(689) ¿El Sínodo 2021-2023 a dónde y por dónde lleva?
– ¿Y éstos a dónde van?
–No se sabe, pero se supone a dónde los llevan. Siempre hay indicios.
1. –De la fe a la apostasía
En la historia de la Iglesia (considero especialmente el Occidente), a pesar de los pecados, que nunca faltan, vemos los tres primeros siglos como santos y martiriales. De ellos nace el siglo IV, con grandes herejías, vencidas por grandísimos santos en ese siglo y en el siguiente. Y después, arriesgando un poco en la opinión, puede admitirse sin mayores escrúpulos que el milenio de la Edad Media, enlaza siglos de Cristiandad entre el 500 y el 1500 –monasterios, iglesias, catedrales, reyes, leyes, costumbres e instituciones cristianas–. En el siglo XVI son grandes los santos y potentes las misiones; pero ya el nominalismo y otras debilidades inician la maldad soberbia de Lutero, tan difundida, y las ambigüedades paganoides del Renacimiento. Dios suscita en ese tiempo a Trento y a grandes santos, para evitar males mayores y asegurar verdades y virtudes. La Iglesia aguanta y crece.
El mayor poderío del Mal, creciente hasta la apostasía del tiempo actual, surge hacia 1700, teniendo sus raíces principales en las herejías del Protestantismo y en las mundanizaciones del Renacimiento. Dos libros excelentes de Paul Hazard, «La crisis de la conciencia europea (1680-1715)» y «El pensamiento europeo en el siglo XVIII», describen el proceso con lucidez. El Siglo de las Luces (XVII-XVIII), la Masonería (1717), la Ilustración (XVIII), el Liberalismo (XIX), el Modernismo (XIX-XX), pretenden la eliminación total del cristianismo, de Cristo, de su Cruz, de su Camino, de la vida temporal Sobrenatural, siempre orientada hacia la vida eterna celestial. Lógicamente, es imposible afirmar el Nuevo Orden Mundial, fundamentado en un Naturalismo científico, liberal y moderno, sin eliminar el cristianismo, sistemáticamente calumniado, de tal modo que no quede ni su recuerdo.
2. –La apostasía de las naciones de más antigua filiación cristiana
El Enemigo de Cristo sabe bien que las naciones que más difundieron el cristianismo entre todos los pueblos, una vez descristianizadas –corruptio optimi pessima–, son las más potentes para erradicar hoy toda huella cristiana de las naciones que evangelizaron. Hablo de los pueblos de Occidente, y me fijo especialmente en España.
En unos cuantos decenios, o en medio siglo –según de qué se trate–. la mayoría del pueblo católico ha renegado de Cristo. Una descristianización tan amplia, tan extensa y tan rápida no se había dado en toda la historia de la Iglesia. Y ciertamente comienza por las herejías impunes que erosionan y destruyen la fe, es decir, el fundamento de la Iglesia. El inmenso edificio de la Iglesia se va cayendo a pedazos si el Maligno y los suyos consiguen por las herejías impunes quebrantar gravemente su fundamento, que es la fe.
+Se multiplicaron las herejías impunemente. –Juan Pablo II declaraba hace más de cuarenta años, en un discurso a misioneros populares (6-2-1981), la existencia de innumerables herejías dentro de la Iglesia, que han ido in crescendo hasta el tiempo actual:
«Es necesario admitir con realismo, y con profunda y atormentada sensibilidad, que los cristianos de hoy, en gran parte, se sienten extraviados, confusos, perplejos, e incluso desilusionados. Se han esparcido a manos llenas ideas contrastantes con la verdad revelada y enseñada desde siempre. Se han propalado verdaderas y propias herejías en el campo dogmático y moral, creando dudas, confusiones, rebeliones. Se ha manipulado incluso la liturgia. Inmersos en el relativismo intelectual y moral, y por tanto en el permisivismo, los cristianos se ven tentados por el ateísmo, el agnosticismo, el iluminismo vagamente moralista, por un cristianismo sociológico, sin dogmas definidos y sin moral objetiva». (Puede verse este grave tema en mi artículo (39) Innumerables herejías actuales (6-11-2009)
3. –Iglesias locales profundamente descristianizadas
+La proliferación de tantos errores ha producido un descenso muy notable en la calidad de la doctrina católica, tanto en catequesis y homilías, como en escuelas, colegios y universidades católicas, en seminarios y noviciados, facultades de filosofía y teología. No pocos de esos centros difusivos perdieron en mayor o menor grado su identidad cristiana y católica.
