(308) ¿Hay que «deconstruir» el lenguaje católico sobre la fe y la espiritualidad?
–Perdone, pero ya Luis Fernando ha publicado en su blog un post sobre las declaraciones del P. Secondin.
–Bueno, no lo sabía. Voy a verlo… (Vuelto ya). Nada… Ni comparación con el mío.
El padre Bruno Secondin, carmelita, profesor en la Universidad Gregoriana de Roma, ha predicado los ejercicios espirituales que el Papa Francisco, acompañado de la Curia, ha realizado en una casa de ejercicios de Ariccia, cerca de Catelgandolfo (22-27 febrero 2015). El P. Secondin es autor de muchos libros de espiritualidad y exégesis bíblica. Bajo el título de «Servidores y profetas del Dios vivo», ha centrado su predicación en la figura del profeta Elías.
Es posible que sus meditaciones sean posteriormente publicadas, como lo han sido en otras ocasiones los ejercicios espirituales anuales del Papa. Y solamente en ese caso podrán entenderse en su contexto completo ciertas declaraciones del profesor Secondin realizadas en una entrevista después del retiro, que pueden resultar chocantes, y que una vez publicadas, como es previsible, tendrán considerable difusión. Reproduzco algunas, con subrayados míos.
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«Los viejos modelos de santidad siguen teniendo todavía espacio y suscitando atención, sobre todo a través de las numerosas beatificaciones y canonizaciones de personas que vivieron en otro universo cultural y en otro modelo de Iglesia. Pero no suscitan interés en empeñarse por seguir este camino… Hay que repensar profundamente estos modelos, acogiendo nuevos recorridos guiados por el Espíritu, que sigue operando con mucha creatividad. Hay que cambiar incluso el léxico»…
A otra pregunta, relacionada con lo anterior, responde:
«Plantea usted, precisamente, uno de los problemas (junto a otros muchos) del lenguaje moral y espiritual. Necesitamos primero deconstruir el lenguaje, de lo contrario nadie entiende nada. Necesitamos hacer un nuevo ejercicio de creatividad lingüística y simbólica. Vivimos repitiendo viejas antropologías con el uso de términos que ya casi nadie entiende. El Papa Francisco está ayudando a la Iglesia a cambiar el lenguaje»…
Como ya digo, son palabras dichas en un diálogo periodístico, con la imprecisión que es frecuente en el lenguaje improvisado. Pero pensando en la gran difusión que en estos días puedan tener, y siendo gravemente erróneas en lo que dicen, conviene frenarlas cuanto antes, aunque sea brevemente.
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–Los viejos modelos de santidad siguen siendo sumamente válidos y atrayentes
Y lo serán siempre. La conducta de San Esteban, la vida apostólica de San Pablo, las enseñanzas y ejemplos vivientes dados por San Agustín, San Benito, Santo Tomás, San Ignacio, Santa Teresa, o viniendo más cerca de nuestro tiempo, las santas figuras de Teresa del Niño Jesús o de la madre Teresa de Calcuta, y con una razón infinitamente mayor la vida de nuestro Señor Jesucristo, tal como nos la refieren los Evangelios, siguen siendo hoy modelos inmensamente elocuentes, perfectos y atrayentes que tenemos los cristianos, sea cual fuere nuestra personal y concreta vocación. «Repensar profundamente estos modelos», como si se hubieran quedado ininteligibles para el hombre de hoy, es un gran error. En el cual, muy posiblemente, no cree el P. Secondin, a pesar de sus declaraciones públicas tan inexactas.
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–El lenguaje católico actual en cuestiones de fe y de espiritual sigue siendo perfectamente válido
La argumentación del P. Secondín nos hace pensar en los debates intelectuales en torno a los trabajos del Sínodo de la Familia (2014-2015). En ellos los partidarios de cambiar la doctrina y la práctica de la Iglesia en cuestiones como la del adulterio, suelen argumentar con frecuencia que no conseguimos nada «repitiendo» doctrinas que, como lo demuestra la experiencia, ya no son inteligibles al hombre actual. La falsedad de este argumento podría ser denunciada por varias vías, pero me voy a limitar a indicar dos.
1.-Es falso que se venga repitiendo la doctrina de la Iglesia en graves materias. Muy pocas veces se predica clara y directamente, y menos aún se «repite», que Cristo es personalmente Dios, sino a lo más se alude en términos arrianos a que es un hombre divino, por su perfecta unión con Dios. No se «repite» la doctrina evangélica y católica sobre la soteriología (salvación - condenación), porque, para decirlo más exactamente, no se predica nunca. No se repite a un pueblo gravemente enfermo de lujuria la doctrina católica sobre la maravillosa virtud de la castidad y del pudor, porque no se predica nunca o casi nunca. Et sic de caeteris.
Lo que casi siempre ocurre hoy es lo contrario a lo que indica el P. Secundin: que la gente no cree «porque» no se le predica la doctrina de Cristo y de la Iglesia. No, no es cuestión de lenguaje, no es cuestión de «modelos de santidad», por lo visto, ya añejos e in-significantes para el hombre actual. (¿Pero qué dice este hombre?). Es cuestión de que no se predica el Evangelio. «¿Cómo creerán sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oirán si nadie les predica?… La fe es por predicación, y la predicación por la palabra de Cristo» (Rm 10,14-17).
Insisto, esta vez acerca de la moral conyugal y cuestiones relacionadas. Lo que hay que denunciar es que es rarísimo, al menos en muchas Iglesia locales descristianizadas, que se enseñe y predique y «repita» la doctrina del Vaticano II, de la Humanæ vitæ y de otros grandes documentos anteriores o posteriores del Magisterio apostólico sobre esos temas. Ni en Facultades teológicas y Seminarios, ni en cursillos prematrimoniales, ni en la predicación, ni en los confesonarios, ni en asociaciones de laicos, ni en libros y demás publicaciones. Ésa es la causa principal de la trivialización del divorcio y del adulterio, del descenso enorme de la nupcialidad, de la aceptación generalizada de la anticoncepción, de las relaciones prematriomoniales, de las uniones homosexuales, etc.
2.-Quienes predicamos la fe de la Iglesia tenemos la experiencia cierta de que los que creen nuestro católico testimonio lo entienden con toda facilidad. No necesitamos «cambiar el léxico»; en aboluto. Concretamente, si predicamos sobre la castidad conyugal y la indisolubilidad del matrimonio, entienden nuestros oyentes perfectamente el lenguaje que empleamos, porque expresa la verdad del orden natural y porque, asistidos por la gracia de Dios, reconocen las leyes divinas enseñadas por Cristo en su plenitud y elaboradas progresivamente en su expresión por el Magisterio apostólico al paso de los siglos. Y bajo la acción del «Espíritu Santo, que nos «guia hacia la verdad completa» (Jn 16,13), nos sucede lo mismo en todas las demás cuestiones de la fe, de la moral o de la espiritualidad cristiana.
Cuando San Pablo predicaba la castidad a los corintios, por ejemplo, hablaba a quienes vivían presididos por el templo de Afrodita, servido por prostitutas sagradas. Su mentalidad y costumbres afectaban no poco incluso a los corintios cristianos. Sin embargo es en la primera carta a los corintios donde más alta doctrina da sobre la castidad (1Cor 6-7). Él hablaba de la castidad con toda claridad. Pero con los corintios le sucedió lo mismo que en otras partes, como en Roma, por ejemplo: «unos creyeron lo que les decía, otros rehusaron creer» (Hch 28,24). Y entre los creyentes, unos vivirían la castidad, otros a medias, y otros no…
Otro ejemplo. Pablo VI, al enseñar en la Humanæ vitæ la verdad sobre la castidad conyugal, habla con extrema claridad. Cualquier persona con uso de razón normal entiende lo que el Papa quiere decir. El rechazo, pues, de esa doctrina católica no se vencería cambiando el lenguaje de la encíclica, sino cambiando la doctrina, pasando de la verdad a la mentira. Se ve, pues, que el problema no estaba ni éstá principalmente en el lenguaje, ni con mucho: está en abrirse o no a la luz de Cristo, a la gracia divina. «Unos creyeron lo que les decía, otros rehusaron creer», incluyendo entre éstos a alguna Conferencia episcopal.
