«Toda rodilla se doble…» (Flp 2, 10)

El hecho de que en nuestros días se esté extendiendo la costumbre de permanecer de pie en el momento de la consagración en la Santa Misa, o de que se suprima alegremente la genuflexión al pasar ante el sagrario, no parece que sea algo casual o insignificante. La «herejía» más extendida en nuestro tiempo –la secularización- no se caracteriza tanto por negar verdades concretas del Credo, cuanto por debilitar la firmeza de nuestra adhesión a la fe. Da la impresión de que lo políticamente correcto fuese creer a «cierta distancia», sin entregar plenamente nuestro corazón.

            La celebración del Corpus Christi se nos ofrece como la antesala para el inicio de la Adoración Perpetua en nuestra Diócesis. El próximo viernes 19, Solemnidad del Corazón de Jesús, celebraremos una Misa solemne en nuestra Catedral, a las 20.00, en la que además de dar inicio al Año Jubilar Sacerdotal y de renovar la Consagración de Palencia al Corazón de Jesús, concluiremos llevando en procesión al Santísimo Sacramento hasta la Iglesia de las Clarisas, dando así inicio a la Adoración Perpetua. Sirvan estas líneas de hoy como ayuda para crecer en la comprensión de nuestra devoción eucarística.

            Arrodillarse ante Cristo, remedio de toda idolatría

            En la homilía que Benedicto XVI pronunciaba en el Corpus del año pasado, realizaba una hermosa catequesis sobre el significado de esta postura corporal en la oración y en la liturgia: “Arrodillarse en adoración ante el Señor (…) es el remedio más válido y radical contra las idolatrías de ayer y hoy. Arrodillarse ante la Eucaristía es una profesión de libertad: quien se inclina ante Jesús no puede y no debe postrarse ante ningún poder terreno, por más fuerte que sea. Nosotros los cristianos, sólo nos arrodillamos ante el Santísimo Sacramento”.

            En su obra “El espíritu de la liturgia”, el entonces Cardenal Ratzinger daba respuesta a la objeción que juzga que la cultura moderna es refractaria al gesto de “arrodillarse”. Con clarividencia y profunda convicción afirmaba que “quien aprende a creer, aprende también a arrodillarse. Una fe o un liturgia que no conociese el acto de arrodillarse estaría enferma en un punto central”.

            El hecho de que en nuestros días se esté extendiendo la costumbre de permanecer de pie en el momento de la consagración en la Santa Misa, o de que se suprima alegremente la genuflexión al pasar ante el sagrario, no parece que sea algo casual o insignificante. La “herejía” más extendida en nuestro tiempo –la secularización- no se caracteriza tanto por negar verdades concretas del Credo, cuanto por debilitar la firmeza de nuestra adhesión a la fe. Da la impresión de que lo políticamente correcto fuese creer a “cierta distancia”, sin entregar plenamente nuestro corazón. En el fondo, estamos ante el olvido de aquellas palabras de Jesús: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser. Este mandamiento es el principal y primero” (Mt 22, 37-38).

            No podemos olvidar que la adoración es el mejor antídoto frente al relativismo y que, por lo demás, es indudable que la genuflexión está estrechamente ligada al acto de adoración: Es el reconocimiento que la creatura hace del Creador, es la manifestación humilde de nuestra sumisión ante un Dios todopoderoso que, paradójicamente, también “se ha arrodillado” ante nosotros en la encarnación, en su muerte redentora, y en su decisión de permanecer entre nosotros en la Sagrada Eucaristía.

            Mención aparte merecen tantas personas que bien quisieran poder expresar de rodillas su adoración a Cristo, y que por limitaciones físicas se han de contentar con hacerlo con una inclinación u otros gestos de fervor y cariño. ¡Cuántas lecciones nos dan con su valiente perseverancia, sin rendirse a sus “achaques”!

Comulgar “a Cristo” y comulgar “con Cristo”

            “El segundo mandamiento es semejante a éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas” (Mt 22, 39-40). En efecto, el acto de adoración a Dios es consecuentemente seguido del ejercicio de la caridad con todos los necesitados. Éste es el motivo por el que la Iglesia ha unido los dos días “más eucarísticos” del año (Jueves Santo y Corpus Christi), a nuestro compromiso con los pobres, ejercido especialmente a través de Cáritas.

            El acto de comulgar no termina con la recepción del sacramento. Recurro de nuevo a otras palabras del Cardenal Raztinger recogidas en el citado libro: “Comer a Cristo es un proceso espiritual que abarca toda la realidad humana. Comerlo significa adorarle. Comerlo significa dejar que entre en mí, de modo que mi yo sea transformado y se abra al gran «nosotros», de manera que lleguemos a ser uno solo con Él”.

            Por lo tanto, comulgar “a Cristo” supone también comulgar “con Cristo”, es decir, comulgar con todo lo que Él ama, con sus preocupaciones, alegrías, esperanzas y sufrimientos… de una forma especial, con sus predilectos, los pobres. Ciertamente, estamos ante dos señales determinantes para evaluar la calidad de nuestra participación en la Sagrada Eucaristía: la actitud de adoración y –fruto de ésta- nuestro compromiso con los necesitados.

