(Efe) Se trata de un extenso escrito, en el que el obispo destaca que “el anhelo” por la disolución definitiva de ETA es “un clamor” al que la Iglesia se une “de forma especial”.
Mons. Munilla añade que “es cierto que la clase política se ha de esforzar en buscar vías de encuentro” pero cree, sin embargo, que “la paz no puede nacer de meros pactos políticos, sino que requiere la conversión de los corazones como paso indispensable y fundamental”.
“Sin conversión no hay reconciliación, y sin reconciliación no podrá haber nunca una paz auténtica. La Iglesia ora por la paz y se compromete a ser su instrumento en el aquí y ahora de nuestro pueblo, al servicio de todas las personas que lo conformamos. Nos sentimos llamados a acompañar a las víctimas que sufren y ofrecemos en Evangelio consuelo y medicina para todos”, señala Munilla.
Comunión interna
El obispo sitúa como “reto más inmediato” de la Diócesis el de la “comunión interna”, algo que ha quedado “patente” en “los diversos episodios” vividos en torno a su nombramiento en noviembre de 2009.
Destaca que la falta de unidad es un “lastre que podría condenar a la esterilidad muchos de los esfuerzos pastorales”, por lo que asegura que la “mayor aportación” para lograrla es “la propia conversión”.
“Estaríamos muy equivocados si pensáramos que la falta de unidad es de tipo ideológico. Siendo esto último importante, sin embargo lo sustancial y fundamental es la propia conversión”, indica Munilla, que menciona entre los medios para lograrla “la oración, las obras de caridad, la penitencia y el sacrificio, y el sacramento de la Eucaristía y de la reconciliación”.
En esta carta pastoral, el prelado donostiarra habla del “influjo negativo de la secularización” de la sociedad y dice que ha abierto “cuatro heridas”.
Cita en primer lugar el “materialismo intrascendente”, que en su opinión “ha resultado ser el opio del pueblo”, y después la “cultura de la frivolidad o de la superficialidad”, con “el predominio de una vivencia de la sexualidad como un mero instrumento de placer”.
El “relativismo” es la tercera herida porque “se sustenta en una filosofía de corte nihilista que niega la existencia de cualquier verdad objetiva, como consecuencia práctica de la negación o del olvido de Dios”, y el “laicismo anticlerical” la última.
Munilla invita a agentes sociales, instituciones y administraciones a ocuparse de los más desfavorecidos, especialmente en esta época de crisis económica, y apela además a la “estabilidad familiar”, en la que “se sustenta en gran parte la madurez del ser humano”.
La carta pastoral sirve como introducción al Programa Pastoral Quinquenal 2011-2016 de la Diócesis de San Sebastián.