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«Necesitamos primero deconstruir el lenguaje, de lo contrario nadie entiende nada»
Quizá no sean ésas las palabras exactas empleadas por el P. Bruno Secondin, aunque todo hace suponer que el periodista las transmite con exactitud. Pero dando por cierto que el profesor Secondin haya empleado ese término ¿sabe realmente lo que significa el verbo deconstruir, referido a temas intelectuales, no a los ladrillos y la edificación? El Diccionario de la Real Academia Española da una sola acepción: «Deshacer analíticamente los elementos que constituyen una estructura conceptual»… ¿Es eso lo que el P. Secondin propone como una exigencia para el cristianismo, tal como la Iglesia lo enseña hoy?
Como no quiero alargarme, remito a dos artículos que en 2009 publiqué en este blog: (51) Olegario González de Cardedal. Cristología –I y (52) –y II. Argumentaba yo en ellos contra ciertas tesis suyas, como aquella en la que desaconseja seguir usando hoy ciertos términos.
Por ejemplo, «Sacrificio. Esta palabra suscita en muchos [¿en muchos católicos?] el mismo rechazo que las anteriores [sustitución, expiación, satisfacción]. Afirmar que Dios necesita sacrificios o que Dios exigió el sacrificio de su Hijo sería ignorar la condición divina de Dios, aplicarle una comprensión antropomorfa y pensar que padece hambre material o que tiene sentimientos de crueldad. La idea de sacrificio llevaría consigo inconscientemente la idea de venganza, linchamiento […] Ese Dios no necesita de sus criaturas: no es un ídolo que en la noche se alimenta de las carnes preparadas por sus servidores» (540-541)… Terrorismo verbal.
Y estas barbaridades las dice contra el lenguaje de la Escritura, de los Padres, de la Liturgia, de los Santos y del Magisterio apostólico de la Iglesia sobre el mysterium fidei, el «sacrificio» de la Cruz… Pero, ya digo, no quiero alargarme. En ese lugar pueden ver una buena batería de argumentos, creo yo, de refutación. Me limitaré a transcribir aquí dos textos pontificios.
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San Pío X, encíclica Pascendi, sobre las doctrinas de los modernistas (8-IX-1907)
En varios lugares de su encíclica advierte el Papa a los fieles que en el combate de los modernistas contra la fe católica juega un papel decisivo los modos terminológicos de expresar los misterios de la fe.
Los modernistas «tienen por una doctrina de las más capitales en su sistema y que infieren del principio de la inmanencia vital, que las fórmulas religiosas, para que sean verdaderamente religiosas, y no meras especulaciones del entendimiento, han de ser vitales y han de vivir la vida misma del sentimiento religioso. […] De donde proviene que dichas fórmulas, para que sean vitales, deben ser y quedar asimiladas al creyente y a su fe. Y cuando, por cualquier motivo, cese esta adaptación, pierden su contenido primitivo, y no habrá otro remedio que cambiarlas.
«Dado el carácter tan precario e inestable de las fórmulas dogmáticas se comprende bien que los modernistas las menosprecien y tengan por cosa de risa; mientras, por lo contrario, nada nombran y enlazan sino el sentimiento religioso, la vida religiosa. Por eso censuran audazmente a la Iglesia como si equivocara el camino, porque no distingue en modo alguno entre la significación material de las fórmulas y el impulso religioso y moral, y porque adhiriéndose, tan tenaz como estérilmente, a fórmulas desprovistas de contenido, es ella la que permite que la misma religión se arruine» (n. 11). Por todo ello, «eviten la novedad de los vocablos, recordando los avisos de León XIII (Instrucción 27-I-1902)» (n. 54).
Pío XII, encíclica Humani generis, sobre las falsas opiniones contra los fundamentos de la doctrina católica (12-VIII-1950)
Dedica el Papa varias páginas (nn. 9-22) al comienzo de su encíclica para mostrar que buena parte del relativismo dogmático, moral y espiritual fomenta y exige un cambio de lenguaje en el pensamiento católico. Tras rechazar esa orientación con varios argumentos, concluye:
«Por todas estas razones, pues, es de suma imprudencia el abandonar o rechazar o privar de su valor tantas y tan importantes nociones y expresiones que hombres de ingenio y santidad no comunes, bajo la vigilancia del sagrado Magisterio y con la luz y guía del Espíritu Santo, han concebido, expresado y perfeccionado –con un trabajo de siglos– para expresar las verdades de la fe, cada vez con mayor exactitud, y (suma imprudencia es) sustituirlas con nociones hipotéticas o expresiones fluctuantes y vagas de la nueva filosofía, que, como las hierbas del campo, hoy existen, y mañana caerían secas; aún más: ello convertiría el mismo dogma en una caña agitada por el viento. Además de que el desprecio de los términos y nociones que suelen emplear los teóricos escolásticos conducen forzosamente a debilitar la teología llamada especulativa, la cual, según ellos, carece de verdadera certeza, en cuanto que se funda en razones teológicas» (n. 11).
No conozco las obras publicadas del P. Secondin, pero me figuro que estará lejos de estos errores denunciados en los textos pontificios que he citado. Seguro que él no querrá «deconstruir» el cristianismo tal como hoy se entiende y se expresa. En todo caso, he considerado conveniente rechazar públicamente los errores que públicamente ha declarado…
–¿Es posible que esos errores admitan una interpretación ortodoxa? –Es posible, si se pone en ello muy buena voluntad. –Reconoce usted, pues, que es posible. –Sí, pero también reconozco que es poco probable.
José María Iraburu, sacerdote
Índice de Reforma o apostasía
48 comentarios
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JMI.-De acuerdo. Gracias.
"Concretamente, si predicamos sobre la castidad conyugal y la indisolubilidad del matrimonio, entienden nuestros oyentes perfectamente el lenguaje que empleamos."
Pues si los oyentes entendieran perfectamente el lenguaje empleado, hubiese bastado la Humanae Vitae de Pablo VI, y no los 4 años de catequesis semanales dedicadas al tema por Juan Pablo II, y menos los excelentes libros escritos para aclarar el lenguaje usado por Juan Pablo II en sus catequesis. Entonces, no hagamos como el avestruz. Hoy no es fácil explicar la castidad, y hay que estar siempre en camino, siempre en busca de formas de expresión que la gente de hoy entienda. Por lo demás, estaríamos siguiendo exactamente el modelo de nuestro Señor, que buscó nuevas formas de expresar el Reino, y en todas sus enseñanzas se adaptó con maestría al lenguaje de la gente.
Me gusta que concluya el post admitiendo la posibilidad de una interpretación ortodoxa de las declaraciones del P. Secondin. Aquí le copio mi manera de hallar esa ortodoxia, de un comentario que dejé en el post de Luis Fernando:
Me parece que es innecesario oponer lo que dices tú, Luis Fernando [aquí cámbiese "Luis Fernando" por "P. Iraburu"... y también el "tú" por "usted"], a lo que dice el P. Secondin, ambos dicen cosas que no se excluyen. No es aut-aut, sino et-et. Para decirlo de una manera brillante y concisa, citemos a San Agustín: "Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva". Ambas cosas pueden ocurrir sin excluirse. O, mejor todavía, podemos citar a Jesús: «Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo». (Mt 13,52)
Lo que dice el P. Secondin sobre la santidad, es lo mismo que, expresado de otra manera, dice por ejemplo el P. Jaques Philippe en su excelente libro "En la escuela del Espíritu Santo":
«La santidad no consiste en la práctica de un determinado modelo de perfección que sería idéntico para todos: es el brote de una realidad absolutamente única, que nadie más que Dios conoce y sólo él sabe cómo hacerla manifestar. Nosotros ignoramos en qué consiste nuestra propia santidad, eso se va revelando, poco a poco, a lo largo del camino y, con frecuencia, es algo distinto de lo que podríamos imaginar. Hasta el punto de que el mayor obstáculo para la santidad es, quizás, el de "aferrarnos"a la imagen que nos hacemos de nuestra propia perfección...»