+ José Ignacio Munilla, obispo de Palencia

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13 comentarios

ricardo
Gracias por la claridad, no se puede decir mejor.
Se tendria que recordar al inicio de cada misa, al menos en Barcelona.
10/06/09 4:13 PM
Andrés
Con que sencillez, se describe el termómetro de la fe de nuestros cristianos.
10/06/09 8:56 PM
Ezequiel
Primero gracias, gracias, gracias Mns Munilla. Que gran obispo es Vd.
Segundo, digo lo mismo que "ricardo", ójala se recordara en todas las parroquias de la Archidiócesis de Tarragona. En muchas iglesias, los mismos párrocos han cortado los reclinatorios. Que pena.
10/06/09 11:31 PM
YIYI
Arrodillarse...No se expresarlo.Va mucho mas alla del gesto ,es rendir la vida ante el Señor.
Si que deberian recordarlo antes de cada Misa. ...Y tambien los obispos,recordarselo a todos su sacerdotes. Muchos,no se arrodillan cuando consagran.
12/06/09 11:20 AM
Fernando Benedicto
Estimado Monseñor Munilla:
Estoy totalmente conforme con sus declaraciones.Entiendo modestamente que la expresión griega "Proskrinesus", significa postrarse, reclinarse y es precisamente lo que se indica que debemos hacer ante Jesús. ¿Y qué es la EUCARISTÍA, además de 'dar gracias',reconociendo el misterio de la transubstanciación para recibir el sacrificio de Cristo?. El mandato evangélico y apostólico no deja lugar a dudas Mientras se piden autógrafos vanalmente a personajes populares y atribuimos títulos como honorable, señoría, etc.No podemos negar al Altísimo presente en la consagración el correspondiente saludo reverente que todo cristiano salvo escepciones por salud e indisposición, impidan arrodillarse.
El Dr. Joan Antonio Mateo, también hizo incapie a tan solemne obligación cristiana y a ambos agradezco las excelentes aclaraciones para fortalecer nuestra fe y acciones en la adoración que rendimos como cristianos.
Le saludo cordialmente: Ferran
12/06/09 5:38 PM
jpm
Hace tiempo, me daba vergüenza ir a la procesión del Corpus, porque no me gusta que la gente me mire. Este año he hecho el firme propósito de hacer lo posible por dar público testimonio de mi amor a Jesús Sacramentado delante de todo mi pueblo, puesto que Jesús no se avergüenza de mí
12/06/09 7:23 PM
anarico
Acabo de escuchar la homilía de hoy en Radio María. ¡Qué cosa tan penosa y lamentable! "La boca habla de lo que rebosa en el corazón". ¡Qué cosa tan lamentable! ¿Cómo no se ha de avergonzar el personal de ser católico? y pensar que la Iglesia Católica cuenta con una nómina de sabios incomparable con ninguna otra institución. Vamos, para mear y no echar gota; o mejor aún, para correrlos a palos y molerles las costillas. ¿Qué diría en casos así S. Juan de Ávila? Pregunto.
13/06/09 10:33 AM
anarico
S. Francisco de Sales dice que en la Sagrada Escritura "comer" significa meditar; beber significa contemplar. También dice que el alma come por los ojos.
Indudablemente, para ejercitarse en el primer mandamiento es necesario todo entero.
13/06/09 10:42 AM
felipe
muchas gracias por sus palabras aleccionadoras; creo que tenemos que anunciar este tipo de paginas web porque estouy seguro que lo que da vergüenza comentar con los conocidos, solo delante del ordenador llevaria a mas de una conversión.
13/06/09 10:58 AM
anarico
Para mí "la clave", el principio y el fin, de nuestra religión es el cumplimiento del primer mandamiento. Todos lo demás es la necesaria docrina para aprender y ejercitarse en el cumplimiento. Y Cristo, tal y como nos enseñó Jesús es: la Puerta, el Camino, la Verdad, y la Vida. Nos dio, pienso yo, todas éstas referencias para para que nos fuera más fácil hacernos una primera idea de la Ley que vino a enseñar, y, dar cumplimiento. Me parece.
13/06/09 11:11 AM
José Carlos
Si los obispos no mandan a los sacerdotes que digan a los fieles eso de arrodillarse durante la Consagración,así como otras muchas cosas,y los sacerdotes no lo dicen a los fieles,es inútil que lo digamos aquí,para una pequeña minoría.Parece que estamos perdiendo el tiempo.
13/06/09 3:53 PM
javivi
No queda otra que dar ejemplo. Así de sencillo, así de fácil. Colocarse en los primeros bancos y arrodillarse en el momento de la Consagración, de forma humilde y sin dar la nota. Observaréis el efecto "mágico" que se produce a vuestro alrededor, la imitación es inmediata. Y arrodillarse al pasar por delante del Sagrario, siempre, aunque sea con un simple gesto, sin más.
17/06/09 2:09 PM
Almudena
Me hizo mucha mella la homilía del Corpus del Papa el año pasado. Desde entonces, me ayuda mucho arrodillarme pues, a la vez que estoy adorando a Dios, me estoy "desarrodillando" ante el mundo y sintiéndome verdaderamente libre en Sus manos
27/08/09 11:09 PM

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