar y manifestar su solidaridad, continúe tomando medidas serias para llevar a los culpables, y a los que están detrás, ante la justicia, y revisando la función del Estado en la educación de sus ciudadanos respecto a la diversidad religiosa y el pluralismo”.
La asamblea de ordinarios de Tierra Santa concluye: “Rogamos al Todopoderoso que inspire a todos los dirigentes, y a los pueblos, y sobre todo a los que tienen tendencia a la violencia y a la profanación de lugares de culto, a que trabajen juntos para construir una sociedad mejor en la que las religiones desempeñen una función constructiva”.