O lo que dice Santa Teresita de Lisieux:
«Mi constante deseo ha sido siempre llegar a santa, mas ¡ay! cuantas veces me he comparado con los santos, he constatado siempre que entre ellos y yo existe la misma diferencia que observamos en la naturaleza entre una montaña cuya cumbre se pierde en las nubes y el obscuro grano de arena, pisado por los viandantes.
En vez de desalentarme, me he dicho: Dios no inspira deseos irrealizables; puedo, pues, a pesar de mi pequeñez, aspirar a la santidad. ¡Engrandecerme, es imposible! He de soportarme tal como soy, con mis innumerables imperfecciones; pero quiero buscar la manera de ir al cielo, por un caminito muy recto, muy corto, por un caminito enteramente nuevo. Estamos en un siglo de inventos; hoy día, no es menester ya fatigarse en subir los peldaños de una escalera; en las casas ricas hay un ascensor que lo sustituye con ventaja. Quiero también encontrar un ascensor para re montarme hasta Jesús, puesto que soy demasiado pequeña para subir por la ruda escalera de la perfección.»
O, si queremos la voz del Magisterio, lo tenemos a Benedicto XVI:
«La santidad se ofrece a todos; naturalmente no todos los santos son iguales: de hecho, como he dicho, son el espectro de la luz divina. Y no es necesariamente un gran santo el que posee carismas extraordinarios. En efecto, hay muchísimos cuyo nombre sólo Dios conoce, porque en la tierra han llevado una vida aparentemente muy normal.
Precisamente estos santos "normales" son los santos que Dios quiere habitualmente. Su ejemplo testifica que sólo cuando se está en contacto con el Señor se llena uno de su paz y de su alegría y se es capaz de difundir por doquier serenidad, esperanza y optimismo.»
«La santidad, la plenitud de la vida cristiana no consiste en realizar empresas extraordinarias, sino en unirse a Cristo, en vivir sus misterios, en hacer nuestras sus actitudes, sus pensamientos, sus comportamientos.
¿Cómo puede suceder que nuestro modo de pensar y nuestras acciones se conviertan en el pensar y el actuar con Cristo y de Cristo? ¿Cuál es el alma de la santidad? De nuevo el concilio Vaticano II precisa; nos dice que la santidad no es sino la caridad plenamente vivida. «“Dios es amor y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él” (1 Jn 4, 16). Dios derramó su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que se nos ha dado (cf. Rm 5, 5). Por tanto, el don principal y más necesario es el amor con el que amamos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo a causa de él. Ahora bien, para que el amor pueda crecer y dar fruto en el alma como una semilla buena, cada cristiano debe escuchar de buena gana la Palabra de Dios y cumplir su voluntad con la ayuda de su gracia, participar frecuentemente en los sacramentos, sobre todo en la Eucaristía, y en la sagrada liturgia, y dedicarse constantemente a la oración, a la renuncia de sí mismo, a servir activamente a los hermanos y a la práctica de todas las virtudes. El amor, en efecto, como lazo de perfección y plenitud de la ley (cf. Col 3, 14; Rm 13, 10), dirige todos los medios de santificación, los informa y los lleva a su fin» (Lumen gentium, 42). Quizás también este lenguaje del concilio Vaticano II nos resulte un poco solemne; quizás debemos decir las cosas de un modo aún más sencillo. ¿Qué es lo esencial? Lo esencial es nunca dejar pasar un domingo sin un encuentro con Cristo resucitado en la Eucaristía; esto no es una carga añadida, sino que es luz para toda la semana. No comenzar y no terminar nunca un día sin al menos un breve contacto con Dios. Y, en el camino de nuestra vida, seguir las «señales de tráfico» que Dios nos ha comunicado en el Decálogo leído con Cristo, que simplemente explicita qué es la caridad en determinadas situaciones. Me parece que esta es la verdadera sencillez y grandeza de la vida de santidad: el encuentro con el Resucitado el domingo; el contacto con Dios al inicio y al final de la jornada; seguir, en las decisiones, las «señales de tráfico» que Dios nos ha comunicado, que son sólo formas de caridad. «Por eso, el amor a Dios y al prójimo es el sello del verdadero discípulo de Cristo» (Lumen gentium, 42). Esta es la verdadera sencillez, grandeza y profundidad de la vida cristiana, del ser santos.»
Con lo del lenguaje también, el volver a explicar con claridad los conceptos oscurecidos, que es absolutamente necesario y urgente, no excluye el usar nuevas formas de comunicación, que hagan que la gente entienda lo mismo de una manera más adaptada a su lenguaje cotidiano (en el que lamentablemente no se encuentran las palabras gracia, contrición, penitencia, santidad, novísimos, etc.).
Un hermoso ejemplo de que ambas cosas pueden ir juntas, y es conveniente que lo hagan, nos lo da, en este mismo portal, Néstor, en su primer post sobre gracia y libertad:
«Si quisiéramos ponerle un acápite a la enseñanza trasmitida en este punto por el Magisterio, se podrían usar las palabras del Papa Francisco: “Dios nos primerea”.»
Lo mismo que quiere decir el P. Secondin, lo dice también don Eudaldo Forment:
«A la juventud de hoy no basta explicarle las cosas, ampliándole su saber en extensión y en profundidad. Hoy en día hay que comenzar todo desde el principio. Incluso podría decirse desde antes, porque hay que disipar todos los errores y prejuicios, que independientemente de la educación que reciben, los han absorbido de lo que podría denominarse la educación ambiental, y que han llenado de tinieblas su entendimiento y enfriado su corazón, perdiendo muchas veces la alegría y la esperanza.
Hay que enseñar de nuevo todo desde los principios del sentido común, siguiendo por la sana filosofía, por los preámbulos de la fe, por todos los contenidos de la doctrina cristiana, hasta llegar a la escatología o los novísimos de toda la doctrina cristina.»
Es bueno buscar lo que hay de bueno y verdadero en lo que las otras personas dicen, para no anteponer el enfrentamiento al entendimiento, para no generar hombres de paja, y combatir, donde desde un principio nos podríamos haber dado cuenta que no nos contradecimos, sino que nos complementamos. Por lo demás, era éste el espíritu de Santo Tomás de Aquino, y que San Juan Pablo II resalta para que lo imitemos:
«Es imposible que el conocer humano y las opiniones de los hombres estén totalmente privadas de toda verdad. Es un principio que Santo Tomás toma de San Agustín y lo hace propio: "Nulla est falsa doctrina quae non vera falsis intermisceat" (S. Th. II-IIae, q. 172, a. 6; cf. también Impossibile est aliquam cognitionem esse totaliter falsam, sine aliqua veritate" S. Th. II-IIae, q. 172, a. 6; cf. también S. Th. I, q. 11, a. 2, ad 1).
Esta presencia de verdad, aunque sea parcial e imperfecta y a veces torcida, es un puente que une a cada uno de los hombres a los otros hombres y hace posible el entendimiento, cuando hay buena voluntad.
En esta visual, Santo Tomás ha prestado siempre respetuosa escucha a todos los autores, aun cuando no podía compartir del todo sus opiniones; aun cuando se trataba de autores precristianos o no cristianos, como, por ejemplo, los árabes comentadores de los filósofos griegos. De aquí su invitación a acercarse con optimismo humano incluso a los primeros filósofos griegos, cuyo lenguaje no resulta siempre claro ni preciso, tratando de llegar más allá de la expresión lingüística, todavía rudimentaria, para escrutar sus intenciones profundas y su espíritu, no cuidando de "ad ea quae exterius ex eorum verbis apparet", sino de la "intentio" (De Coelo et mundo, III, lect. 2, núm. 552), que los guía y anima. Luego, cuando se trata de grandes Padres y Doctores de la Iglesia, entonces busca siempre de encontrar el acuerdo, más en la plenitud de la verdad que poseen como cristianos, que en el modo, aparentemente diverso del suyo, con que se expresan.»