+Fueron varios los sacramentos que cesaron o que disminuyeron grandemente. –Cesó en muchas parroquias el sacramento de la penitencia, sustituido por un par de absoluciones colectivas anuales. –En muy pocos años disminuyeron grandemente los sacramentos del matrimonio, ampliamente sustituidos por celebraciones civiles o por simples uniones de hecho. –En no pocas Iglesias locales disminuyeron o desaparecieron las vocsciones al sacramento del Orden, del que apenas se predica, en parte por el influjo luterano, que niega el sacerdocio ministerial y el sacrificio eucarístico que le es propio. Y en parte porque no pocos clérigos restantes ignoran de hecho su identidad sacerdotal, viviendo y actuando un sacerdocio secularizado, ocupado «en las cosas de abajo, no en las de arriba» (Col 3,2). Influye en esto la falta de sacerdotes. Esa enorme carencia trae consigo muchas veces que un sacerdote «atiende» 15 pueblos. O si es urbano, una parroquia de 5 mil habitantes o más. –La participación de los fieles en la Eucaristía dominical en muchos lugares ha pasado en unos pocos decenios de 1000 a 100, de 100 a 10. Pero sin Eucaristía, no hay vida cristiana. –La vida religiosa ha sufrido un proceso negativo semejante al de la vida sacerdotal. Se cierran parejamente seminarios y noviciados.
+ Al debilitarse la fe y la doctrina de la fe cesó en gran medida la acción evangelizadora de la misiones. –La acción de los católicos en la política es casi inexistente, y la poca que perdura es prácticamente testimonial. La gran mayoría de los católicos vota por partidos abortistas, que imponen no sólo por los medios de comunicación, sino también por las leyes. la ideología del género, falsificaciones de la historia y otras muchas maldades. –La anticoncepción se ha generalizado en los matrimonios, de tal modo que la mayoría de los católicos la practican como conquista irrenunciable. –La natalidad se ha reducido lógicamente hasta amenazar la demografía de algunas naciones. En España, el número de hijos por mujer ha caído en los últimos años. En 2020 se situó en 1,18 de media. La natalidad es en España una de las más bajas de Europa y de todas las naciones. –El impudor propio del mundo invadió, con escasas resistencias, al pueblo cristiano, que terminó por aceptarlo en todo: adolescentes, modas, playas, artes, medios, publicidad, etc. –La pornografía profana la inocencia de los niños, y la conciencia de los mayores, por medio sobre todo de las conexiones a internet. –Cada año la vida sexual se inicia a edades más tempranas, a veces promovida por las leyes del Estado para educación.
Estamos, pues, en situación de «católicos corintios». Estamos omo para escuchar a todos… «Es ya público que reina entre vosotros la fornicación» (1Cor 5,1). Cuando estuve entre vosotros, «no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales… Y ni aun ahora lo recibís, porque sois todavía carnales… y vivis a lo humano» (1Cor 3,1-3). Y en medio de esa mugre, Dios mantiene un Resto de Yavé, como a veces crecen flores en un barrizal.
4. –El demonio
«El Príncipe de este mundo» (Jn 12,31; 14,30; 2Cor 4,4) sujeta en la incredulidad a los hombres o lleva a los cristianos a la apostasía por la mundanización del pensamiento, de las leyes y de las costumbres. Y procura por todos los medios que haya Pastores sagrados que promuevan la amistad entre la Iglesia y el mundo… «Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad del mundo es enemiga de Dios?» (Sant 4,4).
El mundo, bajo el influjo del demonio, combate contra la Iglesia, para poner un final definitivo a la era cristiana. En el Oriente predomina la persecución física, haciendo de los cristianos la asociación más perseguida, según estudios del mundo occidental, que apenas frena esa persecución, ni la denuncia. En el Occidente la persecución, guardando en lo posible las formas, es mucho más fuerte y eficaz, por ser espiritual, social, política, legal y cultural. Se coordinan profundamente muchos elementos activos que se potencian mutuamente.
