(PrensaSJ/InfoCatólica) Regido por la Compañía de Jesús, es el continuador del Seminario Pontificio anejo a la Universidad Pontificia de Comillas (Santander), que desde su fundación en 1892, formó, juntamente con la Gregoriana de Roma, la práctica totalidad del episcopado español del Siglo XX, y una pléyade de sacerdotes eminentes por su formación intelectual y por su espiritualidad.
Con su traslado a Madrid y la integración de los Institutos universitarios que la Compañía dirigía en Madrid, “Comillas” adquirió un talante verdaderamente universitario por la variedad de sus disciplinas y de su alumnado. Pero conservó con esmero su proyecto fundacional de formar sacerdotes tanto en su Facultad de Teología como en su Colegio Sacerdotal.
En palabras del propio Arana este centro es: “Un Seminario Pontificio Internacional, que privilegia la calidad sobre el número (sólo cuenta con 25 residentes), con vocación de formar según la tradición ignaciana, que aúna virtud y letras, y fiel a las exigencias de solidez de vida y doctrina y de radicalidad sacerdotal reclamadas por Benedicto XVI. Sacerdotes y futuros sacerdotes sabios y santos, capaces de liderar comunidades con arrojo evangelizador y de responder al anhelo de una vida plena que anida en el corazón de sus hermanos”.
Junto a los seminaristas, residen en el colegio mayor, sacerdotes que realizan estudios de grado en la universidad (Licencia y doctorado en disciplinas eclesiásticas), a modo de pequeño presbiterio internacional que polariza el estímulo formativo de los más jóvenes. A través de una fundación y de la misma universidad, se conceden becas para gastos de manutención y de enseñanza.
Cambio de Rector
El nuevo Rector, Germán Arana, llega de la Universidad Gregoriana de Roma, donde se ha desempeñado como Superior de la comunidad de Profesores Jesuitas que allí reside, Profesor de Dirección Espiritual y asesor en la formación espiritual de varios seminarios e instituciones de formación sacerdotal. Avezado en la relación de ayuda pastoral personal, “la pasión de dar modo y orden con los Ejercicios Espirituales ignacianos me ha consumido por entero”, comenta él mismo.
De sus proyectos de cara al centro destaca: “En la medida de mi propia pobreza no ahorraré esfuerzos para cuidar a los que el mismo Señor y la Iglesia me han confiado para ayudarlos a crecer como sacramentos existenciales del único Buen pastor Jesucristo cuya entraña de misericordia acoge a los más débiles y redime a la humanidad entera”.
De su predecesor, José María Fernández-Martos, no tiene más que elogios: “Nos deja una herencia de oro. Ha creado una comunidad fraterna, ha dotado al colegio de un ritmo serio, con una buena labor en la selección de los alumnos, un estilo de vida austero, y un proceso de formación en el estudio y en la vida espiritual seriamente conseguidos”. Además, destaca, “su talante, como sacerdote psicólogo, conocedor de las quiebras interiores de sus semejantes, e impulsor de un estilo sacerdotal atento a los reclamos de una mayor autenticidad.”