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JMI.-Me parece que no ha entendido bien lo que he querido decir en mi artículo, concretamente cuando viene a decir que el Espíritu Santo "sopla donde quiere" y que hemos de estar abiertos incondicionalmente a su acción. Eso es lo que enseña la teología espiritual, y yo lo hago siempre con especial insistencia.
Y un ruego. No se alargue tanto en sus comentarios. En muchos medios digitales ponen un cierto límite a su extensión. Nosotros no lo hacemos en los blogs, confiando en el buen sentido de los comentaristas. Que a veces falla.
Los que hemos recibido buena doctrina cristiana desde pequeñitos corremos el riesgo de emplear un lenguaje que los neopaganos no entienden. P.ej. hace poco un amigo se me quejaba de que "estaba excomulgado", pues su situación matrimonial irregular le impedía comulgar. (También se lo impide llevar años sin cumplir el precepto dominical, pero bueno ahora ya lo sabe, y esperemos que siga acercándose a la vida cristiana).
En este sentido, creo que "encomendarse a un santo", o "hacer mortificaciones" por Cuaresma hoy en día se entiende menos que "sacrificio", que es un término en el que está más clara su finalidad.
Vale, tenemos un problema al hablar con (neo)paganos.
Pero la solución no es "destruir" la terminología, sino "explicarla": qué entiende la Iglesia por mortificación; qué entiende por "comunión de los santos", y cómo nos pueden ayudar... Y también buscar expresiones que transmitan una enseñanza sin acudir a términos que desconozca nuestro interlocutor.
Al final, lo de "deconstruir"... me temo que pueda ser un chiste o un toque de "cultismo", ahora que está de moda la cocina deconstruida, los edificios deconstruidos, etc.
Respecto a los santos antiguos y modernos, si no me falla la memoria, ya Juan Pablo II insistió en que la iglesia tenía que poder ofrecer modelos de santidad cercanos a las generaciones actuales, sin ningún demérito de los santos antiguos.
La santidad siempre será la misma, pero sería un error dar la impresión de que sólo se puede ser santo por martirio, o viviendo en una sociedad rural confesional de hace 2 siglos o más. Aquí está la tarea que tenemos encargada todos los cristianos de este siglo XXI: hacer ver con nuestra vida que se puede ser santo hoy.
Ninguno podemos escurrir el bulto. Pero si disponemos de modelos (santos y beatos) "de nuestra época", nos ayudarán a explicarnos mejor.
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JMI.-Respondo sólo a su primera frase: Yo creo que no acierta en el diagnóstico.
En lo demás de su comentario, que siempre la Iglesia ha de florecer en santos, y que los de hoy no tendrán los mismos "modos" concretos de los del siglo III o XIX, es obvio.
Sí, tiene que ser una mala traducción...
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JMI.-La entrevista hecha y publicada por Religión Digital se habría hecho en español, y el texto transcribirá seguramente con exactitud las palabras del entrevistado.
El cristianismo en su origen hay que buscarlo en el AT, con la novedad que nos aportó Jesús, llama a Dios Padre o en términos mas profundos y afectivos Abbá y vence a la muerte con la Resurrección .
Hay un lenguaje y comunicación no verbal las emociones y los sentimientos de Jesús, la forma de tratar a los seres humanos, entendiendo la realidad humana en todas sus dimensiones y elevándolas sanando al hombre de raiz por el Amor ,ahora nos podemos preguntar que es el Amor y sin embargo toda persona lo entiende.
Hay actitudes muy profundas ante la vida que incluso son anteriores al lenguaje de cada pueblo ,en el signo lingúistico hay que buscar el significante que es captado por los sentidos y el significado que abstrae y nos da una imagen en la mente .
SI llegamos a la deconstrucción perdemos significado o le ponemos un significado que no opera en lo real.o no coincide con la verdad ej Dios nos hizo sexuados,hoy el género ya no sabemos lo que es ,no tiene verdad en lo real ,en el cuerpo.
El lenguaje en el Espíritu son realidades de fuerzas que operan y que en muchos casos son referentes tomados de los sentidos pero elevados y abstraidos, con eso captamos el mundo del Espíritu con las imagenes del Mundo fisico.
Así el Cuerpo de Jesús en la Tierra es como uno de nosotros pero sin pecado y el Cuerpo Resucitado es visible para los que oran se comunican y reciben la gracia sacramental pero la dimensión no es espacio-temporal y sin embargo es el mismo Jesús.
Los cristianos decimos Jesús el Hijo de Dios Y Jesús se atribuye a si mismo el Hijo del Hombre, no ser humano -hombre- sino haciendo referencia al personaje celeste de Dan7 o lo que nos dice la escritura en el Evangelio de mañana, Jésus se transfigura nos deja ver su identidad mas profunda y aparecen en gloria Moisés y Elias.De la Biblia no podemos cambiar ni una tilde, pues la vida de Jesús esta vertida en el lenguaje de esa época, en ese contexto histórico y en ese lugar geográfico. Jesús al hablarnos de El, nos dice que es Uno con el Padre .
El Amor es ir adquiriendo los atributos del Creador suplicando la luz, por tanto es profundizar cada vez más en lo dado en la Sagrada Escritura.
En muchos ambientes eclesiales es difícil hablar de santidad, salvación o pecado y no resulta comodo escuchar a un san francisco, un san ignacio o un san juan de la cruz.Son interpretados , no escuchados.
Humildad, paciencia y confianza en el Señor, El nos guia siempre.
Si es cierto lo que en mi modesta opinión ,de laico converso y mi "ojo clinico " me insinua.; junto con otros signos que han salido a la luz sobre el Sinodo de la Familia.Pintan Bastos.
Las Iglesias no se van a llenar por "deconstruir el lenguaje" que tal vez crean algunos que en esa deconstrucción tengan aforo completo..
Aqui el problema radical es que deconstruyendo el lenguaje se. falseen Verdades de Fe y vayamos a un segundo paso,que al Adversario,le encantaria y tal vez es lo que esta intentando.Y tal vez con toda la buena voluntad y sin mala fe de todos aquellos que estan provocando el debate ó tal vez no.
Y cual sería el segundo paso . Una Iglesia Universal sin Cristo como centro.Para eso ya esta la ONU .
Y de repente me he despertado ¡¡
Ha sido una pesadilla.......pero por si acaso voy a rezar.
¿Que es la mentira? "La expresión contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa". La mentira se opone directamente a la Verdad, mediante el uso contrario de las palabras, con la intención de desfigurarla, de ocultarla, de que no se conozca. Porque la Verdad hace libre al Hombre. La mentira sólo hace esclavos.
Gracias, p. Iraburu
1 Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios,
y la Palabra era Dios.
2 Al principio estaba junto a Dios.
3 Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra
y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
4 En ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
Heroico: Se dice de las personas famosas por sus hazañas o virtudes, y, por extensión, también por las acciones. (DRAE)
Si nos ceñimos a la definición de la palabra, resulta que Jesús sí que era un héroe y sus virtudes sí que eran heroicas. Y así como no era un profeta cualquiera, sino el Profeta; no un maestro cualquiera, sino el Maestro; no un médico cualquiera, sino el Médico; así también, no era un héroe cualquiera, sino el Héroe; y no era un varón cualquiera, sino el Varón de Dolores. Y su fama se extendía por todas partes, por sus hazañas, virtudes y acciones.
Cuando se tiene un lenguaje limitado, una comprensión de lenguaje deficiente y se ignora el verdadero significado de las palabras es normal que considere "que ya casi nadie entiende" ciertos términos. Ciertamente que la solución en ese caso no es "deconstruir" el DRAE o el lenguaje tradicional católico, sino mejorar el lenguaje propio.