La negación del pecado, reducido a trastornos psicológicos, el ecologismo radical, el combate contra la familia, la patria, la propiedad. La sustitución del sexo por el género, y éste por la opción del sujeto. El feminismo radical invasor. La perversión polifacética de todo lo referente a la vida sexual. La aversión a la autoridad y a la tradición en cualquiera de sus formas, especialmente en la vida familiar, social y política. La glorificación de la rebeldía. La multiplicación innumerable de leyes en todos los campos, en la educación, los impuestos, el ecologismo, la actividad económica, el lenguaje, la sostenibilidad, el cambio climático, el multiculturalismo, la reducción máxima de la natalidad, la proliferación de organismos internacionales, controlados por un cónclave de poderosos, inmensamente ricos, que procuran frenar en todo lo posible el crecimiento demográfico y la identidad propia de las naciones, subordinándolas a una globalización que tiende a ser total, con exclusión de la Iglesia y con la pretensión de su acabamiento.
Para ello cuentan con ayudas activas o pasivas dentro de la Iglesia, sobre todo en sus más altas esferas. El cardenal Agostino Casaroli (1914-1998), secretario de Estado de la Santa Sede entre 1979 y 1990, favoreció unas relaciones de la Iglesia con el Mundo que aún perduran. Y acrecentadas.
5. –¿Podrá el Camino Sinodal vivificar las Iglesias descristianizadas?
+ Papa Francisco
En un discurso de 2014, durante el primer Sínodo de la Amoris laetitia, el Papa adelantó su proyecto de ampliar los Sínodos a una mayor participación de toda la Iglesia:
«El Sínodo de los Obispos es el punto de convergencia de este dinamismo de escucha llevado a todos los ámbitos de la vida de la Iglesia. El Camino Sinodal comienza escuchando al pueblo, que “participa también de la función profética de Cristo“ (Lumen Gentium 12)… El camino del Sínodo prosigue escuchando a los Pastores… Pidamos ante todo al Espíritu Santo, para los padres sinodales, el don de la escucha: escucha de Dios, hasta escuchar en él el clamor del pueblo; escucha del pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama» (4.10.2014).
En 2021 comienza la realización del proyecto: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. Ésta fue la llamada del papa Francisco a toda la Iglesia. «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio». Y se inicia el proceso que las diversas Iglesias locales han de desarrollar en fases sucesivas (2021-2023).
+ El cardenal Jean-Claude Hollerich (1958-)
Jesuita, arzobispo de Luxemburgo (2011-), Presidente de la Conferencia Episcopal Europea (2018-), fue nombrado Relator General del Sínodo sobre la Sinodalidad (16 Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos). Importante cargo para importante tarea. Algunos entendidos estiman que la iniciativa sobre la Iglesia Sinodal es la más importante desde el concilio Vaticano II.
El cardenal Hollerich declaró recientemente que la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad «no era correcta», y debía «cambiarse», dado que se fundamentaba en un «ciencia» obsoleta. También declaró que «no tendría nada en contra» de la ordenación de diaconisas; aunque no lo consideró viable en el presente por la oposición previsible que produciría. Prohibió en su diócesis la asistencia a la Misa de los fieles no vacunados, y pretendió la extensión de esta norma a toda Europa.
+ El cardenal Mario Grech (1957-)
Obispo de Gozo, en Malta (2006), fue constituido cardenal (2020), y en el mismo año recibió el nombramiento de Secretario General del Sínodo de los Obispos. Es, pues, quien dirige la realización concreta de este amplísimo proceso sinodal (2021-2023), que no tiene precedente en su modo de realización. En numerosos viajes a distintas naciones ha explicado el camino sinodal, su espíritu y sus modos propios.
Presenta como fase primera escuchar «mejor la voluntad del Espíritu Santo que habla en nuestro mundo de hoy… Es un camino común hacia nuestro Dios, en el que nuestra humanidad común y la dignidad del Bautismo compartida por todos constituyen el fundamente central de este caminar juntos… No escuchar a cada uno es paralizar la Iglesia dentro y fuerta»… «Nos pondremos “en escucha” de todo el Pueblo de Dios, sin excluir a nadie»…
Ese escuchar, dice, es «un esfuerzo que invita a sus interlocutores a descubrir su valía y valor… porque todos son valiosos, especialmente, las personas y comunidades marginadas, como los refugiados, los emigrantes, los ancianos, las personas que viven en la pobreza, los católicos que rara vez o nunca practican su fe»… «El pluralismo cultural, social y antropológico contemporáneo debe llevarnos a preguntarnos ¿qué tipo de Iglesia queremos presentar al mundo de hoy?» (Vatican News 18.9.21).
