InfoCatólica / Reforma o apostasía / Archivos para: 2015

23.10.15

(344) Sínodo: Oremos unidos a la Iglesia celestial

Fra Angelico - Iglesia celestial –Perdone, pero creo que lo que escribe hoy ya nos lo ha dicho varias veces.

–Es cierto, en el artículo (307) y en otras ocasiones. Pero como no me hacen caso del todo, tengo que repetirlo.

Levantemos nuestros corazones a Dios y a la Iglesia celestial. Es lógico que cuando la Iglesia de la tierra celebra, como ahora en el Sínodo, una importante reunión, se centre en ella la atención de los cristianos. Pero no nos olvidemos de Dios uno y trino, de Cristo, enamorado de su Iglesia-Esposa, de la Virgen María, de todos los ángeles y los santos. El cielo está atento a lo que sucede en la tierra. Y en el resultado de lo que hacemos aquí abajo tiene mucho más influjo lo celeste que lo terreno. Por eso, desde el comienzo, hago notar que en este mundo quienes están participando con mayor eficacia en los trabajos del Sínodo son las comunidades contemplativas, siempre dedicadas por su vida penitente y su oración incesante a traer el cielo sobre la tierra. «Hágase tu voluntad en la tierra, en este Sínodo, como en el cielo».

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19.10.15

11.10.15

(342) Sínodo: agua y aceite. Oremos

 agua y aceite

Según entiendo estamos en que sí, pero no, en el sentido de más bien…

Yo prefiero decir más piadosamente: «bástale a cada día su afán».

El agua y el aceite no se pueden unir. Pueden estar en un mismo vaso, pero por mucho que se agiten y remuevan no pueden fundirse en uno. Esto es algo que cualquiera lo sabe. El agua es más densa y se queda abajo, mientras que el aceite queda en la superficie. Ese modo de inconciliabilidad que se da en el mundo físico, se da también, y de forma mucho más radical, en el espiritual.

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4.10.15

(341) El Sínodo comienza: Palabra de Dios en el Domingo XXVII

Sínodo Episcopal-2014

–Está bien eso. Lo primero es la Palabra de Dios.

–«En el principio era el Verbo» (Jn 1,1).

La lectura continua de la Biblia, tal como nos es ofrecida diariamente por la Iglesia, es sumamente recomendable. Hace años, hablando en dirección espiritual, un joven me dijo que se había decidido a leer la Biblia completa. –¿Y qué orden vas a seguir?, le pregunté. –Comenzando por el Génesis, hasta el Apocalipsis. Yo le recomendé entonces que leyera la Biblia siguiendo la lectio continua que hace de ella la Liturgia de la Iglesia, tanto en el leccionario del Misal romano, como en el Oficio de lectura de la Liturgia de las Horas. Las ventajas de este orden son muchas, como es el estar leyendo un día lo mismo que «toda la Iglesia», al menos la Iglesia latina, está leyendo en ese día.

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28.09.15

(340) Pecado –y 11. Lo primero, no pecar

Murillo- El hijo pródigo

–Lo primero es no pecar… Ascética muy negativa.

–Vamos a ver. Si usted quiere ganarse la amistad de un señor al que le ha robado la cartera, y él lo sabe, me figuro que lo primero que tendrá usted que hacer es devolverle la cartera… ¿O no?

Las edades espirituales

–En la sagrada Escritura la vida de la gracia siempre exige crecimiento; es vida, que bajo la acción del Espíritu Santo, se desarrolla en un constante dinamismo perfectivo. «El justo crecerá como palmera, se alzará como cedro del Líbano» (Sal 91,13). El Reino de Dios en el corazón del hombre es como una semilla que «germina y crece, sin que él sepa cómo» (Mc 4,26-27): «primero hierba, luego espiga, en seguida trigo que llena la es­piga» (4,28-29). La vida cristiana, por tanto, ha de ir pasando siempre de lo imperfecto a lo perfecto (1Cor 2,6; 13,9-10s; Flp 3,9-14), hasta llegar a ser «perfectos en Cristo» (Col 1,28; cf. Ef 4,15-16). «Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre celestial» (Mt 5,48). «Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20).

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