¿Será que lo que el P. Secondin sugiere es que la Iglesia se abra a la posibilidad de reconocer la santidad de una persona aun cuando esta no haya vivido necesariamente las virtudes en grado heroico y aun cuando no se hayan comprobado milagros por intercesión suya?
"Da la impresión que lo que el P. Secondin sugiere es que se comience a canonizar a las personas según un modelo más moderno, accesible y masivo, como ese que circula por internet, y que ha sido falsamente primero atribuido a Juan Pablo II y después de Francisco, "Necesitamos santos sin velo, sin sotana". Santos que usan jeans y zapatillas, que van al cine, escuchan música y pasean con sus amigos, que sobresalen en la Universidad, que son modernos, del siglo XXI, con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo, comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales, que viven en el mundo, se santifican en el mundo y no tienen miedo de vivir en el mundo, que toman Coca-Cola y comen hotdogs, que son internautas, escuchan iPod, que no tienen vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos, que les gusta el cine, el teatro, la música, la danza, el deporte, que son sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros, etc., etc., etc."...
Si es así de fácil, nada obsta para que cuando muera sea yo canonizado, se me rinda culto público y universal, se me asigne una fiesta litúrgica, se me dedique una iglesia y un altar.
No hacía falta tanta zarandaja intelectualoide decostructivista multipolisémica cosmoteandrica apoyada por material multimedia.
Solo hacía falta Fe, Sacrificio (Sí, como suena, no es tan dificil entenderlo. Se explica en tres minutos) y una buena formación, todo ello por la Gracia de Dios.
Si se ha podido llevar la Palabra a Asia sin que ésta sea cambiada ¿qué hay entre nosotros para que no podamos entenderla?
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JMI.-El Evangelio dice que las tinieblas rechazan la luz (Jn 1,5). E incluso señala la causa: "para que sus malas obras no se vean denunciadas" (Jn 3,19-21). Reconozcamos que en esto poco tiene poco que ver "el lenguaje", sino que son causas espirituales. Y la apostasía de tantas naciones antes cristianas viene de lo que en este párrafo se indica. El que espere que pueda ser revertida con cambios de lenguaje está muy errado. Las causas de la increencia son mucho más profundas.
Toda la predicación de San Francisco de Javier la hizo con traductor, siempre, porque en pocos años estuvo en muchos sitios, y nunca pudo predicar en el lenguaje local. Sin embargo, le entendían perfectamente. Por supuesto, "unos creían, y otros rehusaban creer". Pero no estaba el problema en el lenguaje.
Eso no quita, por supuesto, que procuremos expresar el Evangelio cuidando el lenguaje y procurando ajustarnos lo más posible a las entendedoras de los oyentes. OBVIO.
Lo que uno siembre, eso cosechará. El que siembra para la carne, de ella cosechará corrupción; el que siembra para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna."
Nos hemos acostumbrado a sembrar para la carne y el mundo. Así, nuestros diagnóstico no son certeros,ni nuestras soluciones dan fruto.
Porque no son según el Espíritu. El Espíritu Santo, claro. Nos hemos convertido en hombres naturales, Incapaces de apreciar la Gracia y la acción del Espíritu en lo mas pequeño e insignificante de nuestra vida.
I Cor. 2, 14 :"El hombre puramente natural no valora lo que viene del Espíritu de Dios: es una locura para él y no lo puede entender, porque para juzgarlo necesita del Espíritu."
"Si el Señor no construye la casa,en vano trabajas los que la construyen"(Salmo;127)
"He puesto Mis Palabras en tu boca y te he ocultado con la sombra de Mi mano"(Isaias;51;16).
No porque se cambie el lenguaje de la predicacion,adaptandole a los tiempos, el mundo va a estar mas receptivo. No es una cuestion del lenguaje, es una cuestion de Gracia ,mediante la Fe,para tener una potencia evangelica ,como los Apostoles,efectiva. Creo,que es una cuestion de vivir en Santidad,de estar muy unido a Cristo. La Palabra de Dios, hasta que no es vivificada ,no es comprendida, en cierta medida, a cabalidad; hasta que no nos da la Vida,nos parece letra muerta ; hasta que no somos cambiados del estado natural,al sobrenatural por el que la gracia nos hace participar de la Vida divina ,la tenemos como enemiga,contraria y aborrecible; como utopia irrealizable; como locura y necedad.
La Paz de Cristo.
Toda la predicación de San Francisco de Javier la hizo con traductor, siempre, porque en pocos años estuvo en muchos sitios, y nunca pudo predicar en el lenguaje local. Sin embargo, le entendían perfectamente. Por supuesto, "unos creían, y otros rehusaban creer". Pero no estaba el problema en el lenguaje.
Excelente Padre!!!!!y Así Don Bosco, con los niños, San Felipe Neri, con los niños de la calle de Roma y sus oratorios.En la Iglesia!!! Ya está todo, hecho simplemente ,hay que volver a las fuentes de la Espiritualidad, leer libros que provoquén unción, por donde paso el Espiritu Santo, y nunca libros Y/o obras que enfr1án el alma.
La Unión con el Señor, es la unica practicada por los Santos de todas ,las epocas, es decir, no soy yo sino Cristo en mi, es el Señor el que actua.Se de Carmelitas que no creen en San Juan de la Cruz, está superado, se odia a los místicos, la unica que existe.!!
También de observantes en general los que siguen a Santa Maravillas de Jesús.
Que se hace Vida y Amor en nosotros bautizados en la Trinidad Santa,el cristiano ya no es el hombre natural es el hombre transformado en Cristo Jesús por la gracia ,es preciso nacer de nuevo le dice Jesús a Nicodemo (Jn 3),desprenderse del hombre natural es obra del Señor Jesús que actua en nosotros si le dejamos y por el Espiritu Santo obra maravillas.
Todos los cristianos estamos llamados a ser santos si le seguimos y ÉL no nos defrauda, vino para obrar en la Tierra el misterio de la Redención del Ser humano. La grandeza que traemos entre manos es la maravilla obrada por Jesucristo ,pero seguimos ciegos y sordos a su Palabra eterna -ÉL- ya que su Persona siempre estuvo en el Seno trinitario.
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón"(carta a losHeb ).Esta palabra de Dios no puede ser deconstruida es PODER y remite a la Trinidad.
"Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta".
El lenguaje humano remite a las cosas ,a la materia ,pero el Logos es el poder de Dios y obra la Santidad y da la vida eterna a los que la Escuchan y los hace partícipes de la vida divina trinitaria.
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JMI.-Los hijos aprenden a hablar de sus padres, especialmente de la madre.
A los cristianos nos enseña a hablar la Iglesia, nuestra Madre.
¿Alguna objeción?
"Necesitamos primero deconstruir el lenguaje, de lo contrario nadie entiende nada".
Creo que la interpretación más benévola que puede darse a estas palabras del P. Secondin es ésta:
"No sabe lo que dice, ni entiende lo que tan rotundamente afirma" (cf. 1Tim 1,7).
Si en los 50's un obispo norteamericano hubiera dicho que un santo debe ser "gay", porque "un santo triste es un triste santo", todo el mundo le habría entendido. Si lo dijera hoy, llenaría de titulares toda la prensa mundial.
Del mismo modo, hay ciertas palabras que eran clarísimas hace mil años y hoy no se entienden. Se cuenta por allí la anécdota de una catequista que le explicaba a los niños que Dios es bueno "como el pastor con sus ovejas", los niños asentían y al final alguien preguntó "¿qué es una oveja?". Ciertamente, hasta que uno estudia cómo es la vida en el redil (hay un libro titulado así, para quien le interese. El autor no es católico, pero igual enseña mucho), uno no entiende qué significa en la realidad que Jesús sea "el buen pastor".