+ La Conferencia Episcopal Española
Presenta el camino sinodal por medio de su Comisión para los Laicos, la Famillia y la Vida (23.10.2021). Y medio año después publica la Síntesis sobre la fase diocesana del Sínodo sobre la Sinodalidad de la Iglesia que peregrina en España (11.06.2022). En ella enumera las grandes luces conseguidas en el proceso nacional diocesano del Sínodo: promoción de la mujer en la Iglesia, diálogo interconfesional, ministerios laicales, etc. Nada se dice de la recuperación de los varios sacramentos casi perdidos: penitencia, matrimonio abierto a la natalidad, Órdenes ministeriales, Misa dominical, como tampoco se alude a la soteriología, el misterio de la salvación eterna, la conversión, las misiones evangelizadoras, etc.
Sí se alude también a las cuestiones sugeridas «por un número reducido de grupos o personas»: celibato opcional de los sacerdotes, ordenación de mujeres, en este caso ignorando la negativa de Juan Pablo II: «este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia» (Ordinatio Sacerdotalis, 22.05.1994). Y termina el informe señalando tres especiales urgencias:
- Crecer en sinodalidad. .
- Promover la participación de los laicos. Se entiende, sin clericalizarlos, es decir, sin encomendarles funciones que son propias del Sacerdocio ministerial, como no sea algunas, y en caso de excepción y urgencia. Cristo dio a la Iglesia para siempre una forma fundamental: pastores potenciados por el Espíritu Santo, mediante el sacramento del Orden, para servir en la persona de Cristo a los laicos en el triple ministerio de la Palabra, la Liturgia y la Autoridad pastoral, Y los cristianos laicos unidos a ellos en la comunidad de la Iglesia..
- Superar el clericalismo. Objetivo difícil de entender. En realidad, no se conoce en la historia de la Iglesia un tiempo en que los sacerdotes ordenados hayan sido menos en número y menores en autoridad pastoral efectiva. ¿Clericalismo?… Se han equivocado de siglo.
* * *
–Comentario
No es fácil explicar cómo ha de hacerse algo que no se ha hecho nunca. Por eso algunas expresiones sobre la Iglesia Sinodal que he citado, del cardenal Grech o de otras instancias, son de difícil interpretación. Por ejemplo:
Poco Cristo. Aunque en la Síntesis aludida se declara al paso que «la esencia de la razón de nuestra existencia y misión: [es] anunciar a Jesucristo», apenas se le menciona a Él al exponer –vagamente– el Camino Sinodal y sus modos de organización y acción,
¿«Caminar juntos»?… ¿Hacia dónde?… ¿Por dónde?… «No a todos lleva Dios por un camino» (Sta. Teresa). ¿Es posible «caminar juntos» cuando las determinaciones han de ser tomadas en la Iglesia al modo sinodal?
¿Puede el Papa imponer a la Iglesia para un milenio, como don de Dios, un forma de vida pastoral nueva, el Camino Sinodal, sin precedentes, sin que haya sido considerada en un Concilio ecuménico, sin consultar a las Congregaciones romanas, ni al Colegio de Cardenales? Y si puede ¿conviene? Y si lo hace, ¿guarda su acción pontificia la sinodalidad que exige?
Comenzar el Camino Sinodal por «la escucha del pueblo»… Tanto Cristo como sus Apóstoles comenzaron siempre por la predicación, por la que se enciende la fe (Rm 10,14-17), que nos eleva para la vida sobrenatural (1,17). Ésta ha sido siempre la norma y la acción de la Iglesia.
Escuchar a «cada uno», porque «todos son valiosos», y escuchar especialmente (…) a los «católicos que rara vez o nunca practican la fe»… Pero ¿no son los pensamientos del hombre y los de Dios tan distantes como el cielo de la tierra? (Is 55,8-9). «¡Apártate de mí, Satanás! Tú piensas como los hombres, no como Dios» (Mc 8,33). En el nº 3 de este artículo he descrito la situación mayoritariamente apóstata de los cristianos de Occidente. Católicos corintios: ¿qué luz pueden darnos? Más nos vale procurar con toda el alma atenernos a Escritura, Tradición y Magisterio.
Escuchar al pueblo, «hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama»… Sin comentario.
«El pluralismo cultural, social y antropológico contemporáneo debe llevarnos a preguntarnos ¿qué tipo de Iglesia queremos presentar al mundo de hoy?». Sin comentario.
