El Obispo don José Diéguez Reboredo: sencillez, terquedad y retranca
No me ha hecho feliz tener noticia del fallecimiento de nuestro señor Obispo emérito de Tui-Vigo, don José Diéguez Reboredo. Era una buena persona, un buen sacerdote y un buen Obispo.
Tomó posesión de la diócesis de Tui-Vigo; es decir, inauguró su ministerio pastoral en esta Iglesia particular un domingo, catorce de julio de 1996. Ese día hacía en Tui un calor insoportable: “Caían los pájaros”, rememoraba, años después, don José Diéguez.
El domingo anterior, el siete de julio de 1996, el Obispo administrador apostólico, don José Cerviño, ordenaba a algunos sacerdotes diocesanos.
En 1996 había acabado yo, en Roma, la Licenciatura en Teología. De hecho, volví a Vigo con todo el cargamento: mi título de Licenciado, mi primer ordenador personal y mi grato recuerdo de mis dos años de estudios de Licenciatura en la Pontificia Universidad Gregoriana.
A mi regreso, ya estaba a punto de ser Obispo de Tui-Vigo don José Diéguez. En suma, por petición de mi director de tesina, con la recomendación del Obispo ya casi emérito y con la aprobación del nuevo Obispo, volví a Roma. Y, por estas cosas del destino, me doctoré en Teología en la Universidad Gregoriana.