La deconstrucción del lenguaje sirve exactamente para eso. Analicemos qué quería decir Sondheim con "I feel pretty and witty and gay" y veremos que no tiene nada que ver con la orientación sexual. Por mucho que nos esforcemos en enseñarle a los estudiantes de música el lenguaje de la primera mitad del siglo 20, sería más efectivo decirles "ella se siente feliz". Tione Watkins afronta el problema cambiando el verso a "I feel pretty and witty and bright".
Secondin lo explica claramente con la palabra "sacrificio". Ya no significa hoy lo que significaba antes. Ya no es una reparación sino un daño cruel. El sentido original de la palabra sacrificio se ha perdido y hoy provoca que la gente esté dispuesta a cargar pesadas andas, pero sea incapaz de dar un vaso de agua a un pobre (esto, en mi país, especialmente en Cuaresma). Si cambiamos el término por algo más comprensible, la gente lo entendería mejor y entendería la importancia de compartir ("sacrificar") sus bienes por el bien de otros.
Sin duda que los puristas querrán conservar la letra original de Sondheim en West Side Story, y está bien, para un público reducido. Pero si la gente sigue oyendo esa canción con la letra original en lugar de la adaptación que hizo Glee, va a terminar concluyendo que María se alegró de ver muerto a su novio.
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JMI.-Los hijos aprenden a hablar de sus padres, especialmente de la madre. Los hijos de Dios, los cristianos, hablamos el lenguaje cristiano que nos ha enseñado la Iglesia, que es nuestra Madre. Su lenguaje, partiendo de las Escrituras y especialmente del N.T. se ha ideo elaborando a lo largo de XX siglos, incorporando palabras y expresiones de las culturas. El que no es cristiano, lógicamente no entenderá muchas palabras cristianas. Pero para eso está la predicación y la catequesis, para enseñar a pensar y a hablar en cristiano. Lo que hace, p.ej., el Catecismo de la Iglesia de 1993.
Si no nos enseña la Iglesia Madre a hablar del Evangelio, de las creencias y de los mandamientos que rigen la vida cristiana ¿quién nos enseñará a hablar de todo eso, el P. Secundin, una vez que con la ayuda de teólogos y filólogos haya logrado "cambiar el léxico"?
Por otro lado, serán "muchos léxicos", no uno, según el pensamiento y la creatividad de sus autores.
Es salir de Pentocestés y regresar a Babel.
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Todo lo contrario. "Todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios", (Hch 2,11) significa precisamente todo lo contrario. Que el mensaje es el mismo, sin importar en qué idioma se exprese. Incluyendo el lenguaje que hoy la gente habla.
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JMI.-El lenguaje cristiano lo enseña la Iglesia ateniéndose a la Escritura, la Tradición, la Liturgia, los grandes documentos de la Iglesia (p.ej., Concilio Vaticano II, Catecismo de la Iglesia, etc.), que luego son traducido con intento de gran fidelidad a las diferentes lenguas modernas. Allí le Iglesia expresa qué debemos entender por fe, sacrificio, bautismo, eucaristía, penitencia, abnegación, etc. Sin esa enseñanza común de la Iglesia a todas las naciones, cada uno entendería ésas y otras palabras fundamentales del cristianismo a su modo, pasando así de Pentecostés a Babel.
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JMI.-Por supuesto que "el lenguaje común de la Iglesia" se expresa con acentos propios según edad, nación, circunstancia, carácter personal, etc. Pero hay un lenguaje común. Y nadie es quién para "cambiar el léxico" común de la Iglesia.
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JMI.-Para rebatir los errores doctrinales, morales, litúrgicos, etc., que surgen continuamente en la historia de la Iglesia (ya abundaban en tiempo de los Apóstoles), es obligado describir esos errores. No habría modo alguno de refutarlos si no los describiese.
Por otra parte, en InfoCatólica, p.ej., los escritos polémicos-apologéticos son una parte muy menor a los textos informativos y formativos.
Y por otra parte, otra más, la cantidad de escritos apologéticos viene exigida por la cantidad de errores que surgen. En tiempo de muchos errores debe haber muchos escritos apologéticos, siempre unidos, claro, a los simplemente confesionales de la fe y formativos.
Quiero expresarle mi temor de que se está formando una nueva iglesia que ya no es la de Cristo. Con nuevo vocabulario, tendrán que reformar el Código de Derecho canónico, los procesos de canonización, los dogmas, etc. La nueva forma de organizar a la Iglesia también tendrá que cambiar el Código de Derecho canónico.
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JMI.-Le aconsejo leer mi articulo (307) para vencer esos temores excesivos.
He aquí el tremendo peligro de las propuestas deconstructivas, y su grave falta de responsabilidad.. deconstruyendo deconstruyendo....se llega hasta la nada.
El deconstruccionismo es un ataque brutal de las ideologías modernas contra el logocentrismo.
Que en teología no es otra cosa que un ataque a la centralidad del Logos Viviente.
En lugar de santidad cristocéntrica, Logocéntrica, una moralidad ideológica centrada en los intereses del hombre moderno.
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JMI.-En pocas palabras resume aquí Alonso Gracián lo que dice más ampliamente en su excelente artículo actual "Que la santidad no caduca y es cristiano el heroísmo".
"No sabe lo que dice, ni entiende lo que tan rotundamente afirma" (cf. 1Tim 1,7).
Nuevamente excelente, y es la más benevola!!!!!!!En su blog, no digo lo que pienso.
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JMI.-Quizá le interese leer mi artículo (216) sobre las traducciones.
San Juan de la Cruz , repitiendo uno de sus postulados funadamentales de todo su sistema, enjuiciará así esta sofística del humanismo actual"Que esta es la bajeza de nuestra condición de vida;que como nosotros estamos podría haber dicho "Queremos", que estén los otros, y como somos juzgamos a los demás,saliendo el juicio y comenzando de nosotros mismos y no de afuera.Pero a la verdad,como quiera que todo bien del hombre entre otros la objetividad, que nos define ,rige,dirige y relaciona y destina,y el hombra de suyo ninguna cosa pueda buena,con verdad se dice que nuestro levantamiento es levantamiento de Dios"Ll 4,8" y sigue es excelente.........
Es insólito este comentario.
Le diria que está muy bien en el Catecismo Universal de la Iglesia, que es magisterial, y aunque me guste,San Juan de la Cruz, como me lo explico, mi director es Superior, al escrito de cualquier maestro de la vida interior, claro es Cristo.
De todas maneras Nuestra Madre la Iglesia, siempre defendió a estos Maestros de la Vida Interior,y en textos conciliares clarisimanete, se habla de que nuestra fecundidad de apostolado seglar depende de nuestra unión vital con el Señor.Textos que en la apostasía generalizada, ni se recuerdán ni practican.
La palabra sacrificio se entiende perfectamente como privación de un bien que se realiza a favor de alguien o algo, que pasa a considerarse más importante que el bien perdido.Se entiende en un contexto religioso y en uno no religioso, y no es compartir.
Es un ejemplo de como deconstruir el lenguaje y manipular el significado de las palabras para darles un sentido diferente del que tienen porque resulta indigesta la imagen de un Dios que además de infinitamente bueno es infinitamente justo.
Uno se sacrifica para aprobar un examen o correr una maratón y no comparte nada.
Es obvio que hay que adaptar el lenguaje para hacerlo accesible y sugerente, atractivo, incluso poético, pero cuidado, sin cambiar el significado ni la verdad que pretenden mostrar.
Jesús se ofreció como sacrificio, como el cordero de Dios que expiaba los pecados de la humanidad. Compartió su vida entre la gente como otros pueden hacerlo, pero además la entregó, no se la quitaron y solamente por ser quien es, Dios, el valor de su sacrificio puede ser salvación para nosotros si aceptamos su infinito don.