El reunionismo propugnado por el Camino Sinodal en todos los ámbitos tiene la grave tentación de la «autoreferencia» eclesial continua. Y puede afectar tanto a los sacerdotes como a los laicos. En concreto, especialmente a los sacerdotes, sean del clero secular o del religioso, y tal vez precisamente más a los sacerdotes sobrecargados por edad y capacidad, les quita tiempo para la oración y la liturgia, para el estudio, para la predicación simple y directa, para la atención de las personas y familias, para las parroquias y los demás cargos y encargos, como la suscitación de vocaciones, la dirección espiritual, las obras de misericordia…
El reunionismo multiplica los cargos y los organismos, y es muy difícil ponerle límites prudentes. Cuando la actividad pastoral no se empeña en realizar sus ministerios más importantes –Cristo, gracia, conversión, sacramentos, soteriología, etc.– los pastores, inevitablemente, se muestran «muy ocupados en no hacer nada» (2Tes 3,11). Y se superponen reuniones, planes pastorales, delegaciones, centenarios, años jubilares, días y semanas de esto y de lo otro…
–La información al fin de la primera fase sinodal fue gloriosista
Como dada por sus propios dirigentes y monitores.
En cuanto al número. En la introducción de la Sintesis ya aludida se enumeran, entre otros: Grupos sinodales, 14.000, de ellos 13.500 parroquiales; Diócesis, 70; personas participantes, 215.000, entrando en la cuenta los que participaron al menos una sola vez. Según cálculo de Diego Lanza en Infovaticana, España tiene 47.326.687 habitantes. De ellos, informa el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), un 59,8% somos católicos. Lo que lleva a concluir que en la primera fase del Sínodo intervino el 0,78% de los católicos españoles. Habría que decir, pues, que la participación de los católicos en el Sínodo fue mínima, insignificante. La ficha técnica de estas «escuchas del Pueblo, sin excluir a nadie», es paupérrima; sólo admisible por una Agencia de encuestas especializada en llegar a las conclusiones exigidas por sus clientes.
En cuanto a los titulares y los textos de la información. No obstante la exigüidad patente de la participación, la información de los resultados del Sínodo dada a la prensa por sus dirigentes, ya desde el principio, propició o no evitó en las Agencias de prensa frecuentes falsedades. Durante bastantes días tuvimos que sufrir titulares como «La Iglesia de Talsitio pide al Papa que haya mujeres sacerdotes, celibato opcional en los curas, y apuesta por dotar de más poder decisorio a las mujeres»… «La Iglesia de Talotro quiere abrir el debate sobre»… las tres cuestiones.
«La Iglesia»… es falso. Una mínima partecita de la Iglesia local. Si en la primera fase del Sínodo, supongamos, participó un 0,78% ¿es verdadero afirmar que “La Iglesia de Talsitio o de Talotro” pide al Papa… apuesta por…?» Son titulares y textos de noticia falsos, aunque en algún caso sea el señor Obispo local quien los presenta. Y aún son más falsos si, no siendo unánime el voto de los participantes –como sucede normalmente–, son cuestionamientos propuestos por bastante menos del 0,78% de los católicos locales participantes en el grupo sinodal.
* * *
–Sólo Cristo Salvador salva a la Iglesia
Y este convencimiento de la fe ha de estar vivificando todos los párrafos que exponen el Camino Sinodal, los diversos Planes pastorales, los Congresos, los Ejercicios espirituales, los Movimientos y Asociaciones apostólicas. Así lo expresa Pablo VI con elocuencia poderosa:
«¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio! Para esto me ha enviado el mismo Cristo. Yo soy apóstol y testigo. Cuanto más lejana está la meta, cuanto más difícil es el mandato, con tanta mayor vehemencia nos apremia el amor. Debo predicar su nombre: Jesucristo es el Mesías, el Hijo de Dios vivo; él es quien nos ha revelado al Dios invisible, él es el primogénito de toda criatura, y todo se mantiene en él. Él es también el maestro y redentor de los hombres; él nació, murió y resucitó por nosotros.
«Él es el centro de la historia y del universo; él nos conoce y nos ama, compañero y amigo de nuestra vida, hombre de dolor y de esperanza; él, ciertamente, vendrá de nuevo y será finalmente nuestro juez y también, como esperamos, nuestra plenitud de vida y nuestra felicidad». (Homilía - Manila 29.11.1970).
Para este tercer milenio y para siempre, sólo nuestro Señor Jesucristo es «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6).
José María Iraburu, sacerdote.
Post post. –Dos buenos artículos de Bruno en InfoCatólica:
¿Dónde va el Sínodo sobre la sinodalidad?(1)
¿Dónde va el Sínodo sobre la sinodalidad? y (2)
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