Ahora bien, si el pecado no existe o no conviene hablar de él porque molesta las conciencias bienpensantes o la cultura postmoderna , de que nos salva Cristo? de que nos redime o libera? es acaso solo un maestro de sabiduria o un profeta que denuncia injusticias?No, es un rey, el Rey del Amor bajado del cielo.
Un verdadero rey, no solamente ha de estar dispuesto a no cometer mal alguno sino a padecerlo por amor como el pastor que da la vida para salvar a las ovejas de los lobos.
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JMI.-La realidad del "sacrificio" y la palabra que lo significa tienen más de tres mil años de antigüedad continuamente actualizada: desde el sacrifico de Abel, de Abraham, del Cordero Pascual, del Siervo de Yavé, del mismo lenguaje de Cristo ("mi cuerpo que se entreaga", "mi sangre que se derrama"), de la Carta a los Hebreos y de las Cartas apostólicas, de los santos Padres, de los Concilios (Trento, Vaticano II, etc.), de todas las Liturgias orientales o latinas, de las Plegarias Eucarísticas del "Novus Ordo" postconciliar, del Catecismo de la Iglesia, de encíclicas recientes...
Tratar de "eliminar" el uso de esta palabra, ¿sustituyéndola por cuál?, porque hoy puede ser mal-entendida, es un intento "manicomiale". Lo que hay que hacer es explicarla en predicación y catequesis, como viene exigido igualmente por tantas otras palabras "cristianas": bautismo, eucaristía, ab-negación de sí mismo, tomar la cruz y seguir a Jesús, castidad, caridad... Todas pueden ser mal-entendidas por quien a través de la predicación, la catequesis, la liturgia, etc. no ha entrado por la fe en el mundo de la Iglesia, ignorando así el lenguaje del cristianismo. Tratar de "alergizar" al pueblo (¡y a los sacerdotes!) contra la palabra "sacrificio", hasta inutilizarla prácticamente, mediante un terrorismo verbal indecente es una acción incalificable... Mejor dicho, es calificable.
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JMI.-No lo entendía yo como crítica.
Pero le recomiendo leer mi (307).
Un sacerdote que misionaba en esa área del país descubrió el problema muy recientemente y modificó la fórmula para decir "el Señor Jesucristo", para que se entendiera que en la Hostia está Cristo completo, en todo su cuerpo alma y divinidad.
En opinión de ustedes para que no se deformara la doctrina, habría que mantener a mi pueblo comiendo el cadáver del Señor, porque en Myanmar hablan de otra manera y sin el "lenguaje común" no hay Iglesia Católica. A mí me parece ridículo.
Exactamente lo mismo se puede decir de todo el lenguaje anacrónico que se pretende meter a la fuerza en el mundo de hoy.
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JMI.-La cuestión a la que usted alude no tiene nada que ver con la que trata el P. Secondin y trato yo en este artículo. Él habla de "de-construir" un mundo léxico que lleva 2.000 años funcionando, "cambiar el léxico" ya "construido", alegando que ya no se entiende.
Usted habla de "otra" cuestión: cómo expresar la Revelación divina plena realizada en la historia de la salvación y en Cristo a un pueblo al que faltan nociones y palabras como "cuerpo" (y se supone que tantas otras le faltarán: "persona", "libertad", "culpa personal", "responsabilidad", etc.).
La "traducción" de la Revelación hecha por Dios a los hombres a través de una "historia de salvación" hecha con palabras y signos presenta, evidentemente, en ciertas culturas, sobre todo si son muy primitivas, problemas y dificultades no pequeñas. Y la Iglesia, con la ayuda de Dios, hace lo que puede, que es mucho, como lo prueba la historia de las misiones.
Pero cuando el P. Secondin (o el profesor Olegario) habla de "deconstruir" el lenguaje cristiano está refiriéndose primariamente a un mundo que lleva 2.000 años usando esas palabras que él quiere cambiar, "cambiar el léxico". No tiene nada que ver con el caso al que usted alude.
Y por otra parte, en cualquier obra sobre Historia de las Religiones podrá usted comprobar que, p.ej., la idea y la práctica de los "sacrificios" cultuales ha sido conocida y practicada por casi todas las religiones y culturas.
Japón está muy lejos cultural y verbalmente del Occidente cristiano cuando llegan los misioneros, pero los mártires de Nagasaky mueren en la cruz uniendo el "sacrificio" martirial de sus vidas al "sacrificio" redentor de Cristo. Lo entienden perfectamente. Y piensan y expresan su "sacrificio" con la palabra japonesa más adecuada, que por supuesto no tendrá raíces filológicas latino-greco-germánicas.
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JMI.-Que su gratitud tome siempre forma de oración por nosotros.
"Danos, Señor, tu luz y tu verdad".
¿Cualquier laico puede entender el lenguaje de la suma de santo tomas?
¿Sabe cualquier laico que la biblia maneja un lenguaje oriental caracterizado por analogías y parábolas distinto del occidental que maneja la lógica?
¿todos los documentos de la iglesia los puede entender cualquier laico?
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JMI.-Abajo le respondo.
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Obviamente usted no tiene hijos ni trata con jóvenes, así que permítame ilustrarle un poco.
Si usted va con un joven y le pregunta por el cassette de la VHS, daría exactamente lo mismo que si le preguntara qué hace un brontosaurio caminando por el jardín. Y estamos hablando de tres palabras que hace escasamente 20 años eran de uso común y que son objetos simples fáciles de explicar.
Cuando usted está hablando con una persona que siente que 15 minutos sin WiFi es una tortura insoportable, el concepto de "sacrificio" que esta persona tiene es bastante diferente del que tenemos usted y yo.
Sumemos a esto que vivimos en una cultura que se comunica en 140 caracteres o menos. No se puede pretender que para explicar la primera palabra usted tenga que hacerle estudiar 2000 páginas de la Summa Teológica en latín, y aún así, seguirse quedando con dudas.
El lenguaje de dos mil años ya no existe fuera de los muros de los monasterios, y también allí ya es escaso. Hoy la gente normal habla otro idioma, los ancianos que aún leemos párrafos enteros sin fotos somos escasos.
Y ponga mucha atención: Nadie está hablando de cambiar el MENSAJE. Se habla de cambiar el LENGUAJE para que se entienda. En lo personal no veo de qué manera racional alguien puede oponerse a que el mensaje se entienda. En otros tiempos, quizás, cuando se consideraba "peligroso" que la gente leyera es comprensible que se quisiera mantener el Evangelio oculto a las masas. Pero hoy en día, que toda la información del mundo está al alcance de Google, pretender que la gente se mantenga en la ignorancia me parece muy poco evangélico.
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JMI.-Abajo le respondo.
(No sé qué vida habrá llevado Ud,
pero creo muy probable que yo en catequesis, retiros, dirección espiritual, reuniones, clases y conferencias, he tratado con muchísimos más jóvenes que usted, teniendo ellos niveles de formación cristiana previa muy diversos: cero, algo, bastante, mucho).
No hay que olvidar que los evangelios se escribieron en griego y no en hebreo y eso posibilitó su expansión rápida por todo el mediterráneo.
La cristiandad medieval estuvo muy marcada por el uso del latín como lingua franca en toda Europa. Quizás el vestigio más precioso que nos dejó el Imperio romano. No obstante, el cisma de Oriente podría explicarse también por la preponderancia del griego sobre el latín en la Europa oriental.
El progresivo desarrollo de las lenguas vernáculas y el olvido del latín entre el pueblo llano fue distanciando culturalmente las distintas monarquías europeas de Roma. Más tarde la imprenta y la posibilidad de acceder a los textos sagrados en traducciones en lengua vernácula, fomentó el libre examen y el principio de "sola scriptura", elemento clave para explicar el cisma protestante.
Quien puede negar la actual influencia negativa del secularismo anglosajón sobre el cine, la música, la cultura, etc.
Hoy nos encontramos ante la revolución de Internet y la hegemonia definitiva del inglés en todo el mundo. Es mucho más dificil encontrar buenos libros de espiritualidad católica en inglés, que en castellano, al menos esa ha sido mi experiencia hasta el momento.
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JMI.-Abajo le respondo.
Cuando el P. Secondin nos dice, y ustedes con él, que "hay cambiar el léxico" cristiano, que "hay que deconstruir el lenguaje [cristiano], porque si no nadie entiende nada", no hablan partiendo de la realidad.
Desde el lenguaje de Jesús y de los Apóstoles hasta el lenguaje, p. ej., del Catecismo de la Iglesia (1993) ha habido, por supuesto, un desarrollo, que guarda siempre viva la referencia al Evangelio y a la tradición viva de la Iglesia. Pero el lenguaje actual cristiano es perfectamente entendible por cualquier persona de cabeza normal. Y si alguna palabra vemos que los oyentes no la entienden o que la entienden mal (p. ej., si en un ambiente oriental la palabra "resurrección" la entiende como "reencarnación"), se les explica el sentido cristiano y lo entienden sin problema. ¡Otra cosa es que la gente crea lo que se le predica, y que venga a la fe! ¡Y otra cosa más es que viva conforme a esa fe!
No tiene sentido preguntar si los oyentes normales son capaces de entender el lenguaje de Sto. Tomás. La teología científica se ve obligada a usar términos propios que no se usan nunca en el lenguaje cristiano normal. Lo mismo pasa hablando a nivel científico de cualquier tema, p.ej., del clima: uno es el lenguaje de los climatólogos, otro el de la gente normal que habla del tiempo. Pero el cambio de léxico al que alude el P. Secondin (y ustedes) no se refiere a ese alto lenguaje filosófico-teológico científico, sino a la "deconstrucción" del lenguaje cristiano común; el del Catecismo actual, por ejemplo. Y cuando nos oponemos a ello estamos partiendo de la realidad, de la que presentaré dos simples ejemplos.
1. Los neocatecumenales han fundado en medio siglo unas 40.000 comunidades en 120 países (cosa que se dice pronto) sin necesidad de "cambiar el léxico", ni "deconstruir" el lenguaje cristiano. En países totalmente ajenos al cristianismo han tenido que "traducir" el lenguaje cristiano cuando no había palabra local equivalente, o han buscado la palabra indígena más próxima, dándole con cuidado el sentido cristiano, o incluso en ciertos casos habrán tenido que introducir un neologismo. Pero todo eso lo han hecho ateniéndose siempre, como referencia fontal, al lenguaje cristiano tradicional: el de la Biblia, la liturgia, la tradición, los catecismos. Y conviene advertir que la mayoría de los que entran en el Camino son "conversos": no eran "gente de Iglesia", sino que han venido del alejamiento de muchos años o de la increencia.
2. Mons. Munilla, otro ejemplo, predicando una hora cada día en Radio María el Catecismo de la Iglesia en español, lo va explicando (a veces frase por frase) y le entienden sus oyentes perfectamente. A veces le escuchan personas (un enfermo en un hospital, un camionero viajando de noche por Centroeuropa) que nunca han tenido trato con la Iglesia, o no lo han tenido desde que hicieron la primera comunión. Y le entienden perfectamente, sin que él haya tenido que "cambiar el léxico". Y se han producido no pocas conversiones.
El lenguaje actual cristiano es perfectamente idóneo para expresar la Revelación divina a los hombres, el misterio de la fe. Estén tranquilos en este asunto, no se preocupen. Eso sí, recen mucho para que haya muchos predicadores que prediquen de verdad el Evangelio, la fe cristiana. Y para que los hombres se abran a la fe en Cristo, y reciban la palabra de los evangelizadores como los griegos de Tesalónica recibieron la predicación de san Pablo hace veinte siglos: "cuando os predicamos la palabra de Dios la acogisteis no como palabra de hombre, sino como palabra de Dios, como es en verdad, y que obra eficazmente en vosotros, los que creéis" (1Tes 2,13).
Cristo, que nació en un pesebre, solamente predicó durante 3 años tras 30 años dedicado al oficio de su padre, y lo hizo en arameo, no escribió nada, y eligió tener solamente 12 discípulos, no especialmente cultos ni influyentes.
Que Dios nos conceda su sabiduría y el "don de lenguas" para que podamos aplacar las embestidas del demonio y Cristo reine en nuestros corazones y en el de todas las personas.
"Así será mi Palabra que sale de mi boca, no volverá a mí vacía sin haber realizado lo que deseo, y logrado el propósito para el cual la envié.Is 55:11
Jesús en los Evangelios"Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Y en Mc 13:31 El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán..
Si buscamos el Significado último de Palabra,es el HIJO engendrado por el Padre, es Jesús encarnado quién nos lo revela y sin ÉL- Palabra no hay acceso a Dios Padre por incapacidad de comprensión, sin la Palabra no hay entrada, pero más esa Palabra se encarnó en la Historia de un tiempo concreto y se fue revelando primero a los profetas y luego de forma plena en Jesucristo ,que nos lleva al Padre por el Espíritu Santo.
Deconstruir la Palabra es quitarle todo origen y destino .No es lo mismo las palabras que nos remiten a las cosas de este mundo - los significantes-.
La Palabra y la Santidad pertenecen a lo inefable ,pero es lo Revelado por el Señor ,si cambiamos el Nombre perdemos el cristianismo y ahí adios lo eterno.Lo humano sólo ,no nos salva.
Jesús lo dice muy claro "Mis palabras no pasarán" pues están asentadas en lo eterno ,esta Palabra es tan única que no hay otra ,pues Jesús el Señor es sólo uno es ETERNO es la fuerza, es la vida .La fuerza de la Palabra hay que buscarla en su origen, es omnipotente, omnipresente y tiene una forma de ser nombrada y es eficaz,para hacerla accesible a la humanidad, no es que ella no se entienda, es que es misterio de fe y falta por parte humana la respuesta a esta Palabra.
Afirmemos cada vez más la Sagrada Escritura además la Iglesia nos ha bautizado en lo Eterno
Mat 28:19-20 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Eso ya viene de lejos.
En todos los casos que usted cita, los pastores están predicándole al coro. Si uno sintoniza Radio María para escuchar a Monseñor Munilla explicando el catecismo, lo mínimo que se puede esperar que es que uno tenga intención de entenderle y haga el esfuerzo por lograrlo.
Con esas disposiciones, este servidor de usted ha leído párrafos enteros en latín en libros de teología, sin el beneficio de la traducción, y mal que bien he entendido aunque sea el 50%. Con el griego me ha sido imposible, pero con el latín, ahí vamos. Aún así, me he pasado los últimos diez años meditando el misterio de la Transfiguración y apenas ahora empiezo a arañarle la superficie.
No sé si alcanza usted a comprender que hay una pequeña diferencia entre el oyente de Radio María que se persigna antes de prender la radio y reza un Rosario después de apagarla, y el resto de la gente que lo que más lee son actualizaciones de Facebook con fotos de gatos. No digo que no hablen el mismo idioma: digo que viven en dos planetas completamente diferentes.
Quizás para usted es muy fácil decir "pues ellos se lo pierden, allí está Radio María y Monseñor para quien quiera salvar su alma", pero para mí todavía resulta un poco molesto pensar que entre los mil millones de usuarios de Facebook en móvil que hay en el mundo, no pueda aún salvarse un alma que no puede pronunciar la palabra "transverberación".
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JMI.-Hay que predicar más y con más fuerza y claridad el Evangelio de Cristo, tal como lo propone el Magisterio apostólico de la Iglesia. Cuando uno "cree" de verdad, ya encuentra siempre las palabras más adecuadas para transmitir la fe de la Iglesia. Eso es lo que suscita la fe y el justo vive de la fe.
Cuando se debilita la predicación de la fe católica, y se multiplican las voces heréticas o/y cismáticas, se silencia o se "deconstruye" el lenguaje católico y se arruina la Iglesia: se viene abajo.
Eso es de experiencia, no es mera teoría.
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